La Conferencia Climática de Bonn y la Cumbre de los G7

Lunes, 15 Junio, 2015 - 09:00

Durante las primeras dos semanas de junio tuvieron lugar dos reuniones importantes en relación a la próxima Conferencia Climática de las Naciones Unidas en París a finales de este año. Por un lado, durante 10 días se reunieron los negociadores de la Convención Climática, en un intento poco fructífero de reducir el texto de negociación antes de la COP 21. Por otro lado, la reunión del grupo de siete de los principales países industrializados del mundo G7 produjo una declaración en la cual se llama a la descarbonización de la economía global, anunciando el nuevo paradigma para el siglo XXI.

Los negociadores de Bonn todavía no escucharon las señales

Durante las primeras dos semanas de junio se reunieron los representantes de los países miembros de la Convención Climática (CMNUCC) en la sede del secretariado en Bonn, Alemania, para debatir el texto de negociación de un acuerdo global que debería ser firmado en la próxima Cumbre Climática COP 21 en París a finales del año.

Los avances en las negociaciones han sido muy modestos, según la mayoría de los observadores. El texto, por ejemplo, ha podido ser reducido apenas de 89 a 85 páginas, lo que significa que la gran mayoría de los temas en debate no han sido solucionados.

El mayor avance logrado probablemente consiste en el hecho de que poco antes de terminar las negociaciones, los participantes se pusieron de acuerdo de encargar a los dos co-directores de la sesión la tarea de preparar una nueva y resumida versión del texto de negociación durante las próximas semanas, que luego sería puesto a disposición de los países para su análisis. De esta forma se espera adelantar el proceso lento y complicado de encontrar acuerdos sobre cientos de formulaciones entre los casi 200 miembros de la Convención Climática.

El proceso de negociación era tan lento y los avances tan poco palpables, queJennifer Morgan, director global de cambio climático del (World Resources Institute –WRI) comentó: “Esta semana, señales fuertes para acción climática ambiciosa han sido enviados desde fuera de las negociaciones, pero no inspiraron un paso más acelerado en Bonn. Se acumula una fuerzo pro-cambio hacia las conversaciones climáticas de París, pero el progreso modesto alcanzado en Bonn no estaba a la altura de las acciones significativas que acontecieron en otras partes del mundo”.

El único acuerdo concreto que se ha podido lograr durante las dos semanas de negociaciones en Bonn se refiere al esquema de protección de bosques que se venía debatiendo durante los últimos 10 años. Bajo el título “Reduciendo Emisiones de la Deforestación y Degradación Forestal” (Reducing Emissions from Deforestation and Forest Degradation)o “REDD+” los delegados llegaron a una posición mínima común, que ahora puede ser integrada a la propuesta del acuerdo global para la COP 21 en París.

El observador y asesor climático principal de la ONG Christian AidMohamed Adow resumió los principales puntos a ser resueltos a nivel ministerial en la reunión de ministros en París a fines de julio de la manera siguiente: “Los temas clave sobre los cuales tendrán que trabajar los ministros es asegurar que el acuerdo de París tendrá su base de financiamiento, que protegerá efectivamente las comunidades vulnerables y que contará con un mecanismo para aumentar la ambición con el avance del tiempo”. Si estos puntos no son resueltos, va a ser muy difícil para los negociadores avanzar en su trabajo cuando vuelvan a reunirse en agosto.

Pero ojo: Los gobiernos de países con estructuras democráticas solo pueden tomar decisiones que tienen el apoyo de sus sociedades. Por eso es sumamente importante que dentro de cada uno de los países, los actores políticos y sociales se organicen para presionar a sus respectivos gobiernos de promover y apoyar decisiones que nos acerquen a un mundo sin combustibles fósiles hasta mediados del siglo.

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Schloss Elmau en Bavaria, Alemania; foto: http://www.bundesregierung.de

G7 anuncia el fin de la era de los combustibles fósiles

Paralelamente a las negociaciones climáticas de las Naciones Unidas en Bonn, los líderes de siete de los países industrializados más importantes del mundo se reunieron en la Cumbre de los G7 en otro lugar de Alemania, el Castillo de Elmau en los Alpes de Bavaria. Entre el 7 y 8 de junio debatieron asuntos de economía y política global, pero también se pronunciaron sobre el tema de cambio climático.

