¿Cuáles son los mejores y los peores sitios del mundo para comer?

Friday, 17 January, 2014 - 10:05

Una de cada ocho personas en el mundo se acuesta cada noche con hambre a pesar de que hay comida suficiente para todos. Un consumo excesivo, el mal uso de los recursos y el despilfarro son males comunes de este sistema que deja a cientos de millones de personas sin suficiente para comer.

Con el fin de entender mejor los retos a los que se enfrenta la gente a la hora de lograr una alimentación correcta, en Oxfam hemos elaborado una visión de conjunto de 125 países en la que se muestran los mejores y los peores lugares del mundo para comer. Se trata del primero en su género y muestra los diferentes desafíos a los que se enfrenta la gente dependiendo del lugar donde viven.

El ranking “Suficientemente bueno para comer” hace cuatro preguntas básicas y utiliza dos indicadores para evaluar las respuestas de acuerdo con los últimos datos globales disponibles . Las preguntas son:

1. ¿Tienen las personas suficientes alimentos para comer? - Valorado en función de los niveles de desnutrición  y bajo peso infantil.

2. ¿Pueden las personas permitirse comprar suficientes alimentos para comer? – Valorado en función de los precios de los alimentos en comparación con otros bienes y servicios de consumo, y según el nivel de volatilidad.

3. ¿Es buena la calidad de los alimentos? – Valorado según la variedad de la dieta  y el acceso a agua salubre, limpia y segura.

4. ¿Cuáles son los efectos principales de la dieta en la salud? – En función de los niveles de obesidad  y diabetes.

La combinación de estos resultados nos ofrece una imagen completa de lo bien o mal que se alimenta la gente en todo el mundo. Algunos países que podrían estar más cerca de la cabecera de la tabla –ya que la mayoría de la población tiene suficiente para comer– se encuentran en un puesto más bajo de la clasificación debido a otros factores clave, como los niveles de obesidad y diabetes. El precio de los alimentos y su volatilidad también ha provocado que países como el Reino Unido bajen en la clasificación mundial. Ni los Estados Unidos ni el Reino Unido están entre los doce primeros (el 10%).

Encabezando la tabla está Países Bajos, seguido de Francia y Suiza. En el extremo opuesto, Chad resulta el peor parado. Los alimentos son caros aunque tengan poco valor nutricional y el acceso a buenas condiciones sanitarias en su elaboración es limitado. Uno de cada tres niños y niñas tiene bajo peso.

A pesar de los inmensos avances tecnológicos modernos, seguimos siendo incapaces de proporcionar a la gente el sustento básico necesario para sobrevivir y alimentarse de forma saludable. Esta clasificación muestra que es un fenómeno que se aprecia con mayor crudeza en los países pobres, aunque no de forma exclusiva. Pocos países se han merecido el servicio de plata. Los resultados de muchos de los países más ricos se han visto socavados por la obesidad, el precio de los alimentos y los índices de nutrición, cargas que a menudo resultan más pesadas para los ciudadanos más pobres.

De acuerdo con los últimos datos, más de 840 millones de personas pasan hambre todos los días, a pesar de que hay comida de sobra para todos. La amenaza de la reducción de los recursos naturales, especialmente de la tierra y el agua, y el creciente ritmo del cambio climático hacen que la situación empeore. El análisis sugiere que el cambio climático podría hacer que el número de personas en riesgo de pasar hambre se incremente para 2050, en un 10-20% más que en un mundo sin cambio climático.

Hay varias razones por las que la gente pasa hambre hoy en día. Entre otras, la falta de inversión en agricultura e infraestructura a pequeña escala en los países en vías de desarrollo, el creciente impacto del cambio climático en la producción y la seguridad alimentaria, acuerdos de comercio prohibitivos y objetivos de biocombustibles (como los establecidos por la Unión Europea) que hacen que las cosechas vayan a los depósitos de los automóviles y no a la mesa.

