¿La consulta previa, una oportunidad para el diálogo y la construcción colectiva?

Monday, 15 April, 2013 - 11:05

Es común observar cómo se concibe a la Naturaleza como un componente aislado de la sociedades humanas, un recurso o un bien para ser utilizado, idea que, con el tiempo se ha jerarquizado teniendo hoy en día repercusiones serias, primero considerar una Naturaleza como propiedad humana y segundo pensar una Naturaleza sin humanos;  sin embargo, existen miradas que reflexionan frente a esta relación en donde se piensa a la Naturaleza - Cultura como un conjunto que no merece separación. Si bien la primera concepción es la más multiplicada y en casos concretos se evidencia en la planificación y gestión ambiental; desde el punto de vista de Arturo Escobar, no es la más contextualizada a la dinámica de la relación en la dicotomía Naturaleza - Cultura. Pensar en esta dicotomía, no obedece solo a un discurso de ambientalistas apasionados o fundamentalismos teóricos, sino que para algunos grupos étnicos, es un principio vigente -aunque cambiante-, que debería ser tenido en cuenta para el desarrollo y ejecución de proyectos y emprendimientos que llegan a sus territorios, así como para la elaboración de políticas públicas, de esta manera aparece como un ejemplo la Consulta Previa.

Actualmente, en Latinoamérica el derecho a la Consulta Previa (Convenio 169 de la OIT) es una herramienta legal que encierra un gran potencial que abre un espacio para el diálogo y la percepción de las comunidades humanas involucradas; a partir de los últimos años varios Estados han ratificado este convenio; de acuerdo con el portal Servindi, en Bolivia, el Presidente del Tribunal Supremo Electoral, afirmó en febrero de 2012 que el Gobierno estaría preparando un reglamento, con el fin de demarcar los procedimientos del proceso de consulta.  Chile, expidió el Decreto 124 de 2012 que haría las veces de Reglamento de Consulta y Participación de los pueblos Indígenas. En Brasil se creó en enero de 2012 el Grupo de Trabajo Interministerial, con el objetivo de evaluar y presentar una propuesta de reglamentación de este convenio. En agosto de 2012,  Ecuador, aprobó la ley que reglamenta la consulta previa e informada a comunidades indígenas y tribales, en procesos de licitación y asignación de áreas y bloques hidrocarburíferos. Colombia se encuentra en el proceso de normatividad de la Ley 21 de 1991 y Perú en el año 2012 emitió el Decreto Supremo 001-2012 MC, que estableció las directrices para llevarla a cabo con los pueblos indígenas u originarios.

Sin embargo, es curioso encontrar como se presentan debilidades y si se puede decir alegalidades de acuerdo a cada país. Por ejemplo, la semana pasada en Bolivia se mencionó que el proyecto de Ley de Minería contempla la consulta, sin embargo, se aclara que se definió que en ésta los indígenas no tendrán derecho a vetar la ejecución de proyectos extractivos en sus territorios, en Colombia los diferentes aportes en cuanto al tema promueven una  reglamentación necesaria para que la consulta previa tome la seriedad que merece y que de alguna manera la reivindique y deje de ser vista como “el palo en la rueda del desarrollo”; Perú también ha generado sus análisis frente al proyecto de Ley de Consulta Previa y su alcance frente a la autonomía de las comunidades ante el Estado.

La Consulta Previa no es tan solo una firma de aprobación de nuestras comunidades para que se inserten grandes proyectos en sus territorios, es el espacio donde la mirada occidental se debe impregnar de los tiempos, lecturas, interpretaciones y valoraciones de indígenas y afrodescendientes para entender los conceptos de territorio, identidad, autonomía y soberanía. Donde se ejercita la comprensión para entender que los seres humanos y la Naturaleza hacen parte del mismo sistema, que sus procesos van de la mano y que existen inconmensurabilidades  difícilmente cuantificables y que no necesariamente deben tener un precio dentro del mercado para entender que tienen un valor en sí mismo. Es el escenario donde se puede cuestionar, elaborar y construir colectivamente las perspectivas de hacia dónde se desea ir, enmarcado en un contexto que involucre las realidades locales, con modelos propios e ideas diversas.

Evidentemente no es fácil este cambio que transgrede lo acostumbrado y lo no enseñado en las universidades o en el diario vivir. Pero es perfectible, tanto la consulta previa real y consensuada, como el nacimiento de una nueva mirada que vaya más allá del utilitarismo hacia los ecosistemas, la vulneración de los derechos humanos y la invisibilidad de los derechos de la Naturaleza. El camino ya está trazado, Latinoamérica lo está transitando; las movilizaciones sociales, las acciones colectivas, el reconocimiento legal de la Naturaleza como sujeto, son una muestra de ello. 

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