Brasil y Colombia discuten los planes de gestión ambiental de frontera

Adjuntamos un pequeño artículo sobre el ordenamiento territorial y la gestión de los recursos naturales de las áreas protegidas de la frontera entre Brasil y Colombia como tema de discusión de la reunión del grupo de trabajo sobre medio ambiente que comienzó en 7 de febrero en Tabatinga, Amazonas.

La frontera colombiana-brasilera posee una extensión de 1.644,2 km, dividida por ríos, canales y caminos convencionales. Por su riqueza, la región es frecuentada por comerciantes y grupos especializados en tráfico de recursos naturales, que, debido a la práctica clandestina en áreas de conservación, vienen causando perjuicios al ecosistema fronterizo.

El ordenamiento territorial y la gestión de los recursos naturales de las áreas protegidas de la frontera entre Brasil y Colombia serán asuntos de reunión del grupo de trabajo sobre medio ambiente que comienza hoy en Tabatinga, Amazonas.

En el encuentro, que continúa hasta el día 8, representantes de los gobiernos brasilero y colombiano van a estudiar planes de acción para apoyar proyectos en unidades de conservación, ecoturismo, ordenamiento pesquero, división racional de áreas ecológicas-económicas, residuos sólidos, recursos hídricos y otras áreas. La iniciativa tiene por objetivo avanzar sobre propuestas concretas para que los dos países, por medio de acuerdos bilaterales, puedan proteger los recursos naturales de la frontera.

Un proyecto para la recuperación y actualización de la división racional de áreas ecológicas-económicas de frontera será presentado en el encuentro por el Programa de División Racional de Áreas Ecológicas-Económicas, del Ministerio do Medio Ambiente (ZEE do MMA, en sus siglas en portugués). Los proyectos de ZEE en las zonas de frontera de Brasil con los países de la Pan-Amazonia fueron realizados hace más de diez años bajo la coordinación técnica del Servicio Geológico de Brasil (CPRM). "La idea es firmar un acuerdo de cooperación para actualizar y recuperar los proyectos de ordenamiento territorial de la frontera y desarrollar acciones conjuntas para la mejora de la calidad de vida de las poblaciones y de la sustentabilidad del ecosistema de los dos países", dijo Marcos Estevam Del Prette, coordinador del Programa ZEE do MMA.

La frontera colombiana-brasilera posee una extensión de 1.644,2 km, dividida por ríos, canales y caminos convencionales. Por su riqueza, la región es frecuentada por comerciantes y grupos especializados en tráfico de recursos naturales, que, debido a la práctica clandestina en áreas de conservación, vienen causando perjuicios al ecosistema fronterizo.

O ordenamento territorial e a gestão dos recursos naturais das áreas protegidas da fronteira Brasil-Colômbia serão assuntos de reunião do grupo de trabalho sobre meio ambiente que começa nesta terça-feira (6) em Tabatinga, no Amazonas. No encontro, que segue até o dia 8, representantes dos governos brasileiro e colombiano vão estudar planos de ação para apoio a projetos em unidades de conservação, ecoturismo, ordenamento pesqueiro, zoneamento ecológico-econômico, resíduos sólidos, recursos hídricos e outras áreas. A iniciativa tem por objetivo avançar em propostas concretas para que os dois países, por meio de acordos bilaterais, possam proteger os recursos naturais da fronteira.

Um projeto para recuperação e atualização do zoneamento ecológico-econômico de fronteira será apresentado no encontro pelo Programa ZEE, do Ministério do Meio Ambiente. Os projetos de ZEE nas faixas de fronteira do Brasil com os países da Pan-Amazônia foram feitos há mais de dez anos sob a coordenação técnica do Serviço Geológico do Brasil (CPRM). "A idéia é firmar um acordo de cooperação para atualizar e recuperar os projetos de ordenamento territorial da fronteira e desenvolver ações conjuntas para melhoria da qualidade de vida das populações e da sustentabilidade do ecossistema dos dois países", disse Marcos Estevam Del Prette, coordenador do Programa ZEE do MMA.

A fronteira colombo-brasileira possui uma extensão de 1.644,2 km, dividida entre rios, canais e estradas convencionais. Por sua riqueza, a região é freqüentada por comerciantes e grupos especializados em tráfico de recursos naturais, que, devido à prática clandestina em áreas de conservação, vêm causando prejuízo ao ecossistema fronteiriço.