El vacío legal retrasa el plan contra la deforestación de Brasil
Brasil tiene problemas para aplicar su nueva política forestal, un año después de reformar sus antiguas normas, lo que se suma a la incertidumbre que parece fomentar un aumento en la deforestación de la selva amazónica.
Reguladores, propietarios de tierras y agricultores dicen que no saben cuánto tiempo les llevará poner en marcha el nuevo "código forestal", una ley que, entre otras normas, señala la cantidad de bosques que deben ser preservados dentro de las granjas y de otras propiedades productivas.
El miércoles, la presidenta Dilma Rousseff reconoció el tamaño de la tarea, especialmente el primer paso que consiste en registrar las más de 5 millones de granjas y haciendas del país, un proceso esencial para demarcar las tierras de cultivo existentes y separarlas del terreno protegido.
"Tenemos que considerar esto como uno de los grandes desafíos del país", dijo la mandataria durante un discurso en la capital, Brasilia. "Demostraremos que tenemos sólidos instrumentos para mantener un equilibrio entre la productividad de la agricultura, haciendas y forestales, y la protección del medio ambiente", sostuvo.
Rousseff habló en un acto en el que Brasil actualizó sus cifras previas de deforestación, mostrando un descenso anual hasta julio de 2012. Las cifras se suman al progreso de años anteriores.
Sin embargo, datos más recientes sugieren que la tendencia desde entonces se ha revertido, ya que los cambios en la política medioambiental, el lento despliegue del nuevo código forestal y grandes proyectos de desarrollo crean un escenario que según activistas fomenta la destrucción.
Cifras preliminares del Gobierno y de un instituto privado de investigación muestran un alza en las tierras deforestadas desde agosto de 2012.
Las cifras de deforestación, que se actualizan de forma gradual con datos satelitales que complementan la investigación en terreno, son calculadas mensualmente y compiladas en una tabla anual que comienza en agosto, cuando la temporada seca de la Amazonía permite que las imágenes sean más fiables.
Para los agricultores y ganaderos de Brasil, el país más grande de América Latina y uno de los mayores exportadores de productos agrícolas, las dudas sobre el nuevo código obstaculizan la planificación a largo plazo, especialmente respecto a los campos que tendrían que reforestar.
A menos que el Gobierno ponga en marcha el código rápidamente, la ley podría ser vulnerable a debates y llamados a modificaciones, como ocurrió con el código anterior.
"Esta es una transición regulatoria que no debe durar más de lo necesario", advirtió Andre Lima, asesor de políticas públicas de Instituto de Pesquisa Ambiental da Amazonía (IPAM). Cuando los legisladores adoptaron el código el año pasado, el Gobierno de Brasil dijo que eliminaría la incertidumbre de la ley anterior.
Ahora, incluso las agencias gubernamentales dicen que está ocurriendo lo contrario, al menos mientras Brasil busca cómo implementarlo.
"Esperamos cuatro o cinco años antes de que veamos algún resultado", dijo a Reuters George Porto Ferreira, quien maneja datos de deforestación para el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (IBAMA).
El primer paso para poner en marcha el nuevo código, estipulado en un plazo de un año establecido por la ley, acaba de empezar. En él se requiere que cada uno de los 26 estados de Brasil registre cada granja y hacienda.
Además de hacer mapas de su ubicación y dimensiones precisas por primera vez, el proceso ayudará a identificar exactamente las tierras de cultivo y bosques, además de establecer qué partes deberán ser replantadas como bosque.
Sin embargo, los estados están comenzando a resolver cómo registrarán las granjas, un proceso arduo que se espera que tarde al menos dos años.
Al menos dos años más serán necesarios para que los agricultores desarrollen los planes de reforestación. Posteriormente, tendrán hasta dos décadas para cumplir con la siembra de árboles.
Fuente: La Vanguardia
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