De forma muy clara y contundente, los líderes de los G7 (Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, Japón y Canadá) llamaron a la descarbonización de la economía global – y con esto anunciaron el fin de los combustibles fósiles: “...enfatizamos que se requiere cortes profundos en las emisiones globales de gases de efecto invernadero junto a la descarbonización de la economía global en el transcurso de este siglo”.

Con esto, los principales de los países tempranamente industrializados están reconociendo la necesidad de despedirse de la modernidad industrializada, del modelo de desarrollo practicado desde la Revolución Industrial por más de dos siglos. Verdaderamente un momento histórico.

La quema masiva de energías fósiles –primero carbón, luego petróleo y gas- está al corazón de este modelo de desarrollo que hace uso indiscriminado de los recursos naturales del planeta y que postula la posibilidad de un crecimiento sin límites. Con la Declaración de Elmau de los líderes de los G7 queda claro que este modelo ya no va.

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Los líderes de los G7 dando la bienvenida a un mundo sin combustibles fósiles; foto: UNFCCC

La nueva orientación es la descarbonización de la economía global, la transición hacia una economía de cero emisiones netas de carbono y hacia el uso de energías renovables. En sí, esta demanda no es nada nuevo para científicos climáticos o grupos ambientalistas; lo nuevo es que desde el núcleo de los países industrializados se hace este llamamiento. El mundo ahora tiene una visión de largo alcance compartida entre líderes políticos y grupos progresistas de la sociedad civil. El camino hacia adelante está señalizado.

La descarbonización de la economía como nuevo paradigma civilizatorio

Esto no significa que a partir de ahora todo sea fácil. Los líderes de los G7, por ejemplo, todavía están pensando en un horizonte temporal demasiado extenso, cuando dicen “en el transcurso de este siglo”. La transición señalizada hacia la descarbonización de la economía global debería concluirse ya hacia 2050, para evitar los peores impactos del cambio climático. – Pero esto son casi detalles de la discusión, una vez que la nueva visión está anunciada.

Nadie puede pensar que despedirse de un modelo de desarrollo practicado durante los últimos 250 años es algo fácil. Vamos a necesitar todavía mucha paciencia y perseverancia para llegar a un mundo sin combustibles fósiles, y la próxima Conferencia Climática COP 21 en París seguramente no va poder solucionarlo todo.

Sin embargo, con su declaración sobre el fin de los combustibles fósiles, los G7 han mandado un mensaje muy fuerte a las negociaciones climáticas de las Naciones Unidas. “Hay que acelerar esta transición justa y equitativa de terminar con el uso de combustibles fósiles y de elevar las energías renovables al 100% hasta 2050. Esto debería quedar reflejado en una meta fuerte de largo plazo en el Acuerdo de París”, exigen los miembros de la Red de Acción Climática (Climate Action Network – CAN) a través de su boletín informativo sobre las negociaciones climáticas ECO.

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Hoffmann, Dirk

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Hoffmann, Dirk

Dirk Hoffmann está vinculado al movimiento ambientalista por más de 25 años, entre otras ha trabajado como coordinador en el Klimaforum ´95, el centro de coordinación internacional de las ONGs hacia la COP-1 de la Convención Climática en Berlín en 1995. Tiene un primer título universitario mag. art. en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín y un MSc en Protección del Medio Ambiente de la Universidad Humboldt de Berlín. Entre 2005 y 2008 ha trabajado con la cooperación alemana en el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP) de Bolivia y entre 2009 y 2011 se empeño de responsable del Programa de Investigación de Cambio Climático en el Instituto de Ecología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en La Paz. Actualmente, es director del Instituto Boliviano de la Montaña – BMI, una fundación sin fines de lucro con sede en La Paz.

Información y foto utlizado de KlimablogCuyo espacio en el internet es dedicado a la información científica actualizada de los aspectos relevantes del cambio climático en Bolivia. 

 

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Alemania