Artículo "Tecnología y valor agregado en el desarrollo rural"

Martes, 14 Noviembre, 2006 - 00:00

Adjuntamos un artículo del Sr. Luis Paz Silva, Asesor del Ministerio de la Producción, publicado en el Portal de Asuntos Públicos de la PUCP "Palestra".

En resúmen, la producción agrícola de especies como la papa y el camote es cuantiosa pero su comercialización en las condiciones actuales ata a los agricultores a la pobreza. Ellos necesitan precios relativamente estables y una demanda más elástica. Para revertir esta situación es necesario cambiar a cultivos de mayor rentabilidad o elevar el valor agregado de sus productos. Se hacen necesarios algunos cambios en el enfoque de la investigación agraria, como lo demuestran diversas experiencias en la elaboración de productos más sofisticados con estos insumos.





Tecnología y valor agregado en el desarrollo rural

Por: Luis Paz Silva

Cargo: Asesor del Ministerio de la Producción

Noviembre, 2006





[extracto del artículo]


Una característica de los productos agrícolas, en general, es que son voluminosos. Los agricultores que se dedican a producir especies como la papa, el camote o la yuca, y los venden a granel para ser utilizados como alimentos, están condenados a ser pobres. Estos productos son de demanda inelástica y un exceso de oferta causa una brusca caída en los precios. Además, su producción es estacional y los precios fluctúan mucho de un mes al otro. Sin embargo, sus costos de comercialización son casi fijos; por ende, cuando bajan los precios en el mercado toda esta caída se transfiere al agricultor.


El agricultor necesita seguridad de mercado, precios relativamente estables y orientar sus productos hacia una demanda más elástica, donde la relación flete-producto sea menor para que una mayor parte del precio final sea para él. Esto sólo es posible si cambia a un cultivo de mayor rentabilidad, eleva el valor agregado de sus productos o dispone de mercados industriales o de exportación.


Esta orientación requiere cambios en el enfoque de la investigación agraria; no es conveniente dedicarla sólo a obtener mayor productividad por hectárea. Primero, es oportuno identificar los posibles usos de un cultivo y luego definir las investigaciones que hay que realizar en cada eslabón de la cadena productiva, desde la semilla hasta la venta,  para incrementar la competitividad del producto final.


El camote puede ser un buen ejemplo. En el Perú muchos lo consideran alimento para perros, a pesar de ser indispensable en comidas como el pan con chicharrón o en el cebiche. Aquí, las investigaciones sólo se han orientado a lograr su mayor productividad.


Al hacer la lista de posibles productos derivados del camote, se identifican los siguientes: camote para el consumo fresco, para la exportación, cortado como papas fritas para exportarlo congelado, puré, almidón, alcohol, shochu (licor japonés de camote), fideos, etanol, plásticos biodegradables, antocianina, vitamina A, acido láctico  y otros más.


Actualmente, se continúa investigando para incrementar su productividad. No obstante, si se quiere exportar, sólo de 7% a 30% de la producción de camote reúne las características de tamaño homogéneo que se requiere para este fin. Asimismo, si se quiere producir almidón, se han estado utilizando variedades de 7% a 11% de concentración, cuando las hay de 20% y otras con diferentes características sobre las que se debe investigar, de acuerdo a lo que requiere cada industria.


El rendimiento promedio por hectárea de camote en el Perú es de 17 TM, pero un agricultor en Virú aplicando tecnología obtiene más de 80 TM por ha. La empresa Sweet Perú, en Lambayeque, obtiene entre 54 y 60 TM por ha en un período vegetativo de 4 meses. Como el clima en este departamento es homogéneo durante el año, es posible obtener 3 cosechas anuales o el equivalente a 180 TM por ha.


Pruebas de laboratorio dan 125 litros de alcohol por TM de camote, o sea que teóricamente es posible obtener 22,000 litros de alcohol por ha/año. El siguiente paso es instalar una planta que produzca alcohol para el consumo humano, para fabricar shochu y reproducir plántulas libres de virus. Actualmente, en Japón se consumen 980 millones de litros de shochu, equivalentes a 7 litros por persona. Después de lograr la producción de alcohol y shochu, podremos pasar a la producción de etanol.


Estas averiguaciones muestran cómo es posible incrementar la demanda de un producto agrícola obteniendo una diversidad de productos con mayor valor agregado y una relación menor de flete/valor del producto obtenido.


Con la papa sucede algo parecido. Este tubérculo se envía al mercado en sacos de 120 kilos o más, acto que implica un trato inhumano para los cargadores. La papa se envía sin clasificar: primera, segunda, tercera y “chancho”; todo va mezclado. Al llegar al mercado, debido a la desconfianza, el mayorista corta el saco y examina su contenido para luego negociar el precio. Por otro lado, se ha demostrado que sólo por el hecho de clasificar se puede lograr entre 10 a 15% más en el valor total del saco. Además, cuando el precio baja en el mercado, la papa de primera prácticamente subsidia el flete de la de tercera, pues el flete llega a ser mayor que el precio de ésta.


Los cambios que está realizando Cápac Perú, con el proyecto INCOPA, están demostrando las ventajas de acopiar, lavar, clasificar la papa y enviarla en sacos de 50 kilos con la marca “Mi Papa”. Han introducido las “papas nativas” que tienen mejor precio debido a su excelente calidad y con ellas, están iniciando la producción de hojuelas y puré. Asimismo, otros empresarios están asegurando mercado a determinadas variedades de este tubérculo que reúnen condiciones para elaborar papas congeladas para freír.


Sin embargo, lo más reciente es la posibilidad de producir etanol y biodiesel utilizando diferentes especies vegetales. Otros países del mundo ya lo están haciendo. Entre ellos destaca Brasil, líder mundial desde hace 30 años, produciendo etanol de caña de azúcar.


Hay muchas expectativas sobre las posibilidades de sustituir, por lo menos parcialmente, el consumo de petróleo, tanto para el mercado interno como para la exportación. Esto sin duda cambiará el mercado para diversos productos agrícolas y posibilitará que poblaciones aisladas dispongan de fuentes de energía.

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