Se inaugura Comité Especial de la CEPAL sobre Protección y Desarrollo

Con el objetivo de visualizar la problemática entre crecimiento demográfico, desarrollo, pobreza y desigualdad con el territorio, se inauguró esta mañana en Quito el Comité Especial de la Cepal sobre Población y Desarrollo.

El acto tuvo la exposición de algunos datos relevantes por parte del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, la secretaria de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, el secretario de Planificación, Fander Falconí y la secretaria del fondo de la ONU para estudios demográficos (UNFPA), Marcela Suazo.

El presidente Rafael Correa se concentró en la dirección política que deviene de criterios técnicos y enfatizó que, al igual que en Conferencia de Desarrollo sostenible Río +20, el pasado 20 de junio, la problemática es política.

Mencionó la importancia de la Cepal para los gobiernos progresistas de la región y comparó su aporte de indicadores y cifras con las direcciones que manaban durante las dos últimas décadas del Consenso de Washington, “con desastrosos resultados y con múltiples crisis, la peor, la crisis de pensamiento”.

Dirigió unas breves palabras a Marcela Suazo, luego de reclamar que la ausencia de planificación familiar que afecta a los más pobres,  y en un tono coloquial y relajado agregó: “Te voy a presentar a unos obispos de Ecuador para que converses con ellos”.

Aquello completaba las referencias de la representante de la UNFPA, quien reconocía la puesta en marcha del Plan Nacional de Prevención de Embarazo Adolescente en Ecuador, un proyecto visionario al que este fondo internacional apoya técnicamente.

“En la región, 80 de cada 1.000 nacimientos son de mujeres de entre 15 y 19 años”. En el mundo es el segundo lugar de embarazos adolescentes, y la información demográfica pide, según la funcionaria “que se reconozcan e impulsen los derechos de los jóvenes”.

Demografía y territorio enfrenta los problemas de subdesarrollo y desigualdad. Las ciudades de Suramérica registran un crecimiento sin precedentes. En 1950 había 167 millones de habitantes en la urbanidad; en 2010, en cambio, aumentaron a 590 millones de personas. Se estima que en 2050 alcancen los 730 millones de personas en las ciudades de la región.

Tres de cada cuatro personas viven en ciudades en Latinoamérica, y lo que el presidente Correa explicó fue parte de un proyecto de industrialización y captación. Lo que criticó fue entender al Ser Humano como un recurso al servicio del capital.

Ello también lleva a que la región –Ecuador en el ejemplo- vive un Bono Demográfico, que es como denominan a que la mayor parte de la población está en edad de trabajar. Alicia Bárcena recordó que es el momento para comenzar inversiones a futuro, porque este bono demográfico, a la que comparó con una ventana que se abre ahora, “se cierra en 2025”.

“Requerimos una agenda nueva con la igualdad en el centro y el desarrollo en la mira” fue su consigna en el discurso, en el que también llamó a una tercera revolución industrial con igualdad y redistribución del ingreso.

Esta cita pretende refrescar los postulados de la Cumbre de Cairo, de septiembre de 1994, cuando 179 gobernantes pusieron en el panorama las condiciones de vida de los seres humanos.

En aquella cita se plantearon remediar la pobreza extrema, mejorar las diferencias entre hombres y mujeres y fomentar la distribución adecuada en el territorio; un mundo menos desigual que a 18 años de esa postulación, donde la mayoría de los compromisos todavía no se cumplen, por eso el presidente Correa reclamó que hoy todavía se lucha para erradicar la pobreza extrema en Latinoamérica.

“El Hambre, en el pasado, respondía a la falta de recursos, pero ahora es resultado de un sistema perverso, incluso en Ecuador existen los recursos suficientes para erradicar la pobreza”, observó.

“En la pobreza, la felicidad es lo más cercano a la inconciencia”, dijo sobre el último resultado del Indicador de Felicidad Mundial, que ubica a la región en un sitial medio y alto, y criticó que la región sea altamente desigual y todavía tenga pobreza extrema.