Internet con cuarenta años y sin modelo propio

Lundi, 2 Octobre, 2006 - 00:00

Compartimos con Ustedes un artículo de José Soriano, pionero en el desarrollo de tecnologías de información en América Latina, titulado "Internet con cuarenta años y sin modelo propio" y que fuera publicado el 31 de marzo del 2006.

Este es una revisión personal desarrollo de la tecnología de información y una mirada crítica al futuro sobre la conectividad global, de intercambios y servicios que no llegan a la mayoría.

"... por no tener modelo propio, cuarenta años después, algunos han avanzado tanto como otros hemos retrocedido. La historia en general sigue su curso mientras en particular estamos estancados. Pensar el futuro con computadoras personales para cada uno es elegir nuevamente un modelo equivocado, hipócrita. Es pensar que la tecnología resuelve los problemas y no la gente... "








Internet con cuarenta años y sin modelo propio

« La historia gruñe, rechina los dientes. No podemos cambiarla, embellecerla o hacerla más justa. No podemos mirarla sin astío. Pero podemos contarla con los ojos de los vencidos, podemos reescribirla con las palabras de los débiles. (…) Pero la historia empuja, choca; se aquieta sólo cuando el dolor pasa la mano, cuando el tiempo consigna su hambre y sus sueños, cuando el ayer se inventa un porvenir. » 

El vientre de la Ballena - Teatro delle Radici

http://www.teatrodelleradici.net/sp/balena.html


Por: José Soriano



La historia en general no es tan interesante como cuando uno la recuerda en particular. Hace 40 años yo estaba terminando el secundario y al mismo tiempo comenzaba a trabajar como periodista, gracias a un viaje de suerte que me llevó hasta Cuba , en el primer avión argentino secuestrado durante la dictadura de Onganía.


Vestido a la moda de “Easy Rider”, pasé algún tiempo en el diario "Crónica", de Lima, Perú, gestionado en red, usando computadoras centrales 3270 y complicadas terminales, puro texto, que quemaban la cabeza de más de un periodista. Jovencito , con 16 años, maravillado cuando me dejaron regresar, me costó readaptarme a las fieles máquinas de escribir y al anacrónico edificio de la calle Riobamba del Crónica de García. Redacción rara de poetas, policías y militantes, pero esa es otra historia que contaré otro día.


Por la misma época, en Estados Unidos, Leonard Kleinrock instalaba el primer nodo de ARPANET y la posibilidad de compartir recursos informáticos. Sobre todo las grandes computadoras centrales. La historia oficial dice que ARPA, agencia nacida en el año 1958 como respuesta a la guerra fría y a la carrera espacial, tenía un grupo bien nutrido de científicos de computadoras que trabajaban para el gobierno en tareas de investigación. Como había pocas terminales comenzaron a pedir más.


¿Qué hace un científico, cualquier persona con sentido común, cuando tiene pocos recursos? Comparte.


Ellos crearon una red de “supercomputadoras” inteconectadas entre sí en las once universidades que participaban del proyecto. Los jóvenes y creativos ingenieros de las universidades partieron desde el poco conocimiento que existía a inventar un mundo nuevo de recursos compartidos, en cooperación.


La tesis sobre "redes de datos" de Leonard Kleinrock -una denominación esotérica para 1964, cuando publicó el resultado de sus investigaciones-, fue la base de todo lo creado. A mediados de los 60 ARPA propuso la primera posibilidad de conexión práctica de computadoras mediante una red telefónica.


¿Cómo hacer para que los bits y bytes con los que trabajan las computadoras pudieran ser adaptados a las redes telefónicas “analógicas”, que transmitían como impulsos eléctricos las vibraciones producidas por la voz humana?


¿Qué protocolo, especie de esperanto traductor, usar para que las máquinas de diversos fabricantes se entendieran entre sí?


Aunque las respuestas a estas preguntas hoy parecen banales (depende de para quién, por supuesto) es necesario ubicarse y tratar de recordar cuales eran nuestras preocupaciones personales y aún nacionales en estos temas. 


Aquí en el sur la mayoría de nosotros ni siquiera sabía que existían las computadoras, apenas se mencionaban en los libros de la facultad. Debatíamos si la TV era imperialista o no. Nos cuidabamos por las calles de no ser atrapados con el pelo largo o con barba, pues los señores de uniforme todavía no habían pasado el umbral y se limitaban a pasarnos la máquina de cortar pelo a cero y nos soltaban "skinheads" un poco magullados.


Por allá los científicos, muchos de ellos estudiantes de Stanford en la época, como Vint Cerf y Kant, barbudos y andrajosos - según mi mamá que siempre fue de derechas-, andaban preocupados por la necesidad de realizar abstracciones, de las que surgió el concepto de pila de protocolos en capas, lo que sería en su momento OSI, o la pila TCP/IP.


Todavía para hacer que las máquinas hablaran entre sí se usaban personas como “interfases inteligentes”.


Para enviar un archivo de un lugar a otro el operador de la máquina “a” discaba y le solicitaba al operador de la máquina “b” habilitar un “puerto” para recibir un archivo. Iniciando un diálogo: ” Hola aquí el host “a” te solicito abrir el puerto 25 para recibir transferencia archivos”, era respondido: “hola aquí el host “b” el puerto 25 abierto esperando para recibir transferencia de archivo…/ …/ archivo recibido…” Estos diálogos realizados por los operadores se convirtieron en acciones automáticas de las computadoras. Esas acciones automáticas es el TCP-IP. En lo básico, estos dialogos aún se siguen usando como en el caso que relatamos del email.


