Una experiencia con niños y niñas para poner en valor la biodiversidad de los Andes

Martes, 9 Octubre, 2012 - 10:36

Las comunidades rurales de los andes, entre los que se encuentran los pobladores de la región de Conchucos en Ancash, Perú, viven hoy una nueva ofensiva de la globalización, que se expresa en la explotación irracional de sus recursos naturales, la contaminación ambiental que rompe con la relación armónica del hombre con la naturaleza,  generando la actual crisis ambiental y alimentaria. 

Esta crisis se expresa, a nivel regional, nacional y local con diferentes manifestaciones. En el nivel regional y nacional hay pobreza generalizada, desertificación de suelos, desglaciación de los nevados, falta de agua, erosión de la biodiversidad, etc. En el nivel local, en las comunidades rurales – como las de Huari en Ancash - los pobladores están dejando de lado sus cultivos y crianzas tradicionales por trabajos eventuales tanto en la actividad minera como en los diferentes proyectos promovidos por los gobiernos locales, se incrementa la importación interna de alimentos desde la costa, cada vez hace más falta de agua que se hace notoria por la disminución de la nieve de las montañas. Las consecuencias son pérdida de los conocimientos ancestrales, erosión de la biodiversidad, cambio de hábitos alimentarios, un progresivo deterioro del medio ambiente  y en general a la erosión de la cultura local.  

Esta situación afecta a la población rural, principalmente a los jóvenes, quienes al ver frustrados sus sueños, encuentran como alternativas la migración, el narcotráfico o los trabajos eventuales. Efectivamente no tienen mejores alternativas ni de trabajo ni de estudios, jóvenes y adolescentes que se caracterizan por el desapego de lo rural, ellos  piensan que el futuro sólo está fuera de sus comunidades; piensan que lo agrario es atrasado, improductivo, no competitivo ni comercializable, quieren dedicarse a otras actividades diferentes a la agropecuaria. Lamentablemente en las grandes ciudades no encuentran sus sueños, lo que hacen es incrementar los cinturones de miseria y delincuencia. Actualmente el boom minero, los mantiene ocupados y sin mayor conciencia de su situación real, pero que pasará, cuando la minería concluya? … probablemente  estos jóvenes de hoy  serán los nuevos campesinos sin tierra y sin raíces.  

Por esta razón REDAR PERU inició hace 4 años  el desarrollo de destrezas en agronegocios de jóvenes rurales que no tienen acceso a la educación. En el centro logramos capacitar a más de 200 jóvenes, muchos de ellos han implementado sus pequeños negocios, otros  han logrado empleos  adecuados y otros han continuado sus estudios.  

Este esfuerzo ha demostrado la viabilidad de  generar empleos e ingresos locales en base a lo propio. Los pequeños agronegocios son posibles, existe un mercado favorable para los productos locales que son exóticos, naturales, ecológicos. Los jóvenes rurales han demostrado sus capacidades para elaborar productos para los paladares más exquisitos. Asimismo se ha constatado que localmente se contribuye a la seguridad y a la soberanía alimentaria, al diversificar el uso de los productos y poner en valor el potencial alimenticio y nutracéutico de la biodiversidad local. Actualmente en nichos de mercado local como en el nacional, se comercializan productos con la marca paraguas “Ally Mishky”.

Sobre la base de esta experiencia, actualmente nos hemos planteado el reto de  brindar herramientas a los niños y niñas de las escuelas rurales, para promover un desarrollo local sostenible, en base a lo propio, a los productos locales, a los conocimientos tradicionales y a la propia cultura. Para ello, REDAR PERU en alianza con los maestros, la UGEL, las  autoridades locales  y el apoyo de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Monseñor Marcos Libardoni - FINANSOL pretenden complementar la educación básica formal de las escuelas locales, con el desarrollo de habilidades y destrezas en agronegocios  de los niños y niñas rurales, para que se preparen para la vida adulta, y más adelante puedan, afincarse a su tierra explotando su potencial y generando empleos e ingresos propios.

Son 16 las escuelas rurales que participarán en el proyecto con 1,350 alumnos de 6to de primaria y 4to de secundaria. Se ha decidido promover la capacitación integral de niños y niñas que son los más vulnerables ya que muchos de ellos al término de la educación primaria ya no continuarán sus estudios, en tal sentido, el centro los proveerá de herramientas prácticas que les sirva para tener una alternativa de ocupación concreta.

La educación en las zonas rurales de la Provincia de Huari, como en el caso de la Comunidad Campesina de Huaritambo hoy “Centro Poblado” se caracteriza por la  discriminación e inequidad, el 43 % de la población de 3 a 5 años no accede a este servicio básico. En educación primaria, si bien hay avances en el acceso, sobre todo en los primeros grados, aún son muchos los estudiantes que repiten de año, abandonan la institución educativa o llegan al final de su escolaridad con niveles muy bajos de logro. Otro aspecto de inequidad es la deserción escolar, se observa que conforme avanzan los grados y niveles educativos, la población escolar decrece, esta situación es más aguda para las niñas y adolescentes rurales y bilingües (MED, UE 2004).  

La institución educativa integrada N°86393 de Huaritambo cuenta con seis grados de primaria con 6 profesores y 1er grado de secundario con 2 profesores. Son los niños de 6to grado de primaria y 1er grado de secundaria los que complementan su educación en el centro de agronegocios de Puchoncocha, ya que muchos de ellos no podrán continuar sus estudios por la situación socioeconómica precaria de sus padres. El Centro de agronegocios de Puchuncocha les prepara para que tengan una opción ocupacional, es decir los prepara para la vida. 

Los niños van al Centro llevando 1 o 2 kilos por persona, de sus productos frescos como la oca por ejemplo y retornan a sus hogares con sus frascos de mermeladas, néctares o jugos. Así los niños aprenden a valorar su biodiversidad, a conocer tecnologías para diversificar los usos, a incrementar el consumo propio y a promover la venta de productos transformados, en ferias locales, situación que les eleva el autoestima ya que pueden comprobar su capacidad de elaborar productos finos, venderlos, generar ingresos y sobre todo consumirlos. 

Este proyecto, es una pequeña muestra de lo que se puede hacer si se juntan compromisos y esfuerzos de las autoridades y de la sociedad civil, para promover un proceso educativo–emancipador, procesos que permitirán que nuestros pequeños agricultores sepan qué y cómo hacer para solucionar sus problemas y al hacerlo, sencillamente prescindirán del retórico paternalismo gubernamental. 

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