Estudio alerta sobre grave afectación de páramos en Colombia por calentamiento global
La universidad UDCA advierte en un reciente informe sobre la consecuencia, además, de los incendios forestales, el Fenómeno de El Niño y la deforestación.
Colombia no solo es uno de los seis países en el mundo con el privilegio de contar con ecosistema de Páramos, sino que además cuenta con la mayor extensión de éstos. En el país están distribuidos en 33 complejos naturales, entre ellos Rabanal, Chingaza, Guerrero y Sumapaz,considerados como los más importantes y que suministran agua a cerca de un 74% de la población. No obstante, hoy estos se encuentran amenazados como consecuencia del cambio climático que apunta a que en los próximos años la temperatura ambiente suba al menos cuatro grados, lo que llevaría a declarar alerta roja en los páramos del país.
De hecho, una investigación desarrollada por la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales (UDCA) vaticina la desaparición de la mayoría de los páramos en el país si la tendencia del calentamiento global se mantiene. “Si este persiste provocaría el ascenso de la zona de páramo y subpáramo lo que ocasionaría que las actividades agropecuarias asciendan generando una mayor presión sobre estos ecosistemas”, explica Hernando Estupiñán, profesor investigador de este centro educativo.
Y es que pese a que los ojos del mundo se han concentrado en el impacto ambiental y el calentamiento global, problemas en los que se ha hecho énfasis en cumbres como la celebrada en septiembre en la sede de Naciones Unidas en Nueva York - donde se acordaron los objetivos de desarrollo sostenible para el mundo-; o la COP 21 que se llevará a cabo a finales de este mes en París, lo cierto es que, tal como resalta el investigador, “la incertidumbre aún es muy grande y falta mucho por conocer sobre cuál es y será el impacto real de este fenómeno global”.(Vea: La mina de la discordia en Boyacá, el dilema entre páramos y minería)
Pero más allá de los indudables efectos negativos del calentamiento global, existen otras preocupaciones por abordar, según resaltan la investigación de la UDCA. Estupiñan sostiene que la disminución de las fuentes de agua, a punto de generar una crisis energética histórica en Colombia, no es solo culpa de los cambios bruscos del clima. “El problema directo radica en la deforestación que se viene presentado con diferentes propósitos, como es el aprovechamiento de recursos madereros, la explotación minera, el establecimiento de cultivos ilícitos, la ampliación de la frontera agrícola, entre otros, que sumados al efecto del cambio climático, generan daños aún mayores a este tipo de ecosistemas”, añade el experto.
Y es que el investigador también ha puesto en relieve la problemática que generan los incendios forestales, áreas que después de las conflagraciones se convierten en zonas deforestadas y utilizadas para cultivos. Estos a su vez requieren de la utilización de fertilizantes que contribuyen a la contaminación por nitratos y generación de gases efecto invernadero, una de las principales causas del calentamiento global. “Las consecuencias de estos incendios contribuirán en incrementar los efectos de la variabilidad climática, convirtiéndose en una dinámica cíclica y muy perjudicial para el entorno”, añade Estupiñan.
“El cambio climático no se previene simplemente sembrando árboles, ni asignando recursos a las regiones; se previene y se prepara involucrando a toda la sociedad para que brinden información y también la reciban por parte de expertos, para que todos en conjunto afrontemos esta problemática como realmente es y cada quien asuma la responsabilidad que le corresponde”, agrega el investigador quien explica que las medidas de contingencia hoy más que nunca son necesarias y requieren de estudios de medidas de adaptación y mitigación que se tomen para enfrentar al cambio climático y que partan de la evaluación de la vulnerabilidad que tienen los ecosistemas involucrados, los recursos naturales, las formas de utilización de estos recursos y las características socioeconómicas junto a la vulnerabilidad que también se debe zonificar.
Colombia no solo es uno de los seis países en el mundo con el privilegio de contar con ecosistema de Páramos, sino que además cuenta con la mayor extensión de éstos. En el país están distribuidos en 33 complejos naturales, entre ellos Rabanal, Chingaza, Guerrero y Sumapaz,considerados como los más importantes y que suministran agua a cerca de un 74% de la población. No obstante, hoy estos se encuentran amenazados como consecuencia del cambio climático que apunta a que en los próximos años la temperatura ambiente suba al menos cuatro grados, lo que llevaría a declarar alerta roja en los páramos del país.(Vea: Conservar los ecosistemas, una inversión económicamente más rentable)
De hecho, una investigación desarrollada por la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales (UDCA) vaticina la desaparición de la mayoría de los páramos en el país si la tendencia del calentamiento global se mantiene. “Si este persiste provocaría el ascenso de la zona de páramo y subpáramo lo que ocasionaría que las actividades agropecuarias asciendan generando una mayor presión sobre estos ecosistemas”, explica Hernando Estupiñán, profesor investigador de este centro educativo.
Y es que pese a que los ojos del mundo se han concentrado en el impacto ambiental y el calentamiento global, problemas en los que se ha hecho énfasis en cumbres como la celebrada en septiembre en la sede de Naciones Unidas en Nueva York - donde se acordaron los objetivos de desarrollo sostenible para el mundo-; o la COP 21 que se llevará a cabo a finales de este mes en París, lo cierto es que, tal como resalta el investigador, “la incertidumbre aún es muy grande y falta mucho por conocer sobre cuál es y será el impacto real de este fenómeno global”.
Y es que el investigador también ha puesto en relieve la problemática que generan los incendios forestales, áreas que después de las conflagraciones se convierten en zonas deforestadas y utilizadas para cultivos. Estos a su vez requieren de la utilización de fertilizantes que contribuyen a la contaminación por nitratos y generación de gases efecto invernadero, una de las principales causas del calentamiento global. “Las consecuencias de estos incendios contribuirán en incrementar los efectos de la variabilidad climática, convirtiéndose en una dinámica cíclica y muy perjudicial para el entorno”, añade Estupiñan.
“El cambio climático no se previene simplemente sembrando árboles, ni asignando recursos a las regiones; se previene y se prepara involucrando a toda la sociedad para que brinden información y también la reciban por parte de expertos, para que todos en conjunto afrontemos esta problemática como realmente es y cada quien asuma la responsabilidad que le corresponde”, agrega el investigador quien explica que las medidas de contingencia hoy más que nunca son necesarias y requieren de estudios de medidas de adaptación y mitigación que se tomen para enfrentar al cambio climático y que partan de la evaluación de la vulnerabilidad que tienen los ecosistemas involucrados, los recursos naturales, las formas de utilización de estos recursos y las características socioeconómicas junto a la vulnerabilidad que también se debe zonificar.
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