Papa: La esencia no conmemorada

Tuesday, 31 May, 2011 - 11:24

Por Fidel Torres G. - Biólogo, Presidente de AGRORED Norte

“Nadie maltrata, ni menosprecia a quien se admira y respeta”. Santiago Ramón y Cajal

La papa es el artefacto más valioso que los antiguos peruanos han aportado al bienestar de la humanidad. Las papas silvestres no son comestibles, este tubérculo —que fue el soporte alimenticio de la revolución industrial europea, y uno de los cuatro cultivos sembrados en todo el planeta, después del trigo, maíz y arroz y actualmente el estandarte de la innovación gastronómica del Perú—; es producto del enérgico e inteligente proceso de domesticación milenario desarrollado por las sociedades andinas peruanas.

La diversidad genética de un organismo por sí misma no garantiza un beneficio directo a quienes la poseen, la naturaleza produce variaciones sucesivas, el hombre las identifica y aumenta en determinadas direcciones útiles para él, generando razas mejoradas muy diferentes a sus parientes silvestres. Es decir, la utilidad y formas acabadas de las que se sirve el hombre con las especies que domestica, no aparecen de repente de la sola variabilidad, sino del proceso de selección acumulativa, de la capacidad para detectar, reproducir, seleccionar y propagar las variaciones que más les conviene utilizar y mantener; transformando a dichos organismos en creaciones puramente humanas (artefactos) que por sí mismos ya no pueden reproducirse (Bonavía y Grobman; 1982).

El triunfo de este desafío intelectual concretado en la papa se verifica en la selección que realizaron sobre más de 180 especies silvestres (INIA, 2005) para domesticar sólo ocho de ellas (Tabla), y formar una pequeña baraja de especies cultivadas a partir de las cuales se han obtenido las más de 5 mil variedades, que se consumen en el mundo entero y las más selectas se degustan en la feria gastronómica Mistura.

 

Especies nativas de papa domesticadas

ESPECIE

PLOIDIA

CUALIDAD

ADAPTACIÓN

Solanum ajanhuiri

2x=2n=24

Papa amarga, uso en chuño

Tolerante a helada, sequía

Solanum goniocalix

2x=2n=24

Papa amarilla, alta calidad

Tolerante al calor y a "rancha" (hongo)

Solanum phureja

2x=2n=24

Papa criolla

Resistente a enfermedades

Solanum stenotomum

2x=2n=24

Papa morada, alta calidad

Tolerante a helada y hongo (Spongospora)

Solanum chaucha

3x=2n=36

Papa huayro, harinosa

Precoz, ligera tolerancia a "rancha"

Solanum juzepzukii

3x=2n=36

Papa amarga, uso en chuño

Tolerante a helada

Solanum tuberosum (ssp andigena)

4x=2n=48

Papas de colores

Tardías y semitardías

Solanum curtilobum

5x=2n=60

Papa amarga, uso en chuño

Tolerante a heladas

Fuente: SEINPA; semilla básica de papa en el Perú

Ante los cambios del clima que amenazan la existencia de lo que hoy se tiene, las familias andinas, por iniciativa propia mantienen la reserva de genética para nuevas variedades de papa que respondan a la demanda de adaptación, a partir de sus bancos de conservación in-situ de especies nativas y tecnologías de manejo; sin financiamientos estatales ni extranjeros; sin certificaciones académicas ni publicaciones internacionales.

Mantienen la posibilidad competitiva del agro peruano, al persistir en conservar las ochos especies cultivadas que domesticaron sus antepasados, a partir de las cuales se cuenta con variedades resistentes al calor y al frío extremo, a enfermedades y plagas, de crecimiento rápido y crecimiento lento, de altos contenidos de materia seca y aquellos con importantes antioxidantes.

 

El aporte de la sierra de Piura

La sierra de Piura también ha realizado un aporte a este proceso colectivo de saberes; hoy en un nuevo escenario de competitividad, expansión del consumo y producción de papa y la necesidad de nuevas estrategias e innovaciones para producir papa y conservar in-situ su variabilidad. Pero, la ruta de la multiplicación clonal es insuficiente o presenta serias limitaciones de sostenibilidad en regiones como Piura; es por tanto un desafío de los investigadores agricultores y académicos, redomesticar a esta especie mediante su propagación sexual (Pallais, 1991).

