Las familias guardianas de los ríos en Caldas

Humberto Naranjo, un campesino de la vereda Santo Domingo en Villamaría (Caldas), siente que se ganó la lotería y que "se hizo justicia" con él y sus colegas por los cuidados que tienen para subsistir de la naturaleza sin deteriorarla.

La familia de Naranjo, junto con 16 más de Manizales, Neira y Villamaría, ahora son los guardianes oficiales de la Cuenca del río Chinchiná, y su misión, además de protegerla, será animar a que más habitantes se unan a la iniciativa del Banco Ambiental BanCO2.

Esta es una estrategia de pago por servicios ambientales para que las empresas, instituciones y ciudadanía puedan compensar y calcular su huella de carbono, promoviendo la conservación de los bosques naturales, idea que nació en la Corporación Autónoma Regional de las cuencas de los ríos Negro y Nare (Cornare) en Antioquia. La plataforma funciona virtualmente.

"Yo creo que con BanCO2 se está haciendo justicia, porque la gente desconoce los esfuerzos que hacemos para sobrevivir en el campo y para conservar la naturaleza que nos queda", reiteró Naranjo.

Duvier Noreña, agricultor del municipio de Marulanda, comentó que le parece una "muy buena experiencia porque nos están organizando. Yo lo que sé es que hay que cuidar los bosques, lo que uno debe es bregar a trabajar sin dañar los árboles ni nada".

La semana pasada, los campesinos asistieron al lanzamiento oficial del programa que hizo la Corporación Autónoma Regional de Caldas (Corpocaldas), entidad que los convocó y que los va a capacitar para que aprendan cómo desarrollar su economía de una manera sostenible, protegiendo los afluentes hídricos.

Ellos fueron escogidos tras un diagnóstico socio económico y luego de una evaluación del entorno en el que viven: espacios naturales que integran áreas protegidas y de reserva forestal, con cuencas hidrográficas cercanas y ecosistemas de valor regional.

"Las familias vinculadas son personas que, para generar ingresos y sobrevivir, extraen material del bosque. Con estas compensaciones, logramos que el campesino deje de intervenirlos y se convierta en un socio de la conservación", subrayó el director de la Corporación, Raúl Jiménez.

Además, ese incentivo económico será directo, se entregará un total de 163 millones 200 mil pesos (cerca de 600 mil pesos mensuales a cada familia), a través de una cuenta en Bancolombia, entidad aliada al proceso. La idea es que con este dinero las personas mejoren sus proyectos productivos, compren insumos amigables con el medio ambiente y se unan a la gestión forestal de una forma más activa.

Otra forma de unirse a este ejercicio, es ingresar a la página web www.banco2.com, conocer más acerca de las familias vinculadas al proyecto y donar su compensación por el CO2 que producen.

En el portal virtual hay un mapa interactivo que muestra los detalles de las veredas y fincas que hacen parte del proyecto.

La Central Hidroeléctrica de Caldas (Chec) fue la primera empresa en unirse al BanCo2 en este departamento, y mediante un convenio de colaboración con Corpocaldas, aportó el dinero para subsidiar a los guardianes de las cuencas.

"Es un orgullo ser el primer cliente de BanCO2, un negocio en el que los campesinos protegen los recursos naturales ubicados en sus propiedades y quienes emitimos gases pagamos por esos servicios de protección", expresó el gerente de Chec, Jhon Jairo Granada. Anualmente, esta hidroeléctrica emite cerca de 10.241 toneladas de dióxido de carbono (CO2).

De otro lado, Corpocaldas anunció que comenzará a trabajar en la implementación de este mismo sistema en la cuenca del río Guarinó, ubicada en el municipio de Victoria (Caldas), donde el aliado fundamental será la empresa colombiana dedicada a la generación de energía eléctrica, Isagen, y que desde hace varios años viene gestionando un proyecto en esta zona.

Se estima que cada año, una sola persona genera 10 toneladas de dióxido de carbono aproximadamente.

Mónica Arango Arango
Corresponsal de EL TIEMPO
Manizales