Cultura, cuarto pilar del desarrollo sustentable
Valerie Magar, titular de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH de México, analizó la importancia de este acervo para cada nación.
Fomentar la sensibilización de que la cultura es el cuarto pilar del desarrollo sustentable; crear indicadores para conocer el impacto de la conservación del patrimonio mundial e impulsar los instrumentos legales de la UNESCO y la efectividad de su aplicación, son los retos de la UNESCO en América Latina, consideró Valerie Magar, titular de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).
Esto lo reveló la especialista en su conferencia Consideraciones sobre la alternancia de las Convenciones UNESCO en América Latina, en el marco del encuentro Convenciones UNESCO: Una visión articulada desde Iberoamérica, realizado este viernes 25 de octubre en el auditorio José Luis Sánchez Bribiesca de la Torre de Ingeniería, en Ciudad Universitaria.
La titular de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural inició su conferencia mencionando algunas convenciones (acuerdos) de la UNESCO que abordan el tema del Patrimonio Mundial, entre las que destacó la Convención de La Haya que enfatiza la protección del patrimonio de cada nación y lo considera un tema de alta importancia para la humanidad.
Y la Convención de Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales que habla de la fragmentación entre lo que es patrimonio material e inmaterial, su salvaguarda, cómo y frente a qué proteger las costumbres y tradiciones y la necesidad de nuevas ideas y mecanismos para fomentar y mantener la expresión y diversidad cultural.
La especialista asimismo conversó sobre los impactos en la legislación o normatividad provocada por las distintas convenciones de la UNESCO entre las que destacó la Convención de 1970, “que a pesar de tener una normatividad insuficiente dio buenos principios y resultados porque hablaba del impacto en las estructuras para la protección del patrimonio y la generación de políticas de conservación en instituciones gubernamentales, en universidades o escuelas especializadas”.
Valerie Magar también compartió una fórmula que para ella es la ideal para impulsar las convenciones de la UNESCO: Patrimonio Mundial + Diversidad Cultural, “que permitirá crear definiciones y una discusión de nuevos conceptos entono al patrimonio mundial”.
Igualmente destacó los retos y desafíos de las diversas convenciones: que a pesar de todo deben de tomar en cuenta el crecimiento urbano y demográfico, generar una mayor competencia cada vez con menos recursos, considerar el cambio climático, el desarrollo sostenible, el papel de comunidades y gobiernos locales y adecuarse a cada instante a las nuevas realidades sociales.
Desde su visión, la especialista describió los beneficios o problemas que tienen los países al inscribir sitios en la Lista de Patrimonio de la Humanidad: desarrollo de infraestructura, en las actividades humanas, en cuestiones legales, en eventos naturales y desastres.
Valerie Magar presentó una serie de gráficas que exhibían algunos de los resultados obtenidos al aplicar las convenciones de la UNESCO publicados en su informe de este año, destacando una sobre la opinión de si el marco legal de las convenciones (legislación y/o regulaciones) es adecuado para la identificación, conservación y protección del patrimonio cultural y natural para el Estado Parte, en donde se mostró que para la zona Sur y Centroamérica es adecuado contrario a la del Caribe.
En este contexto –destacó– “es importante implementar diversas direcciones estratégicas en el desarrollo de capacitación, comunicación, comunidad, credibilidad y conservación”.
La especialista hizo énfasis en las de capacitación, que dijo, ayudan a mejorar la conservación de los sitios patrimonio mundial y permiten estar preparados ante riesgos, despertar la sensibilización en las comunidades, promover la educación y la administración adecuada de los sitios.
“Esto a través de diversas cosas, por ejemplo, la capacitación continua para profesionales de la conservación, el desarrollo de capacidades para el turismo sustentable, el desarrollo de actividades para reducir riesgos de desastres, la creación de una red internacional de sitios por clases y una nacional de sitios Patrimonio Mundial y finalmente promover la participación comunitaria en la gestión de los sitios”.
Ya que con esto –añadió– se tendrá una serie de impactos de enorme beneficio para los estados con sitios Patrimonio Mundial, entre los que destacan una mayor visibilidad en la conservación y protección de su patrimonio, una alta posibilidad de recibir apoyo en legislación y normatividad, cooperación internacional y crear redes de trabajo a mayor escala.
Fuente: elsemanario.com
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