La influencia de la sociedad boliviana hacia la COP 21

Monday, 26 October, 2015 - 08:30

“Evaluación de la participación boliviana en la COP 20 y proyección de la influencia de la sociedad boliviana hacia la COP 21” era el título de un conversatorio organizado por la Fundación Friedrich Ebert (FES) en febrero pasado, cuya memoria está siendo divulgada ahora.

A pocos meses de la COP 21 en París, esta se constituye en un insumo de gran utilidad para promover el debate en el país. Presentamos a continuación reflexiones de Gustavo Guzmán y Dirk Hoffmann acerca de los retos para la sociedad civil boliviana compartidas en aquella ocasión, que todavía son válidas para el actual momento.

Un NO-LUGAR. Este parece ser el lugar de la llamada “sociedad civil” boliviana en el actual debate mundial sobre la crisis climática. Un NO-LUGAR acotado por dos circunstancias, algo distantes en el tiempo: la emblemática “Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, ocurrida en Tiquipaya, Cochabamba (20 al 22 de abril de 2010) —en la que esa sociedad civil fue protagonista central—, y el momento actual —año 2015, a meses de la tan esperada reunión climática en París— en que ese protagonismo parece haber desaparecido, o al menos se encuentra sometido a la temperatura de una congeladora.

Ésa, entre otras varias, fue una de las principales reflexiones que surgieron en el Taller titulado largamente así: “Evaluación de la participación boliviana en la COP 20 y proyección de la influencia de la sociedad boliviana hacia la COP 21”. Durante exactamente cinco horas y diez minutos, entre las 9.10 y las 17.20 del miércoles 25 de febrero, y reunidos bajo el abrigo de la Fundación Friedrich Ebert, un grupo de ambientalistas-activistas, periodistas y representantes de organizaciones sociales, tuvieron en frente un doble desafío:evaluar y analizar, primero,los alcances de la reciente Conferencia de las Partes (COP 20) sobre Cambio Climático, realizada en Lima en diciembre pasado; y, segundo —lo más importante— trazar los rumbos de lo que será —o podría ser— la participación boliviana en la próxima COP 21, la que tiene fecha cerrada en diciembre de este 2015, en París.

Eso de la “participación boliviana”, así como aparece en el párrafo anterior, resulta completamente insuficiente si se quiere entender los propósitos del Taller. Lo que el encuentro buscaba es concentrar la mirada de los participantes en las posibilidades de la sociedad boliviana de influir en lo que será la presencia de Bolivia —del gobierno de Bolivia, para ser urgentemente precisos—en la reunión de París. “Influir”, a su vez —como quedó demostrado en el Taller— supone re-articular, re-armar y re-forzar las también constatadas alicaídas y debilitadas fuerzas de esa sociedad que alguna vez sí tuvo esa capacidad: influir.

Las exposiciones

La primera de las cuatro exposiciones, fue una ilustrativa reseña —con los datos imprescindibles que hay que saber a la hora de hablar de cambio climático y calentamiento global— del Quinto Informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), ese grupo de científicos que lleva las cuentas de la crisis climática que aprieta al Planeta. El valor de esta exposición radica en que, plantea —a partir del Informe del IPCC— los desafíos y tareas que enfrenta Bolivia (o que debiera enfrentar) ante el cambio climático y la proximidad de la Conferencia de las Partes en París.

 El Quinto Informe AR5 del IPCC. Los retos y desafíos para Bolivia

(Dirk Hoffmann)

Creo necesario, primero, ubicar la discusión boliviana sobre el cambio climático y los retos que enfrenta el país en un contexto más global.

Quienes nos dicen cuál es la realidad del cambio climático, quienes resumen los conocimientos existentes sobre este fenómeno, son los científicos del llamado Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático [IPCC, por su sigla en inglés]. El IPCC es un grupo asesor de las Naciones Unidas en el tema del cambio climático.Estos científicos recopilan toda la información publicada acerca del cambio climático global, y es de esa información de donde salen los retos para Bolivia.

El quinto informe del IPCC tiene tres partes. La primera se refiere a la base de la ciencia física que nos dice qué se sabe sobre cambio climático, cómo funciona y cuáles son sus efectos. La segunda parte nos informa sobre los impactos del cambio climático, la vulnerabilidad de las comunidades frente a este fenómeno y  las posibilidades de adaptación. En otro de sus acápites, esta segunda parte presenta la información a modo de capítulos regionales, y ahí hay un capítulo regional específico sobre América Latina. La tercera parte del informe está dedicada a las posibilidades de mitigación del cambio climático. Finalmente, el informe concluye con un resumen agregado de sus tres partes.