Todo esto afecta a gente de todo el mundo, que está unida en un deseo común de tener acceso suficiente a una alimentación nutritiva. Sus principales preocupaciones son el tipo de alimentos disponibles, su precio, su calidad y los efectos que tienen sobre su salud. El ranking ofrece una instantánea, basada en los datos cuantitativos globales más recientes disponibles, donde se señalan algunos de los desafíos a los que se enfrentan las poblaciones y en cuáles de los 125 países es más o menos probable que la gente consiga los alimentos necesarios para comer de forma saludable.

Cómo se asignaron los puntos en esta clasificación

Se identificaron ocho fuentes de datos globales fiables para captar los aspectos del mercado alimentario más relevantes. Los datos son siempre los más recientes que ofrecen las fuentes de información mundial de organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud. Estas fuentes utilizan escalas diferentes para medir los resultados de los países, lo que hizo necesario una estandarización de los mismos para poder compararlos. Utilizamos el método de ajuste estándar MIN/MAX para generar una puntuación reajustada que va de 0 a 100, donde 0 puntos es la puntuación mínima (mejor) y 100 puntos es la máxima (peor). El proceso se basa en determinar los países que en los datos originales tienen la menor y mayor puntuación, estableciéndolos como el 0 y el 100 respectivamente y, posteriormente, medir la distancia a la que se encuentran los demás países de esos valores máximo y mínimo.

En el proceso de ajuste se incluyeron todos los países con datos disponibles para cada una de las mediciones con el fin de garantizar que el resultado final fuera cotejable a nivel global. Sin embargo en el ranking final solo se incluyeron los países que tenían datos para las ocho mediciones, con una única excepción. Los países más desarrollados no tienen datos disponibles para el bajo peso infantil. Se asumió que los países que habían obtenido la puntuación mínima en la medición de la desnutrición también se encontraban entre los mejores del mundo en el bajo peso infantil. La base de datos de Suficientemente bueno para comer incluye 125 países. El hecho de que algunas mediciones no incluyan una puntuación mínima o máxima indica que hay países con mejores o peores puntuaciones, pero que no se incluyeron en el ranking porque no se dispone del resto de mediciones. También están disponibles los datos sin procesar de todos los países.

La presidencia de la mesa y las sobras del banquete

Combinando los datos de los 125 países, la clasificación “Suficientemente bueno para comer” muestra que Países Bajos es el mejor lugar para comer y que Chad es el peor. Junto a Países Bajos, a la cabecera de la mesa, se sientan los países de Europa Occidental y Australia, que forman el grupo de los 12 primeros (el 10%). Tanto el Reino Unido como los Estados Unidos están fuera de este exclusivo diner's club.

Países Bajos, con 6 puntos, seguida de cerca por Francia y Suiza con 8, van seguidos de Austria, Bélgica, Dinamarca y Suecia (10 puntos) y Australia, Irlanda, Italia, Luxemburgo y Portugal (11 puntos). Los 12 primeros sacaron las mejores notas en términos de malnutrición y desnutrición así como en acceso a agua potable. Países Bajos consigue el primer puesto gracias a un nivel relativamente más bajo del precio de los alimentos y de la incidencia de la diabetes y a una mayor diversidad nutricional que sus rivales europeos. Sin embargo, Países Bajos tiene una puntuación baja en las mediciones de obesidad: casi uno de cada cinco holandeses (el 19%) tiene un índice de masa corporal mayor de 30. Países Bajos no está solo. Muchos de los 12 países mejor posicionados también muestran altos niveles de obesidad. Australia tiene el nivel más alto de obesidad entre los 12 primeros con un 37 en el ranking y un 27% de la población obesa. El 9% de los australianos tiene, también, diabetes.

En el otro extremo de la escala, Chad es el país con la peor nota de todos, obteniendo 50, junto con Etiopía y Angola, que le siguen de cerca con 49 puntos. La puntuación de Chad para el coste de los alimentos (94 puntos) se encuentra entre las peores. Tan solo en Guinea (100 puntos) y Gambia (97 puntos) los alimentos resultan más caros. Chad también es el cuarto peor país en relación a la calidad de los alimentos que se consumen, obteniendo 72 puntos, los mismos que Togo. Los chadianos se enfrentan a alimentos caros de poco valor nutricional, con un acceso limitado a las condiciones sanitarias. Al mismo tiempo uno de cada tres niños tiene bajo peso (34%).

