A propósito de la minería artesanal y de pequeña escala

Adjuntamos la editorial del boletín Actualidad Minera del Perú - mes de enero del 2007 - donde se realiza una reflexión sobre el incesante aumento de la actividad minera artesanal y de pequeña escala en varias regiones del Perú debido al incremento en el precio de algunos metales y a la carencia de actividades alternas a la agrícola.

Un análisis realizado por el Programa de Minería Artesanal de CooperAcción propone algunas alternativas políticas y de acción: La creación de un área espacializada en el MINEM que cumpla el rol que la Ley le asigna al Estado, la necesidad de un diagnóstico integral sobre la minería artesanal en el Perú, la implementación de un programa integral de capacitación para funcionarios públicos vinculados al sector, el fomento de mejoras tecnológicas adecuadas a las características de las operaciones mineras artesanales, mirar a la minería artesanal como estrategia de desarrollo para poblaciones de escasos recursos económicos, y el fortalecimiento de las capacidades organizativas de los mineros artesanales para la formalización y el desarrollo del sector.

En las últimas semanas diversos medios han informado sobre el incesante aumento de la actividad minero artesanal en varias regiones del país. A las bolsones de mineros artesanales, plenamente identificados y que trabajan desde hace un buen tiempo en zonas como las del Sur Medio (Ica y Arequipa), Madre de Dios, algunas provincias de Puno y La Libertad, se le han sumado otros grupos: en el norte del país se ha identificado una intensa actividad en el distrito de Cachachi, provincia de Cajabamba, en la región Cajamarca y en Piura en los distritos de Paimas, Las Lomas, Suyo e incluso últimamente en Tambogrande. También se tiene registrada actividad minero artesanal en varias provincias de Apurímac, Ancash y Ayacucho.

A la base de la expansión de esta actividad están por supuesto los niveles alcanzados por algunas cotizaciones de metales como el oro, la falta de alternativas económicas para amplios sectores de la población que ven en esta actividad una alternativa de subsistencia y los años de sequía vividos en algunas regiones que terminaron por afectar las actividades agrícolas tradicionales.

Lo cierto es que el crecimiento explosivo, viene provocando conflictos entre mineros y agricultores en varias zonas, como es el caso de Cajamarca, donde ya se han registrado enfrentamientos violentos. Los pobladores denuncian problemas de contaminación a las principales fuentes de agua, riesgo que se acrecienta en épocas de lluvias, el uso sin control de sustancias como el cianuro y diversos insumos químicos que provocan graves impactos en el medio ambiente. A ello se le suma problemas sociales como el trabajo infantil, labores caracterizadas por el alto riesgo, hechos de violencia, entre otros aspectos.

La verdadera dimensión de la pequeña minería en el Perú

La problemática de la pequeña minería y minería artesanal no es nueva en el Perú; pese a ello y a que hoy en día se calcula que esta actividad involucra a no menos de 53,000 familias mineras en todo el Perú, el Estado sigue actuando como si no existiese y no asume los desafíos que se plantean.

Un conjunto de instituciones no gubernamentales del país y organismos de cooperación internacional, han venido realizando una importante labor en los últimos años, planteando recomendaciones que hasta el momento no son tomadas en cuenta.

Los distintos estudios que se han desarrollado en el Perú sobre la problemática de la minería artesanal aurífera en los últimos años proponen una serie recomendaciones que abarcan aspectos productivos, sociales, ambientales, legales, entre otros.

Sin embargo, después de aproximadamente diez años de que el Ministerio de Energía y Minas (MEM) encargara tres estudios sobre la problemática de la minería aurífera informal en el Perú , el escenario ha cambiado sustancialmente y se plantean nuevos desafíos. El nuevo escenario se ha vuelto más complejo aun y está integrado al mismo tiempo por nuevos actores sociales que ingresan de manera desordena a esta actividad, como también por mineros artesanales organizados a nivel local, regional y nacional, que participan activamente en la mejora de su situación legal, en sus condiciones de trabajo, el manejo productivo y ambiental y que han logrado desarrollar buenas relaciones con su entorno.

El análisis realizado por el Programa de Minería Artesanal de CooperAccion sobre diversas experiencias de pequeños mineros artesanales, nos ha permitido hacer un amplio balance y plantear recomendaciones de políticas y lineamientos de acción. A continuación resumimos algunas de las principales propuestas:

1. Creación de un área especializada en el Ministerio de Energía y Minas (MINEM) que cumpla con el rol que la Ley le asigna al Estado.



Hasta el momento en el MINEM no existe un área dedicada a la minería artesanal, lo cual dificulta el trabajo en las diversas zonas con poblaciones mineras artesanales en los siguientes aspectos: calificación, conocimiento de la ley, seguridad en las labores, aspectos ambientales, formalización, etc. Para ello, se debería contar con un área especializada, que debería tener un carácter descentralizado.

