Biodiversidad como solución frente al cambio climático

Jueves, 19 Mayo, 2016 - 08:56

Más allá de la aproximación científica definida tras los consecuentes informes emitidos por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), el abordaje de la biodiversidad y el cambio climático necesita ser desarrollado desde varias perspectivas -unas conservadoras y otras innovadoras-, pues la sinergia existente entre ambas posturas se relacionan entre sí. Por una parte, los impactos del clima extremo afectan a la biodiversidad (incluyendo especies y ecosistemas) y, por otra parte, la funcionalidad y estructura ecosistémica optimiza la capacidad de resiliencia en el territorio frente a los impactos del cambio climático, promoviendo de esta forma, bienestar humano.

Vale la pena destacar que esta última perspectiva de ver a la biodiversidad como “solución” frente al cambio climático, ha sido considerada en los últimos años, como una estrategia de innovación frente a la variabilidad climática e impactos derivados del fenómeno global, en entidades multilaterales y marcos internacionales como el Convenio de Diversidad Biológica, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación, entre otros.

Bajo este contexto, resulta importante destacar como las acciones antropogénicas derivan en una inevitable degradación ambiental, contribuyendo a transformaciones territoriales en diferentes escalas. Dichas transformaciones tienen un rol fundamental en los procesos directos e indirectos asociados a cambio climático, así como aunadas a modificaciones en el uso del suelo, actividades extractivistas y productivas, cambios en las políticas públicas, entre otros que influyen ineludiblemente en las condiciones territoriales y por ende en la población que allí reside.

Debido a lo anterior, las estrategias de adaptación y mitigación deben valorar per se a la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, incluyendo valoraciones económicas, culturales y sociales (reconociendo conocimientos derivados de comunidades indígenas y locales), para crear procesos de incidencia y toma de decisiones con un enfoque downscalling, que promuevan la capacidad adaptativa y la gobernanza a diferentes niveles territoriales, permitiendo centrar los esfuerzos locales, nacionales, regionales y globales en la búsqueda del bienestar humano. Es a nivel territorial donde la teoría se convierte en práctica, y ya no estamos para ensayos.

Colombia, país biodiverso y vulnerable al cambio climático

América Latina es considerada como la región más desigual del mundo, pero, a su vez, ha sido protagonista de innumerables iniciativas frente al cambio climático. Su alta vulnerabilidad a los impactos del mismo, sugieren acciones sin precedentes para crear gobernanza adaptativa a diferentes niveles sectoriales e institucionales en cada una de las naciones.

Colombia ha venido liderando junto a otros países de la región, gestiones integrales ambientales que permitan hacer frente al cambio climático desde diversas perspectivas: reducción de la deforestación, conservación y monitoreo de áreas protegidas, eficiencia energética, movilidad sostenible, entre otros, pues la alta vulnerabilidad nacional frente a efectos de este fenómeno son indiscutibles (científica y políticamente hablando).

Estas iniciativas de gestión con carácter nacional y énfasis municipal y regional, se han articulado con procesos de incidencia en la gestión de la biodiversidad y el cambio climático, tales como la Política Nacional de Gestión Integral de la Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, y la Política Nacional de Cambio Climático.

Así mismo, las iniciativas de conservación y uso sostenible de los ecosistemas estratégicos del país (páramos y humedales), considerados por muchos como unidades ambientales de integración vital para hacer frente al cambio climático, han desarrollado una visión de innovación desde la misma biodiversidad, haciendo uso de las características físicas, estructuras y procesos ecológicos de estos ecosistemas.

Siendo la biodiversidad una responsabilidad nacional, es transcendental que entendamos la complejidad de los ecosistemas y sus servicios. Para ello, debemos concebir que los seres humanos somos parte de la biodiversidad, comprendiendo que la resiliencia es un atributo de los socio-ecosistemas. Referido a lo anterior, es fundamental que la biodiversidad sea considerada como un motor de desarrollo en las naciones del mundo, determinando así que el uso sostenible de la misma, puede generar beneficios no solo ambientales, sino también económicos y sociales.

Necesitamos promover mensajes que reflejen el impacto del cambio climático a nivel territorial, pero que al mismo tiempo, estimulen compromiso político y social frente al tema. El tiempo es limitado para actuar, el cambio climático es nuestra decisión.

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