Ahora bien, más allá del quinto informe del IPCC, lo que es posible constatar es que desde hace siete años, luego del penúltimo informe del IPCC, se ha producido a nivel global un considerable aumento en planes y estrategias de mitigación y adaptación nacionales que pueden contar con la asistencia y el financiamiento internacional. Y esto, innegablemente, es uno de los resultados de las negociaciones climáticas. Para acceder a ese apoyo, sin embargo, son necesarias políticas, también nacionales, de mitigación y adaptación. En el caso de Bolivia, lamentablemente, no contamos con una política nacional de cambio climático, no tenemos una política nacional de adaptación ni de mitigación frente al calentamiento global. Puede suponerse que esas políticas se están trabajando en la Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra en este momento, pero lo importante es destacar que no contamos con esos instrumentos, y esto, creo yo, frente a los desafíos que nos plantea la próxima COP en París, debiera ser un tema de discusión importante en el país, es decir, cómo contar con esos planes lo más pronto posible.

Esto último tiene relación con registro de países con el Fondo Climático Verde, el fondo que se maneja dentro de las Naciones Unidas como parte de la Convención climática. Este es el fondo que se ha creado para apoyar iniciativas de adaptación y mitigación de los diferentes países; es en este fondo donde estos países tendrían que adscribirse para tener acceso a estos fondos y financiar proyectos.Creo que este es otro tema que, si bien no está ligado directamente a los informes del IPCC, está directamente ligado a los resultados concretos de las negociaciones climáticas.

 El camino hacia adelante

La tarea que emerge del informe del IPCC para todos los países comprometidos en la lucha contra el cambio climático y el calentamiento global es muy clara. Esa tarea consiste, fundamentalmente, en la transformación de nuestras economías en economías de cero carbono. Y es una tarea que hay que cumplirla en pocas décadas. Se trata de una tarea global y nacional a la vez, una tarea que nos conduce a un tema de fondo en la discusión actual en el país.

El segundo tema de fondo que se nos plantea para la discusión nacional es el siguiente: En el sector agrícola y en la silvicultura, las emisiones de CO2 per cápita en Bolivia son más altas que las emisiones de Europa occidental. Esto se debe, sobre todo, a los actuales niveles de deforestación y a los chaqueos en las tierras bajas. A nivel global, el sector de la agricultura y la silvicultura, y otros usos del suelo, contribuyen con un cuarto de las emisiones de GEI.

Las opciones de mitigación, en el caso de la silvicultura, incluyen el manejo forestal y la reducción de la deforestación. En el caso de la agricultura, las opciones de mitigación son un mejor manejo y restauración de los suelos orgánicos. Y estas opciones, tal como se desprende del informe, se presentan en el país como retos y tareas muy claras y directas para las políticas públicas bolivianas, para sus políticas de protección de bosques y de desarrollo agropecuario.

¿Qué hacemos con la economía boliviana o cómo la transformamos si no podemos seguir basando los ingresos del país en la extracción de hidrocarburos?  No es este, indudablemente, un problema que se resuelva de un día al otro, pero creo que pensar y discutir este tema nos ayuda a dar pasos y a diseñar estrategias respecto del camino que tenemos que seguir.

Yo advierto, sin embargo, que en Bolivia todo el mundo está feliz: tenemos hidrocarburos, nuestros principales ingresos proceden de su exportación y esto produce bienestar —y esto no me parece nada mal—, pero en relación al cambio climático esta tendencia es preocupante. Si queremos aportar a la mitigación del cambio climático y conservar condiciones de vida aceptables en la Tierra, ése es un camino que no debiera seguirse. Este es un reto muy, muy grande para la sociedad boliviana. 

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Hoffmann, Dirk

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Hoffmann, Dirk

Dirk Hoffmann está vinculado al movimiento ambientalista por más de 25 años, entre otras ha trabajado como coordinador en el Klimaforum ´95, el centro de coordinación internacional de las ONGs hacia la COP-1 de la Convención Climática en Berlín en 1995. Tiene un primer título universitario mag. art. en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín y un MSc en Protección del Medio Ambiente de la Universidad Humboldt de Berlín. Entre 2005 y 2008 ha trabajado con la cooperación alemana en el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP) de Bolivia y entre 2009 y 2011 se empeño de responsable del Programa de Investigación de Cambio Climático en el Instituto de Ecología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en La Paz. Actualmente, es director del Instituto Boliviano de la Montaña – BMI, una fundación sin fines de lucro con sede en La Paz.

Información y foto utlizado de KlimablogCuyo espacio en el internet es dedicado a la información científica actualizada de los aspectos relevantes del cambio climático en Bolivia. 

 

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Bolivia, Plurinational State of
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