Cuidar el capital natural también es de empresarios

Miércoles, 25 Mayo, 2016 - 08:28

El 13 de agosto del 2015 se agotó el presupuesto ecológico del año; es decir, acabamos con todos los recursos que el planeta era capaz de producir en un año calendario, y eso también provocó más desechos que los que la Tierra podía absorber en ese tiempo.  Para el 2016 vamos por el mismo camino, según la Global Footprint Network.

En otras palabras, estamos agotando nuestro capital natural de forma acelerada. Este capital está basado en los servicios que brindan los ecosistemas, llamados también servicios ambientales. Según la Evaluación de Ecosistemas del Milenio, estos ser pueden tan directos como la provisión de agua y alimento, así como tan amplios como la regulación del clima local y de la erosión, la protección ante inundaciones y sequías, y contener también valores de tipo estético, espiritual y cultural.

Actualmente, donde uno de los temas principales es el cómo mitigar y adaptarse al cambio climático, los ecosistemas brindan muchas formas de hacerlo. Por ejemplo, los bosques y humedales son importantes sumideros de carbono; es decir, fijan  dióxido de carbono, que es uno de los principales gases de efecto invernadero que están causando el calentamiento global. Así es reconocido incluso en el Acuerdo de París, que acaban de firmar 175 países partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Estos ecosistemas también ayudan al control de inundaciones y a la conservación de fuentes de agua, preparándonos para enfrentar eventos extremos.    

Pese a que se paga poco o nada por esos servicios, hay países, como el caso de Costa Rica, cuya legislación reconoce a los dueños privados de bosque un pago por algunos de estos servicios, como es el caso de la fijación de carbono, la conservación de la biodiversidad y las fuentes de agua e, incluso, del paisaje, que resulta un gran activo turístico para el país. Un porcentaje del impuesto a los combustibles es destinado, incluso, para este fin y se han desarrollado esquemas voluntarios a nivel empresarial.

También hay mecanismos que destinan un porcentaje de las tarifas de servicios públicos, como el agua y la electricidad producida mediante este recurso, para compensar a dueños de bosques.

El sector empresarial, no importa su ámbito de acción, se beneficia de los servicios de los ecosistemas, ya sea porque su producción u operación depende de forma directa o indirecta de estos servicios y, por lo tanto, también es responsable de que estos servicios se  generen y mantengan de forma saludable.

Por ejemplo, la industria de bebidas depende directamente del suministro constante y de calidad de agua dulce; la agricultura orgánica, de la polinización natural y el control de plagas; y el turismo naturalista se beneficia del valor estético, cultural y espiritual de los ecosistemas y de la barrera natural que ofrecen ecosistemas boscosos y marino-costeros frente a eventos naturales extremos.

Al hacer un uso más eficiente de recursos como la energía y el agua y de tecnologías y métodos más eficientes de operación,  como es el caso de la construcción sostenible, que aprovecha la ventilación e iluminación natural; el reciclaje de recipientes  para productos; la reducción en el uso de materia prima; el diseño de rutas de transporte inteligentes; y la utilización de energías renovables, las empresas pueden contribuir a la vez que logran grandes ahorros en sus procesos.

Si se tiene en cuenta que cuidar del capital natural del cual se depende es una inversión a futuro para el bienestar, no solo de las empresas como negocio, sino de su misma supervivencia, la que también depende de la salud de los ecosistemas circundantes y globales, es darle el valor que  merecen los servicios de los ecosistemas y reconocer que estamos inmersos en un sistema global interconectado cuya salud y mantenimiento depende de todos. 

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Author: 
Murillo, Katiana

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Murillo, Katiana

Periodista costarricense especializada en los temas de cambio climático, turismo sostenible y responsabilidad social empresarial. Trabaja como consultora para organizaciones nacionales e internacionales. Se inició en el campo de la sostenibilidad cuando sus mismos colegas pensaban que solo se trataba de una pasión por "pajaritos y ranitas", y ha tenido la oportunidad de introducir en este tema a periodistas de países en desarrollo y a otros actores. También ha desarrollado alianzas público-privadas.

Actualmente coordinadora de la Red de Comunicación en Cambio Climático, LatinClima, una iniciativa impulsada por el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), el Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica (MINAE) y el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente de Uruguay (MVOTMA).