Angola y Etiopía son los segundos empezando por el final. Angola sufre el nivel más alto de volatilidad en el precio de los alimentos de todos los países del índice, a excepción de Zimbabue. Los altos precios de los alimentos suponen un inmenso coste para los países más pobres que gastan hasta un 75% de sus ingresos en alimentos. La medición de Angola refleja una inflación alta e inestable en toda su economía durante la última década, haciendo que sea más difícil para los angoleños ahorrar y pagar sus necesidades básicas como la alimentación. Angola también saca la nota más baja entre los países con la peor calidad de los alimentos. En Angola la dieta del 60% de la población está compuesta de carbohidratos simples y casi la mitad de la población no tiene acceso a agua salubre para poder cocinar en condiciones higiénicas seguras.

En las 10 últimas posiciones del ranking se encuentran 9 países subsaharianos y Yemen. Estos países sacaron malas notas en el indicador del precio de los alimentos, siendo los alimentos mucho más caros que otros bienes y servicios, en comparación con los otros países de la clasificación. Los altos precios de los alimentos suponen que la población no puede mantener una dieta saludable. Las dietas en estos países también están dominadas por cereales, raíces y tubérculos pobres en nutrientes. En Madagascar una media del 79% del consumo de la población provenía de estas fuentes, frente a la media global del 47%.

¿Suficiente para comer?

La tabla señala que todavía hay una parte significativa de la población de muchos países que se enfrenta al desafío de lograr la ingesta diaria necesaria para sobrevivir. La primera pregunta del análisis (si la gente tiene suficiente para comer) utiliza datos que miden la desnutrición fijándose en si se consumen suficientes calorías al día y en la malnutrición infantil, que se mide en función del peso.

El país que saca la puntuación más baja combinando estas medidas es Burundi (89 puntos) donde el 67% de la población está desnutrida y el 35% de los niños y niñas tiene bajo peso. Yemen es el segundo peor clasificado con 67 puntos y un 29% de desnutrición y un 43% de la población infantil con bajo peso. Tanto India como Madagascar comparten la tercera peor posición con 59 puntos y niveles de desnutrición del 17% y 27%, respectivamente. La puntuación de India está empatada con el peor nivel de bajo peso infantil, un 44%. La proporción de niños con bajo peso en Madagascar es del 37%.

Seguridad alimentaria en Chad

Después de responder a la crisis alimentaria en África Oriental en 2012, desde Oxfam buscamos soluciones a largo plazo, además de que la gente, incluyendo la población de Chad, sea menos vulnerable ante futuras sequías.

El pasado año, 2,1 millones de habitantes de Chad seguían afectados por la inseguridad alimentaria. Desde Oxfam proporcionamos ayuda a 200.000 personas pobres durante la época de carestía en las regiones de Bar El Gazal, Guéra y Silla el año pasado. Dentro de estas ayudas también se proporcionó dinero en efectivo para que la gente pudiera cubrir sus necesidades básicas y para la distribución general de alimentos.

En Oxfam también trabajamos para fortalecer los sistemas de alerta temprana a nivel local y reforzar a largo plazo los medios de vida de las personas más vulnerables, como la creación de huertos para el mercado y la construcción de reservas de alimentos para que la comida pueda ser almacenada para épocas peores. En la región de Bahr El Gazal, la mayoría de las comunidades dependen de su ganado para generar ingresos con que comprar comida, pero las sucesivas sequías han reducido el volumen de alimentos y de pastos disponibles. Unos cuidados veterinarios deficientes también han provocado que aumente la mortalidad animal, empobreciendo aún más a las ya de por sí vulnerables comunidades. Desde Oxfam hemos ayudado a introducir bancos de cereales y de alimentación animal, así como a mejorar el cuidado del ganado creando un programa veterinario.

