Represas brasileñas en el río Madera afectarían a Bolivia

Mercredi, 25 Juillet, 2007 - 00:00

Adjuntamos un artículo de Teresa Flores, publicado en la Columna Terranova del diario La Prensa, sobre la concesión que el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (IBAMA) ha otorgado a dos grandes empresas brasileras para la construcción de dos megapresas en los rápidos de San Antonio y Jiraú de la cuenca del Madera, ubicadas en el Estado de Rondonia. Jiraú, y los graves impactos ambientales y sociales que provocarían, sobre todo en Bolivia.




La Prensa - Columna Terranova
Represas brasileñas en la cuenca del Madera afectarán a Bolivia

Por:


Teresa Flores Bedregal (teresafloresb@gmail.com)

21 de julio del 2007




El Instituto Brasileño de Medio Ambiente (IBAMA), el 11 de julio, ha concedido licencia ambiental para la construcción de dos megapresas en los rápidos de San Antonio y Jiraú de la cuenca del Madera, ubicadas en el Estado de Rondonia. Jiraú se encuentra a 84 km y San Antonio a 190 km de la frontera con Bolivia, por lo que los especialistas prevén que la construcción de las represas también inundará el norte amazónico de Bolivia.


El gobierno brasileño, al haber ha dado luz verde a la construcción de estas dos megapresas, después de dos años de controversias y de un torrente de críticas de los ambientalistas, de la oposición de las comunidades que viven en las riveras del río y de los defensores de la biodiversidad amazónica, muestra que sus intereses económicos priman por sobre consideraciones sociales, ambientales y de respecto a los países vecinos. Entre ello, ha hecho caso omiso a las solicitudes del gobierno boliviano en sentido de que la evaluación del impacto ambiental tiene que ser integral y abarcar también los impactos en Bolivia.


La aprobación de la licencia fue objeto de una carta del canciller de Bolivia a su homólogo brasileño en protesta por el hecho. El gobierno boliviano en repetidas oportunidades ya había manifestado su preocupación por estas represas y quería llegar a una solución concertada. Sin embargo, al gobierno de Lula no parece importarle la legislación internacional sobre aguas y ecosistemas compartidos, por la que intervenciones que afectan a países vecinos deben necesariamente llegar a acuerdos, y podrían ser objeto de litigios en tribunales internacionales.


El Madera es el principal afluente del Amazonas y, por tanto, la construcción de estas megapresas tendrá una enorme repercusión en toda la cuenca, incluyendo a Bolivia y Perú.


Entre los impactos sociales que el mismo Estudio de Impacto Ambiental prevé, está que unas 3000 personas serán forzadas a reubicarse. No obstante, de acuerdo a la experiencia de otras represas en Brasil, esta cifra subestima de lejos la población damnificada. Como consecuencia de las megapresas, muchas comunidades indígenas y campesinas perderán sus tierras, viviendas, cultivos y la pesca, y tendrán que migrar, engrosando los cordones de miseria en las ciudades. La pérdida de la pesca afectará a una gran cantidad de pescadores en buena parte de la cuenca. Las aguas estancadas provocarán el aumento de la malaria y el dengue, que ya constituyen un grave problema en la zona. y podrían ocasionar la proliferación de otras enfermedades tropicales.


Entre los impactos ambientales previstos están grandes cambios en la ecología ribereña. La alta biodiversidad de la región, en la que se encuentran unas 750 especies de peces y 800 de aves, se pondrá en riesgo, y se producirá la extinción de varias especies peces migratorios, entre otras. Además, causará una extensa deforestación en la región y, de esta manera, aumentará en gran medida la vulnerabilidad de la población ante las inundaciones y los efectos del calentamiento global. Además, la millones de toneladas de sedimentos, barro, arena y cieno que lleva el Madera desde los Andes, quedarán atrapados en las represas, ocasionando inundaciones en Bolivia y la pérdida de nutrientes de los que dependen los cultivos de la población río arriba.


El territorio boliviano, fuera de ser inundado, perder muchas especies y recursos para la poblaciones locales, podría perder árboles de castaña que no sobreviven en zonas anegadas. Esto causaría una reducción considerable en el área del principal producto de exportación de la Amazonía boliviana.


Los grandes impactos ambientales previstos, han llevado al IBAMA a condicionar el proyecto, a la realización de una larga serie de medidas de mitigación ambiental. Medidas que además de ser muy caras y de no probados efectos, no alcanzarían a mitigar los impactos ambientales en Bolivia.


Las empresas que implementarán el proyecto: la Compañía Eléctrica Furnas y Odebrecht (gigante brasileño de la construcción), no han demostrado la viabilidad económica del proyecto, ni han tomado en cuenta los criterios de la población local, pero si han ejercido una gran presión en el Congreso brasileño, donde gozan de gran influencia. Ya que Odbrech, por ejemplo, es la principal aportadora de las campañas electorales en el Brasil.


La experiencia mundial ha demostrado que la construcción de megapresas ha tenido impactos ambientales y sociales muy negativos, y que las pequeñas represas multipropósito para la satisfacción de las necesidades de agua, energía y riego, redundan en mayores beneficios. ¿Por qué entonces, se continúan repitiendo este tipo de proyectos? Porque mueven miles de millones de dólares que benefician a grandes empresas, en cuya lógica de lucro, las consideraciones sociales, ambientales y culturales están ausentes.


Por eso vivimos en un mundo amenazado por el calentamiento global y la pérdida de la diversidad biológica.


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