¿Por qué necesitamos proteger al oso de anteojos?

Miércoles, 27 Enero, 2016 - 10:08
En los lugares que transita nace el 40 por ciento del agua que abastece al país.
Algunas culturas lo conocen como el hermano mayor del hombre. Otras lo han llamado: ucumari y jukumari. Sin embargo, la mayoría lo recuerda por las manchas blancas, a veces amarillentas, en el contorno de sus ojos, que se asemejan a un par de anteojos y que resaltan sobre su pelaje oscuro.

El reciente asesinato de un osezno andino en el sector de Chuzcales, vereda Córdoba, del municipio de Junín, en Cundinamarca, que es una zona de amortiguación del parque natural Chingaza, generó repudio al tratarse de la única especie de la familia de osos de Suramérica.

El oso andino es corpulento, solitario y come principalmente vegetales. Es tan alto como una persona de 1,80 metros (algunos miden 1, 50 m ) y vive en los páramos y bosques. Allí, según información de la Corporación Autónoma Regional del Valle, cumple la labor como dispersor de semillas y dinamiza la vida de los bosques cuando derriba arbustos y ramas para buscar alimento.

Por tal rol, proteger al oso de anteojos significa conservar a otras especies de flora y fauna de las que depende cerca del 40 % de la provisión de agua del país, de acuerdo con el Proyecto de Conservación de Osos Andino, que lanzó en septiembre del año pasado Parques Nacionales, en alianza con la Fundación del Grupo Argos y WCS (Wild Society Conservation) Colombia.

El oso de anteojos, considerado como una especie sombrilla, ha visto en las últimas décadas cómo el hombre se ha apropiado de su hábitat, lo que lo ha hecho cada vez más vulnerable al peligro de extinción.

Work regions: 
Mountain Ranges: 

Comentarios via Facebook