Biodiversidad y el consumo responsable

Lunes, 18 Marzo, 2013 - 08:49

Que el mundo esté pasando por una crisis ecológica relacionada con nuestros hábitos de consumo, no es una noticia reciente. Desde la perspectiva antropocéntrica,  que sustentó la revolución industrial, se  consideraba a la naturaleza como un objeto de explotación con el fin de satisfacer nuestras crecientes y nuevas necesidades.

Muchos autores han identificado la necesidad de reorientar el sistema económico dominante basado en el crecimiento ilimitado en un mundo materialmente finito. Pero ese es un tema que escapa a la decisión y voluntad del ciudadano común. Sin embargo, éste podría cambiar sus patrones  de consumo y contribuir al cambio que el mundo necesita.

Hay una larga lista de impactos negativos resultantes de nuestros modos de concebir y producir “riqueza'', pero también hay una larga lista de acciones positivas y concretas que pueden ser realizadas por individuos y grupos para contribuir a un mundo más sostenible. Las decisiones relacionadas con el consumo, incluyendo la decisión de no consumir, tienen un impacto directo e indirecto en una comunidad de forma inmediata y tiene además repercusiones sobre las mismas. Por lo tanto, a través del acto de consumo responsable, la gente puede llegar a ser '' eco-ciudadanos'' o “ciudadanos del mundo”.

Algunos autores han propuesto elementos que pueden identificar iniciativas individuales sostenibles y responsables de consumo:

  • Abstención: abstenerse del consumo o, en algunos casos, consume menos;
  • Actitud: considerando como negativo el consumo indiscriminado o que sea muy superior a lo básico
  • Conciencia: la elección de productos en función de su base amplia cualidades ecológicas;
  • Alternativa: identificar sustitutos para el consumo tradicional

Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), los consumidores están cada vez más sensibles al mundo que hay detrás de los productos que compran, y existe un creciente  interés de los mismos por los  productos sostenibles y los nuevos estilos de vida.

El cambio necesario no solo involucra al consumidor final y su poder de decisión, si no  también a los diseñadores de nuevos productos. Ellos deben entender que la sostenibilidad ofrece oportunidades excepcionales para desarrollar con imaginación y creatividad los nuevos productos que ahora se requieren. Necesitan pensar  no sólo en la eficiencia, entendida como producir el mismo bien con menor costo, sino también la suficiencia, es decir, conseguir el mismo bienestar utilizando un menor número de bienes y servicios.

Fletcher et al., han señalado, una serie de estrategias de diseño que responden  a la necesidad de un consumo sostenible:

  • Rediseño de lo que se consume (consumo más ecológico);
  • Reorganizar la forma del consumo (consumir de forma diferente);
  • Redescubriendo la naturaleza de las necesidades (consumo apropiado).

El consumidor responsable tiene que ser sinónimo de consumidor inteligente, aquel que  piensa antes de consumir, que no solo busca satisfacer una necesidad si no analiza las implicancias del mismo. Y no solo considerar el filtro de la sostenibilidad y respeto del medio ambiente, si no también que este basado en un comercio socialmente responsable , con respeto de las culturas, buenas condiciones de trabajo, inclusión social y una relación comercial basada en el diálogo, la transparencia y el respeto.

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