2. Necesidad de un diagnóstico integral sobre la minería artesanal en el Perú.

La experiencia nacional e internacional demuestra que es imposible planificar y proponer políticas de desarrollo óptimas si no se tiene un conocimiento adecuado de la realidad. En tal sentido, resulta prioritario realizar un diagnóstico integral y actualizado sobre la minería artesanal en el país, en la medida que ello permitirá diseñar una verdadera estrategia, así como replicar experiencias exitosas en el sector sobre erradicación del trabajo infantil, protección del medio ambiente, metodologías adecuadas para la resolución de conflictos entre mineros y comunidades nativas, etc.

No se debe dejar de mencionar que en caso de la minería artesanal, las relaciones con los agentes económicos y sociales que actúan en su entorno más cercano no están libres de enfrentamientos, como lo demuestran los casos mencionados. Éstos son motivados por diversos factores, que van desde la defensa de su lugar de trabajo informal frente a otros mineros o pequeñas empresas, hasta la superposición de sus zonas de trabajo con las tierras de agricultores, comunidades campesinas y nativas, impactos ambientales, etc.

El origen y las características de estos conflictos constituyen aspectos que aún no han sido lo suficientemente estudiados en el Perú desde una perspectiva integradora y multidisciplinaria Asimismo, la divulgación de dichos conflictos, y las soluciones negociadas a las que -en no pocos casos- han llegado los agentes involucrados, puede servir como una valiosa experiencia para otras expereincias.

3. Implementación de un programa integral de capacitación para funcionarios públicos vinculados al sector.

El diseño de una política de promoción para la minería artesanal hace necesario contar con personal idóneo para brindar una orientación adecuada, presentar propuestas técnicas y vincularse de manera estratégica con otros sectores económicos, a fin de dar respuestas integrales a las necesidades de la minería artesanal y a las particularidades de cada zona.

4. Fomento de mejoras tecnológicas adecuadas a las características de las operaciones mineras artesanales.

Allí donde se va a desarrollar una actividad minera artesanal seria y responsable, se hace necesario pasar de las herramientas básicas y rudimentarias al uso de máquinas y equipos más sofisticados, o de una tecnología que haga más rentable su trabajo y exija menos uso de su fuerza de trabajo. El mejoramiento tecnológico para la minería subterránea que realizan los mineros artesanales implica romper con su dependencia frente a medianas empresas procesadoras de oro que se encuentran en las regiones donde se desarrolla esta actividad. Una política de fomento tecnológico en este sector por parte de instituciones públicas y privadas, debería tener en cuenta estos aspectos.

5. En algunas regiones es posible mirar a la minería artesanal como estrategia de desarrollo para poblaciones de escasos recursos económicos.

En muchas zonas, en los últimos diez años la minería artesanal ha demostrado tener la capacidad suficiente para organizarse, formalizarse y desarrollar una actividad acorde con objetivos de desarrollo. La actividad minera artesanal constituye, innegablemente, una estrategia importante de generación de empleo y, a diferencia de la gran y mediana minería, beneficia directamente a las familias más pobres.

La minería artesanal como estrategia de subsistencia convoca a una masa desempleada; de ahí la importancia de profundizar el proceso de formalización de la minería artesanal, proceso que –como ya ha sido precisado- comprende varias dimensiones. El primer impacto de la formalización ha sido la exigencia de un mayor ordenamiento en la explotación minera, lo cual debe tener como resultados el incremento de la productividad de los yacimientos, la creación de nuevos frentes de trabajo con la consecuente mejora de las condiciones laborales y de la calidad de vida de esas poblaciones.

6. Fortalecimiento de las capacidades organizativas de los mineros artesanales para la formalización y el desarrollo del sector.

El proceso de formalización de la minería artesanal, ya sea a través de títulos o de contratos, exige de los mineros el cumplimiento de obligaciones para la vigencia de sus derechos, así como el cumplimento permanente de compromisos ambientales para la vigencia de sus permisos de operación. El cumplimiento de éstas y otras obligaciones hace necesario el fortalecimiento de las capacidades administrativas y de gestión de los mineros artesanales a fin de que estén mejor preparados para cumplir con las distintas dimensiones que involucra el proceso de formalización.

Finalmente, no está demás recordar que a nivel internacional se viene planteando el reconocimiento de la minería artesanal y en pequeña escala como un segmento de la minería con valor y características propias y que bajo ciertas circunstancias, puede cumplir un papel de suma importancia, no solo como una estrategia de subsistencia, sino también como una oportunidad para el desarrollo de los pueblos y como un componente clave de políticas de lucha contra la pobreza. Esta concepción reconoce que no todos los depósitos mineros son idóneos para la minería de gran escala y admite que un aprovechamiento racional de los recursos mineros del país implica en muchos casos apoyar estas experiencias en un escenario de respeto al medio ambiente, de formalización, de trabajo decente y de coexistencia armoniosa con el medio ambiente y las poblaciones vecinas. De este modo, se propone la necesidad de integrar estas experiencias productivas a la economía formal y de promover su transformació n en empresas técnica y económicamente eficientes, así como social y ambientalmente responsables. Todo un desafío para la agenda minera de un país como el Perú que no puede continuar ignorando esta realidad.