La cooperación, el apoyo mutuo el compartir recursos, ideas y conocimientos permitieron el crecimiento exponencial de este desarrollo técnico, que también fue en su momento un formidable aporte filosófico de desarrollo humano. Una red de científicos, contemporánea con los hippies, que incorporó parte de su filosofía y creatividad para comunicar conocimiento, usando la tecnología de comunicaciones y la computación.


Allá, las redes locales se interconectaron entre sí; las redes de área ciudadana se interconectaron y luego los países y luego los continentes;  Por fin llegó Internet, con mayúscula, por si no se fijaron, que se definió como la red de redes, o la red de interedes; mientras, aquí, debimos esperar que se terminara la redada, pasara la dictadura y se produjera el regreso de sobrevivientes, que permitió la nueva democracia. Con ellos comenzamos a pensar y desear seguir teniendo lo que allá exilados apenas habíamos percibido.


En las universidades y ONG"s, en los Centros Atómicos, con el primer regreso de científicos del exterior, llegaron las primeras redes acompañadas por los regalos (muy baratos) con “mantenimiento” (muy caro) de la industria, las primeras 3270 y “Bitnet”. Mi primera computadora Z80 y el basic. Entrados los 80 con la aparición de las PC, mi primera Amsdtrad, me volví a encontrar con las redes. Redes comerciales como Delphi , Geonet y las redes de transporte x25. UUCP y las redes académicas (RAN), FIDOnet, Alternet fueron experiencias colectivas alternativas sin fines de lucro que anticipaban el espíritu de Internet y que forjaron los pioneros de estas redes en la región.


Solo por citar unos pocos, Mario Padrón y Manuel Chang, en Perú, Carlos Afonso y los primeros APCs, el "COORDINADOR", programa hecho por chilenos, Julián Dunayevich y Nicolás Baumgarden en Argentina, Florencio Utreras en Chile, Lito en Salvador, Ted Hope en Costa Rica y por supuesto Ida, la madre del Internet en Uruguay, y miles de otros pioneros pensaban un mundo mejor, académicos o no, que fuera humano, que fuera nuestro,  construyendo las redes para la región. Miles de pioneros anónimos, y no tanto,  que llegaron antes o después y cuya historia contaremos, poco a poco, alguna vez. 


Pero el verdadero el desarrollo llegó con el WWW, en 1993 (unos 25 años después de ARPANET) la tabla de surf , espectacular y mágica, que permitió el gran salto a la explosión demográfica de Internet, que nos dejó navegar hasta ahora, en el presente. A nosotros nos los contó casi en vivo y en directo un peruano desde el CERN, José Galvez, y juntos fabricamos los primeros experimentales cuando aún estábamos conectados sólo por UUCP. 


Las cabinas públicas y los cybercafé, pioneros como forma autóctona de compartir recursos escasos, no lograron plasmar un modelo propio y así andamos. Nuevamente divididos, pero peor.


Nacimos como en el futbol. enfrentados entre redes académicas, redes de ONGs, redes comerciales, técnicos y políticos, café café café, techies y suites. No logramos aprender que se puede construir sin que sea contra el otro.  Que las redes son, por el contrario, cooperación, concertación. Fue mucho lo que hicimos, pero nos faltaron cinco para el peso. 


Se impuso la feria de vanidades y  la globalización en todas sus formas y modos, el pensamiento único, llegó igual. Lamentablemente, como ocurre en otros campos, no nos dejaron o no supimos crear nuestros propios modelos. No logramos aprender a construir sumando. No nos dimos el tiempo de creer en nuestras propias construcciones. Copiamos buenos modelos ajenos, pero inaplicables de manera general en nuestras realidades. Así nos va.


Estamos en una situación de conectividad global, de enormes intercambios culturales, educacionales, de información, fomento del teletrabajo, la telemedicina, una enorme cantidad de servicios (incluyendo el fenómeno de la mensajería instantánea, el negocio online, y un infinito etcétera) que nos llegan a muchos pero a la mayoría no.


Pero por no tener modelo propio, cuarenta años después, algunos han avanzado tanto como otros hemos retrocedido. La historia en general sigue su curso mientras en particular estamos estancados.


Pensar el futuro con computadoras personales para cada uno  es elegir nuevamente un modelo equivocado, hipócrita. Es pensar que la tecnología resuelve los problemas y no la gente. Por muchas partes del mundo he visto maravillosos proyectos con miles de computadoras llenas de polvo sin usar.


Es nuevamente la mediocridad de la apariencia individual, de los intereses mezquinos, de la falta de proyecto nacional o regional de largo plazo. Sólo un modelo “progre” para la tribuna que trata de tapar la necesidad de un Modelo Nacional con mayúsculas. Un modelo educativo que privilegie el compartir recursos. Que provoque la producción distribuída de información. 


Aunque sea evidente y redundante, un modelo de educación que eduque en como usar herramientas y que no excluya la diversidad.


Pero como la historia en general no es tan interesante como cuando uno la recuerda en particular. ¿Ud. que estaba haciendo hace 40 años? ¿Por que no me cuenta?  La historia, la verdadera, se construye entre todos pero hay que escribirla. Si no lo hacemos se perderá en parcialidades interesadas que contarán solo una parte de ella.


Viernes, Marzo 31st, 2006

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