Desde Oxfam también hemos creado huertos en 29 aldeas en la región de Bahr El Gazal, proporcionando a cada aldea una bomba de agua a motor, combustible, herramientas y semillas para ayudar a aumentar el rendimiento de las cosechas y a diversificar la producción. Cultivar diferentes variedades de plantas asegurará que las cosechas se escalonen a lo largo del año y que las comunidades tengan fuentes de alimentación más seguras y nutritivas para que sus vidas cambien a mejor.

El coste de los alimentos priva al Reino Unido de una silla en la cabecera de la mesa

Mientras que muchos países de Europa Occidental se sientan en la cabecera de la mesa, el Reino Unido se queda fuera debido a la volatilidad de los precios de los alimentos y al precio que sus ciudadanos pagan en comparación con otros bienes y servicios. En la medición de si la población puede permitirse comer, el Reino Unido queda en vigésimo lugar con 14 puntos, los mismos que Chipre, cuya economía tuvo que ser rescatada el año pasado y que actualmente se encuentra inmerso en la firma de un nuevo acuerdo de rescate internacional. Los dos únicos países de Europa Occidental que tienen una peor puntuación son Austria e Islandia, con 16 y 19 puntos respectivamente. Los Estados Unidos quedan entre los primeros con seis puntos.

La primera medición para esta pregunta, la volatilidad de los precios de los alimentos, deja al Reino Unido como sexto en la clasificación –al nivel de Perú, Malta y Kirguistán, entre otros–. El Reino Unido también queda en la segunda mitad de todos los países de la OCDE en cuanto a la volatilidad del precio de los alimentos entre 2000 y 2010.

Al mismo tiempo, obtiene una puntuación de 21 en el precio de los alimentos en relación a otros bienes y servicios, los mismos que Austria e Italia. Chipre es el único país de Europa Occidental que obtuvo una puntuación peor, 24 puntos. La población del Reino Unido, en tiempos de austeridad y con una cifra récord de 500.000 personas que utilizan los bancos de comida, se enfrenta a precios más altos de los alimentos que en la mayoría de los países de Europa Occidental y lo tiene más difícil para alimentarse correctamente. Esto es otro indicador de los desafíos a los que se enfrenta la población del Reino Unido junto al desempleo, los bajos salarios y los cambios y recortes en el sistema de bienestar.

Estas puntuaciones hacen descender al Reino Unido en la clasificación a pesar de las buenas notas que obtiene en malnutrición, desnutrición y acceso a agua potable. Como resultado el Reino Unido queda decimotercero en el total del ranking de Suficientemente bueno para comer con 12 puntos, compartiendo posición con Chipre, Finlandia, Alemania, Grecia, Islandia, Noruega y España. El nivel de obesidad en el Reino Unido es el mismo que en Australia con 37 puntos en el ranking, pero el nivel de diabetes es más bajo.

Pobreza alimentaria en el Reino Unido:

"Kate" (nombre ficticio) trabaja en un centro comunitario en Salford. A pesar de recibir descuentos fiscales para complementar su salario, cada vez le resulta más difícil alimentarse a ella y a su hijo:

"Si estoy aquí [en el trabajo] a veces puedo pasarme casi todo el día sin comer nada y en casa nunca tengo mucha comida almacenada. Voy a comprar a uno de los sitios más baratos verduras al por mayor. Se acaban muy rápido pero son mucho más baratas que ir a comprar a una de las tiendas más caras. Así que tiendo a comprar más barato pero al final, por desgracia, también termino gastando mucho”.

“En general, sobre todo en los últimos tres años, me he dado cuenta de que mis ingresos no han variado, pero mis gastos se han disparado. Cada mes tengo más números rojos y eso contando solo con los gastos básicos… Apenas salgo, no bebo, compro en tiendas de caridad, nunca voy a las tiendas caras... Ya no sé dónde comprar”.

