La dimensión cultural del desarrollo en las agendas políticas de los países Andinos

Por el agua, por sus recursos biológicos, por sus recursos mineros, por la facilidad o dificultad para atravesarlas, hasta un ‘obstáculo’ natural desde algunos enfoques. Por numerosas razones, en distintas partes del mundo las montañas son geopolíticamente importantes.

En el marco de la conmemoración del Día Internacional de las Montañas (11 de diciembre), este año bajo el tema “Celebrar la diversidad y fortalecer la identidad”, me proponía escribir un artículo de opinión que destacara el rol de las tradiciones culturales andinas en el desarrollo de Sudamérica.

Sin embargo, un artículo que leí esta semana sobre la “crisis humanitaria de proporciones épicas” que enfrentará el mundo a causa del cambio climático en los próximos años, me llevó a reflexionar acerca del rol de la cultura en torno a todo esto.

No tanto por el augurio, ya que muchos sabemos que los refugiados ambientales son de hecho una realidad, sino porque el artículo se basaba en entrevistas a algunos líderes militares de distintas partes del mundo, preocupados por el desplazamiento de millones de personas a causa de la escases de alimentos, de acceso a agua segura y de condiciones climáticas extremas, así como también resaltan la preocupación por la ampliación y aumento de conflictos armados cuya base es la falta de acceso a recursos básicos pero que vienen enmascarados en argumentos culturales. Ese círculo vicioso irá en aumento ante la necesidad de tierras aptas para el cultivo y agua, alimentos y refugio, y demás bienes.

La cultura moldea lo que cada sociedad entiende por desarrollo y determina su forma de actuar en pos de su sustentabilidad. Los Andes, espina dorsal sudamericana, albergan un riquísimo y extenso patrimonio cultural, los que son a la vez, pilares fundamentales para el desarrollo sostenible. “La creatividad, el conocimiento, la diversidad, la belleza son presupuestos imprescindibles para el diálogo por la paz y el progreso, pues están intrínsecamente relacionados con el desarrollo humano y la libertad” (UNESCO, 2010).

En un mundo agitado y cambiante, los retos culturales son cada vez más significativos, por lo que tenemos que considerarlos una dimensión más en el desarrollo sostenible para nuestra región. Esto no es novedoso en la gobernanza regional. Por varios años se han identificando necesidades, insuficiencias y carencias para la integración de agendas políticas en torno al desarrollo en los Andes.

Es hora de pasar de la palabra a la acción, es tiempo de ir más allá de los diagnósticos e inventarios, a través de programas concretos que incluyan a los diversos actores los países de la región.

Geopolíticamente hablando, es tiempo de que maduremos la idea de nuestras montañas como lo que son, fuentes de recursos estratégicos: agua, biodiversidad, minerales, fronteras naturales, así como también, diversidad cultural, identidad, conocimientos ancestrales-tradicionales, y por ende, componentes intrínsecos del desarrollo sostenible.