El agua en un contexto de cambio climático: mito y realidad

Lunes, 23 Septiembre, 2013 - 12:37

Desde hace un buen tiempo escuchamos y leemos insistentemente que a través del agua el cambio climático se hará sentir en la gente, los ecosistemas y la economía, esta aseveración no deja lugar a la discusión, cuando efectivamente constatamos que la tendencia de la retracción glaciar continúa con pérdidas de masas de nieve impresionantes en los últimos 20 años, con pérdidas de más del 30% de la capa de nieve en las montañas tropicales del Perú.

 

Sin embargo, este fenómeno de la retracción glaciar no tiene que centrar toda nuestra atención y esfuerzos. Es verdad que no hay que perderle de vista por lo que pueda desencadenarse en algunas cuencas glaciares, sobre todo afectando seriamente poblaciones vulnerables a deslizamientos y otros riesgos afines. Pero lo que no podemos ocultar en un balance sistémico y realista sobre los recursos hídricos en este caso, es que no todo tiene que ver con el cambio climático o la variabilidad climática. En ese sentido, hay tres temas que quisiera enfocar desde una perspectiva sistémica de los recursos hídricos, que considero son parte de la agenda pendiente.

 

1ro.        El acceso a los servicios de agua y saneamiento básico. Millones de familias peruanas, sufren problemas de salud y de salubridad que los pone en una situación de alta vulnerabilidad frente a enfermedades, sobre todo estomacales en niños, u otro tipo de enfermedades que tienen que ver con la deficiente calidad del agua de consumo. Este es un tema pendiente en la agenda de la Metas del Milenio, donde la Meta VII: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, se establece en la meta 7C, reducir a la mitad, para el año 2015, el porcentaje de personas que carezcan de acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento. Sobre este tema, el Informe Evolución de los Indicadores de los Objetivos de Desarrollo del Milenio al 2011 INEI-PNUD (2013); señala que: “en el Perú, se observa un incremento de la población al acceso a mejores fuentes de abastecimiento de agua, especialmente en el área urbana del país. En las zonas urbanas la cobertura pasó del 84,9% en el 2001 a 90,2% en el 2011, lo que representa un incremento de 5,3 puntos porcentuales. En cambio, en las zonas rurales la cobertura, es aún limitada”.

 

Dice también el informe, que “de acuerdo a la condición socioeconómica se observan diferencias sustanciales al respecto, lo que refleja el alto nivel de desigualdad del ingreso. En materia de agua potable, falta mejorar la cobertura, la calidad del agua entregada y su efectiva desinfección, así como reducir los problemas de interrupción del suministro y los niveles de pérdida. La población del quintil superior (20% más rico) es la que en mayor medida accede a este servicio (95,2%), mientras que los del quintil inferior (20% más pobre) solo el 43,9% tiene este servicio”

 

Y para ir cerrando este punto, lo reportado por la CEPAL en su Anuario Estadístico (2010), respecto al acceso de agua potable y el saneamiento, ubica al Perú en el puesto 16 de un total de 19 países de América Latina, donde el acceso a fuentes mejoradas de agua potable es del orden del 85% y los que usan instalaciones mejoradas de saneamiento son un 75%.

 

Las cifras son contundentes, y evidentemente no tiene que ver con los impactos del cambio climático, sino con las políticas sociales, con la justicia social con los más pobres. Estas evidencias y desafíos no se pueden ocultar bajo el “paraguas del cambio climático”. Es verdad que estos grupos sociales son los más vulnerables y los más impactados por el cambio climático, pero también por otros fenómenos sociales y medidas económicas, que no necesariamente tienen que ver con el clima.

 

2do.       El otro punto, tiene que ver con la contaminación brutal de varios cuerpos de agua, el lago Titicaca es un caso emblemático, como los son otras cuencas del país como el Vilcanota en el Cusco, el Mantaro en el centro del país, el Rímac en Lima, la contaminación vergonzosa e irresponsable de la Reserva de Tambopata en Madre de Dios, donde CONACAMI no dice nada. La lista de estos pasivos ambientales es impresionante. Sólo con la descontaminación de la mitad de estas fuentes de agua, se solucionarían toda la demanda hídrica del país para el próximo milenio. Por eso, no podemos pasarnos el tiempo “golpeándonos el pecho” sólo por la retracción glaciar. Tenemos que recuperar todo lo que hemos provocado irresponsablemente durante años, todos somos culpables de una u otra forma de haber generado o permitido estos pasivos ambientales que ahora comprometen generaciones que vienen atrás, que no están hoy aquí y por tanto no pueden reclamar.

 

3ro.        Es lo referido a la cultura del agua, aquí es impresionante constatar una cultura por el desperdicio y el uso ineficiente del agua por diversas razones. Sólo dos ejemplos para demostrar cómo estamos: la eficiencia en el uso de agua para riego está alrededor de 35% (no olvidar que la agricultura es el principal usuario del agua, utiliza más del 80% de agua dulce disponible), y la eficiencia en el uso doméstico no supera el 40%. Estas pérdidas tienen que ver también con el poco valor que le damos al agua, aquí el tema de una nueva cultura del agua tiene que ver mucho, tenemos que trabajar en una nueva actitud frente al agua y los otros recursos naturales en una era donde la tecnología y el conocimiento son tan relevantes. Estamos ante una crisis donde la relación armoniosa entre sociedad naturaleza se ha roto hace años, nos creemos dueños de todo y actuamos con un sentido de explotación, no del uso racional y sostenible.

 

La crisis ambiental no se reduce a una crisis ecológica, es más una crisis de la sociedad, por tanto el desafío es generacional, emerge la necesidad de plantearnos un nuevo contrato social con la naturaleza, antes que la minería ilegal, el contrabando, el narcotráfico, se consoliden en el país. No puede ni debe ganarnos el caos y los intereses mezquinos de pequeños y grandes poderes en el país.

 

En conclusión, ante los impactos del cambio climático respecto al agua, tenemos enormes tareas en camino, todo pasa por conocer con profundidad y de manera sistémica los problemas sobre los recursos hídricos, cuyas medidas a favor o en contra afectan en el mediano y largo plazo la seguridad alimentaria y la seguridad hídrica del país. Por tanto, no todo hay que echarle la culpa al cambio climático, que evidentemente nos afecta e impacta, pero no podemos decir que es el único culpable de todos los problemas que tenemos hoy con el agua.

 

Comparto esta reflexión con much@s colegas que de una forma u otra estamos siempre tratando estos temas que nos preocupan y nos comprometen desde hace años en una lucha a veces silenciosa, pero hay que ayudar a generar una corriente de opinión que genere cambios sobre todo en la gente, como paso fundamental para cambiar todo lo demás. La gente y las sociedades son quienes construyen o destruyen el futuro de los demás.

 

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