“No pienso en otra cosa que en ahorrar y en los sitios más baratos para comprar, desde la comida hasta los productos para la higiene. Voy a las tiendas de “todo a 100” pero, aun así, durante los últimos tres años cada vez estoy más y más endeudada".

Desde Oxfam financiamos el Trussell Trust que ha creado 400 bancos de alimentos en el Reino Unido para la gente que tiene dificultades para comprar la comida que necesita.

Hábitos alimentarios poco saludables: un problema creciente

En cuanto a los hábitos alimentarios poco saludables, Arabia Saudí es el que peor puntuación tiene en el ranking con 57 puntos, obteniendo la peor puntuación en diabetes (con un 18% de la población diabética), mientras que un tercio de los saudís son obesos.

Tan solo Kuwait tiene un índice de obesidad peor, con un 42% de la población y una puntuación de 58 puntos en el índice. Arabia Saudí comparte, con 46 puntos, el segundo lugar con los Estados Unidos y Egipto, donde uno de cada tres habitantes es obeso. Si echamos un vistazo a los resultados en obesidad veremos niveles sorprendentemente altos de obesidad en algunos países en vías de desarrollo y de renta media como México (44 puntos), Fiyi y Venezuela, que están entre los peores 10. De hecho en 2008 se registraron 904 millones de adultos como “personas con sobrepeso u obesas” en países en vías de desarrollo en comparación con los 557 millones en el mundo desarrollado. Esto se ha atribuido al cambio en la dieta, en la que los cereales y el grano han sido sustituidos por más grasas, aceites, productos animales y azúcares. En los países en vías de desarrollo viven más de 30 millones de niños y niñas con sobrepeso en comparación con 10 millones en los países desarrollados.

Mientras los niveles de obesidad aumentan debido a unos mejores ingresos y a cambios en la dieta, cabe señalar que se trata de un problema que también afecta a quienes que se encuentran en la pobreza. Por ejemplo, aunque las islas del Pacífico no están incluidas en el índice por la falta de datos en otros criterios, éstas tienen un mayor nivel de obesidad que Kuwait. La isla de Nauru está en primer lugar: un 71% de su población relativamente pobre es obesa. En países más ricos, la obesidad a menudo está relacionada con las capas más pobres de la sociedad. En el Reino Unido la gente con rentas bajas come más alimentos procesados que tienen más grasas saturadas y sal  al tiempo que, en países como los Estados Unidos, los alimentos con mucha grasa a menudo son significativamente más baratos que la fruta y las verduras.

En Etiopía y Bangladesh se encuentran los niveles de obesidad más bajos, con un 1,1% de la población obesa, seguidos de Nepal con un 1,4%. Camboya es el país que sale mejor parado en la categoría de “Hábitos alimentarios poco saludables”, que combina las mediciones de obesidad y diabetes. Sin embargo, al combinar estos datos con los niveles de malnutrición y bajo peso infantil, queda claro que no es una posición a celebrar sino que más bien refleja la escasez de comida disponible.

Si combinamos los datos de “Hábitos alimentarios poco saludables” (obesidad y diabetes) con la clasificación “Suficiente que comer” (malnutrición y bajo peso infantil), los que salen mejor parados son la República de Corea y Japón, con una media de 5 y 6 puntos respectivamente. Los que peor resultado obtienen en estos dos factores combinados son Yemen y Burundi, influidos principalmente por los resultados extremadamente pobres a la pregunta de la clasificación “Suficiente para comer”. Camboya, donde el 15,4% de la población está desnutrida y el 29% de los niños tiene bajo peso, se encuentra en un puesto bajo, el 74.

Con más de mil millones de personas con sobrepeso u obesas actualmente, la obesidad es un reto creciente en la lucha para asegurar que todo el mundo sea capaz de alimentarse de forma saludable. Esta cifra ilustra un sistema alimentario global desajustado en el que los consumidores sufren tanto de desnutrición como de obesidad, a menudo en los mismos países y comunidades. Queda claro que los Gobiernos y la industria alimentaria tienen que abordar este asunto.

