De los bosques depende la vida

Lunes, 23 Marzo, 2015 - 11:24

Con la llegada del otoño según los almanaques, se produce también una celebración que incumbe de cerca a Bariloche (Argentina). O al menos, debería… La angustia generalizada que se instaló como consecuencia de los incendios recientes en la zona de Cholila y en la Comarca del Paralelo 42, denota qué tan caros son a la idiosincrasia de los barilochenses los bosques y la necesidad de su preservación. 

Precisamente, el pasado 21 de mazo fue el Día Internacional de los Bosques en el cronograma de las Naciones Unidas. Con su establecimiento, el organismo internacional procura despertar conciencias sobre la importancia que revisten “todos los tipos de ecosistemas boscosos y de árboles”. A propósito, se impone recordar que a pesar de tanta devastación, todavía “los bosques cubren un tercio de la superficie terrestre del planeta y juegan un papel fundamental en la vida de muchos de sus habitantes. Alrededor de 1.600 millones de personas —incluidas más de dos mil culturas indígenas — dependen de los bosques para vivir”.

Desde ya, una concepción precisamente indígena, sumará que los bosques tienen vida en sí mismos y en consecuencia, su valor se define en primera instancia por esa condición. Pero además, desde un punto de vista biológico, los bosques son los ecosistemas terrestres más diversos, donde se alberga más del 80 por ciento de las especies animales y vegetales. Por otro lado, desde una perspectiva humana, los árboles otorgan “refugio, trabajo y seguridad a las comunidades que dependen que ellos”, apuntó la ONU.

Además, ya se sabe sin lugar a dudas que los bosques juegan un papel fundamental en la “lucha por adaptarnos al cambio climático”, según la entidad internacional, que parece ya dar por perdida la contienda por evitar el proceso. También son fundamentales para “paliar sus efectos, ya que contribuyen a mantener el equilibrio en los niveles de oxígeno, dióxido de carbono y humedad en la atmósfera”. Desde ya, “protegen las cuencas hidrográficas, de las que proviene el 75 por ciento del agua dulce mundial”.

Lamentablemente y a pesar de “los increíbles beneficios ecológicos, económicos, sociales que nos brindan los bosques, la desforestación continúa a un ritmo de 13 millones de hectáreas al año y es responsable de entre un 12 y un 20 por ciento de las emisiones de gases que producen el efecto invernadero y contribuyen al calentamiento global”, dictaminó la ONU. También es de lamentar que la contribución argentina a la deforestación global sea considerable.

Para la versión 2015 de la conmemoración, el tema es “Los bosques y el cambio climático”, con el objeto de hacer referencia “a las alternativas que ofrecen los bosques para mitigar los efectos del cambio climático y de una forma más genérica, a los bosques y al desarrollo sostenible”. 

Por su parte, el secretario general de la ONU puntualizó que “el Día Internacional de los Bosques está dedicado a la concienciación sobre la importancia de todos los tipos de bosques y los árboles situados fuera de ellos. La alimentación, el combustible, la vivienda y los ingresos de unos 1.600 millones de personas, incluidas más de 2.000 culturas indígenas, dependen de los bosques. Tres cuartas partes del agua dulce provienen de las cuencas forestales. Los bosques evitan los desprendimientos de tierras y la erosión y, en el caso de los manglares, reducen las muertes y los daños causados por los tsunamis”.

Hizo saber Ban Ki moon que “por estas razones, entre otras, los bosques son una parte esencial de la agenda para el desarrollo después de 2015. Una de sus funciones más importantes es el papel que desempeñan en la construcción de sociedades resilientes al clima. Por ello, en este año de acción para el desarrollo sostenible, el tema del Día Internacional de los Bosques es el cambio climático”.

No descubrió nada el diplomático cuando aseveró que “la protección de los bosques sanos y la mitigación y la adaptación al cambio climático son dos caras de la misma moneda. Los bosques son los principales depósitos de carbono, después de los océanos. El carbono que almacenan en su biomasa, suelos y productos equivale a un 10 por ciento de las emisiones de carbono previstas para la primera mitad de este siglo. Al mismo tiempo, la deforestación y el cambio en el uso de la tierra causan el 17 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono generadas por el ser humano”.

Por eso se afirma que “los bosques están en la primera línea del cambio climático. Esos ecosistemas, ricos en diversidad biológica, son cada vez más vulnerables a los cambios en los patrones meteorológicos, térmicos y pluviométricos. Por consiguiente, es fundamental que trabajemos para conservar nuestros bosques y gestionarlos de manera sostenible”. A la luz de estas consideraciones, saber que manos anónimas no tienen mayores problemas en producir incendios para especular de manera inmobiliaria, habla de la inmensa estupidez de la que es capaz el género humano.

Precisamente, “en todo el mundo la deforestación prosigue a un ritmo alarmante y anualmente se destruyen unos 13 millones de hectáreas forestales. Esta situación no es sostenible ni para las personas ni para el planeta. Sin embargo, hay algunos indicios alentadores”, según el coreano. “En el último decenio, la tasa de deforestación mundial ha disminuido en casi un 20 por ciento, lo cual indica que existen soluciones para revertir esta tendencia destructiva”.

La Argentina debería tomar nota: “para construir un futuro sostenible y resiliente al clima debemos invertir en nuestros bosques del mundo. Para ello será necesario un compromiso político a los más altos niveles, políticas inteligentes, un cumplimiento efectivo de la ley, alianzas innovadoras y financiación”. Hay que dejar de pensar en correr la frontera agropecuaria. Ese cometido trae más desastres que beneficios.

¡De los bosques depende la vida!

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