A ponerse las botas por el agua

Wednesday, 20 May, 2015 - 13:37

Mary Lou Higgins | Elespectador.com

El agua es el más preciado recurso que tenemos en nuestro planeta. Sin ella, no hay vida, ni desarrollo social o económico.

No obstante, valoramos más los beneficios a corto plazo de la extracción de minerales como el oro o las esmeraldas, así el costo sea la escasez o la contaminación de esta fuente de vida.

Olvidamos fácilmente cuando creemos que vivimos en medio de la abundancia. Colombia con solo 0,7% del área terrestre del mundo ocupa el séptimo lugar a nivel global en riqueza hídrica.  Pero su posición privilegiada no está asegurada hacia el futuro. La oferta  hídrica ha  disminuido  significativamente  en los  últimos  20 años por el mal manejo de los ecosistemas naturales, la creciente demanda, el cambio climático y la disparidad entre los grandes centros poblacionales y las fuentes de agua.

Desafortunadamente, el Plan Nacional de Desarrollo (PND) para los próximos cuatro años carece de un enfoque integrado para la conservación y valoración del agua y de los ecosistemas críticos para su regulación, como son los páramos, humedales y bosques alto andinos.

La protección de páramos quedó en entredicho. Por un lado, se preservó la prohibición de minería del PND anterior. Por el otro, se dejó claro que las empresas con licencias ambientales anteriores a 2010 podrán realizar sus proyectos extractivos, inclusive aquellos con contratos que vencen en 2040.

El Gobierno señala que se incluyeron salvaguardas que aseguran la protección del ecosistema. Sin embargo, su eficacia está en veremos. Sobre todo, si se tienen en cuenta los recientes decretos que debilitan la decisión de los municipios sobre actividades mineras en sus territorios y el enfoque de desarrollo del país.

Además, las tasas por el uso del agua tienen un valor irrisorio: 71 centavos por m3 de agua concesionada. Por esta razón, una empresa como Cerrejón, la mina a cielo abierto más grande de Colombia, solo paga 15 millones de pesos anuales por uso del agua, según lo reveló Juan Pablo Ruiz, representante de la sociedad civil ante el Consejo Nacional de Planeación, durante el Cuarto Encuentro por el Agua de Isagen, El Espectador  y WWF.  Aun así, la reforma a las tasas quedó por fuera del PND.

No hay duda de que la hoja de ruta que aprobará el presidente Santos en los próximos días está lejos de ser lo que Colombia necesita para preservar su riqueza hídrica. Sin embargo, también hay que ver las oportunidades que quedaron en el texto para mejorar la gobernanza del agua. Estas son: la estrategia de crecimiento verde, de pagos por servicios ambientales y de cambio climático, la creación del Consejo Nacional del Agua, el desarrollo y fortalecimiento de los POMCAS, el compromiso de reducción de la deforestación, el incremento de las áreas protegidas y la restauración de bosque degradado.

Si un tema importante no queda en el PND no significa que no pueda nacer en el ordenamiento jurídico. Pronto se discutirá la ley de recurso hídrico, la ley de cambio climático, entre otros. Y tan solo en cuatro meses, si el viceministro Pablo Vieira cumple su promesa, habrá un decreto del Ministerio de Ambiente reglamentando las tasas por uso de agua, que desincentivará el desperdicio de agua.

Por lo pronto, a través de las agendas interministeriales, la Política Nacional Hídrica y la Estrategia de Crecimiento Verde podemos empujar mayor coherencia entre los planes económicos sectoriales y los objetivos ambientales y subsanar las muchas contradicciones que presenta el plan. Hay mucho por hacer y no podemos quedarnos con los brazos cruzados. Como dijo el viceministro: “a ponerse las botas y a trabajar por el agua”.

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