Oxfam en Camboya

El sistema de intensificación de cultivo del arroz (SRI) ha ayudado a agricultores de 50 países a cultivar el doble de arroz simplemente plantando plantones individuales en lugar de haces y utilizando mejores variedades. En 2000, desde Oxfam ayudamos a introducir el sistema en Camboya centrándonos tan solo en mejorar el nivel de vida de 28 familias campesinas. En un principio, los agricultores fueron reticentes ya que esto suponía abandonar un modo de cultivo que ya había sido probado y contrastado. Sin embargo la nueva técnica demostró tener tanto éxito que para 2012 la habían adoptado 140.000 agricultores. Se estima que aproximadamente 500.000 personas han duplicado los rendimientos de sus cosechas consiguiendo tener suficiente alimento e incrementar sus ingresos.

Sopheap Meas, una arrocera del SRI ha visto como su cosecha de arroz ha pasado de 1,5 a 4 toneladas.

"Me ha sobrado arroz para vendérselo a un empresario", dice. "Con ese dinero he comprado gallinas y cerdos para el patio de casa y otra parte del dinero sirve para ayudar a mi sobrina y a mi sobrino, para que vayan a la escuela. Antes iban al colegio pero no podía comprar cosas que necesitaban como material escolar. Iban andando pero ahora van en bicicleta y tienen el material que necesitan".

Desde Oxfam hacemos un llamamiento a la acción

El ranking Suficientemente bueno para comer destaca algunas áreas especialmente importantes para muchos países a la hora de asegurar que la población pueda alimentarse correctamente y señala algunas deficiencias importantes del sistema de alimentación mundial que deben ser abordadas.

El vínculo entre las personas y los alimentos que precisan para su supervivencia se encuentra profundamente deteriorado y es necesario actuar con urgencia antes de que el sistema se vea sometido a una mayor presión.

Hacen falta acciones globales para reparar los desajustes del sistema alimentario, para que la gente tenga más capacidad para cubrir sus necesidades alimentarias y nutricionales. Esto supone:

- Invertir en agricultura a pequeña escala y en infraestructuras en los países en vías de desarrollo para aumentar los niveles de producción y la diversidad de los cultivos y permitir así a los agricultores acceder a los mercados y almacenar alimento, evitando que se desaproveche.

- Abordar el cambio climático reduciendo las emisiones globales de dióxido de carbono para evitar los efectos cada vez mayores del cambio climático sobre la producción de alimentos, invirtiendo en una producción agrícola resiliente que pueda adaptarse a un clima cambiante y elevando los niveles de financiación de la lucha contra el cambio climático para que los agricultores puedan adoptar mejores prácticas y tecnologías para responder al mismo.

- Eliminar los objetivos de biocombustibles como los de la UE que hacen que los alimentos vayan a parar a los depósitos de los coches en lugar de a los estómagos de las personas.

- Mejorar el derecho a la tierra para que las comunidades más vulnerables se encuentren en menor riesgo de perder las tierras que precisan para cultivar alimentos.

- Que los Gobiernos y la industria alimentaria actúen para contener el incremento de los niveles de obesidad y sobrepeso que representan un serio problema de salud tanto en las economías emergentes como en desarrollo.

- Mejorar la regulación de la especulación alimentaria para evitar que el precio de los alimentos sea elevado o volátil.

En el Reino Unido 500.000 personas –una cifra récord– están recurriendo a bancos de alimentos porque tienen dificultades para conseguirlos. Se deben hacer más esfuerzos para abordar algunos de los desafíos subyacentes a los que la población se enfrenta cada vez más, como el desempleo, los bajos salarios y los precios cada vez más altos de los alimentos y del combustible. El Gobierno debe realizar una investigación urgente sobre la relación entre los cambios y los recortes en el sistema de bienestar y el crecimiento de la pobreza alimentaria.

Contacto: Para más información, entrevistas o ver el comunicado de noticias pueden ponerse en contacto con Lucy Brinicombe en +44 (0)7786 110054 / lbrinicombe@oxfam.org.uk

Fuente: OXFAM

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