Este proceso se ha verificado en la meseta andina de los Altos de Frías (Ayabaca) donde las familias, mediante el uso de las semillas sexuales o botánicas incrementaron a 75 el número de sus variedades nativas de papa, adaptables a condiciones de montañas tropicales de baja altitud;  por lo que fueron los innovadores del Proyecto nacional de Conservación In-situ de plantas nativas cultivas y sus parientes silvestres liderado por INIA y financiado por PNUD entre 2001 y 2006.

Estos mismos peruanos, descendientes de los creadores y actuales conservadores de la papa y otras especies alimenticias como las ocas (con mayor contenido de hierro que las lentejas), del olluco (rico en vitamina C), la mashua (fuente importante de proteínas), la maca (activadora de la circulación), ají (importante fuente de vitamina A y C, controlador de la bacteria responsable de las úlceras, como del cáncer de colon), de la quinua, el yacón, la arracacha, el tarwi, la quiwicha y muchos otros; alimentos altamente valorados y codiciados por la avasallante biotecnología; son también los mismos peruanos sometidos a indignantes procesos de discriminación educativa, de justicia, salud, derecho sobre sus territorios y al agua que los sostiene, donde generan sus propias fuentes de trabajo cuyos productos alimentan a las ciudades que los excluye. ¿Cómo explicar ese maltrato y menosprecio desde el Estado peruano a quienes el mundo admira y respeta?

Los antiguos peruanos iniciaron su agricultura desde hace aproximadamente 8 mil años, de esos tiempos hasta el año 1532 domesticaron 180 especies vegetales alimenticias, medicinales y de diversas utilidades (Lapeña, I. 2007). Podría decirse, que creaban una especie útil cada 45 años. Desde la conquista a la fecha, han pasado 479 años y no se ha vuelto a crear, o domesticar, una sola.El fenómeno de la domesticación no es aislado; es el elemento fundamental de todo un conjunto de sistemas de trabajo al que globalmente llamamos agricultura, en torno a la cual se construyeron los significados de vida  de la cultura andina.

Para lograr sus propósitos, recurrieron a un asombroso despliegue de ingenio científico y tecnológico, basado en la comprensión profunda de su entorno ambiental que les permitió lograr resultados de adaptación de las diversas especies que domesticaban, mediante sistemas ingenieriles que cumplían con los mismos principios como lo hacen las actuales tecnologías de punta de la ciencia occidental. El ejemplo emblemático de ello, fue el complejo experimental de los andenes concéntricos de Moray donde se realizaban intensivas pruebas de adaptación de especies, simulando a lo que hoy se denominan los fitotrones de la tecnología de punta occidental.

 

Arguedas

En este año que conmemoramos el centenario del nacimiento del Amauta José María Arguedas, resulta completamente actual su reflexión sobre los talentos peruanos frente al saber universal; sobre la dignidad de un país como el Perú, frente al colonialismo intelectual. Arguedas fue gestor del proceso de inclusión de la cultura andina en nuestra realidad. Su apuesta por la construcción de una patria en la que se encuentren de manera respetuosa, vibrante y fecunda las dos culturas es hoy más vigente que nunca.

El siguiente fragmento de su agradecimiento al premio “Inca Garcilaso de la Vega” que se le otorgó en 1968,  es conmovedor e insuperable su pensamiento avizor, como si hubiese asistido a los desenfoques tecnológicos que hoy se debaten, ejemplificado en la integración desventajosa de la tecnología transgénica; cuando exclamó: “No por gusto, como diría la gente llamada común, se formaron aquí Pachacámac y Pachacútec, Huamán Poma, Cieza y el Inca Garcilaso, Túpac Amaru y Vallejo, Mariátegui y Eguren, la fiesta de Koyllur Riti y la del Señor de los Milagros; los yungas de la costa y de la sierra; la agricultura a 4 mil metros; patos que hablan en lagos de altura donde todos los insectos de Europa se ahogarían; intentar imitar desde aquí a alguien resulta algo escandaloso”.

Arguedas, desde su visión expresó lo esencial del saber de nuestras raíces y puso en evidencia lo no visible, pero más importante, que es nuestra fuerza interior cultural. Celebrar el Día de la Papa, sin relevar el rol de sus creadores y la situación actual de sus predecesores;  es un hecho que nos recuerda que “lo esencial nunca se ve”.


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