Feria argentina "Caminos y Sabores" sobre gastronomía y desarrollo sustentable

La reconocida feria argentina “Caminos y Sabores”, que en el 2013 llevará a cabo su novena edición, se ha convertido en una herramienta de gran importancia, no sólo para los productores, sino también para las instituciones u organizaciones de gobierno que apoyan el desarrollo de las economías regionales.

Ser un pequeño productor apícola de Villa Angela, provincia argentina de Chaco, y tomar contacto con los consumidores de la gran ciudad de Buenos Aires, parece mucho más que un sueño. Sin embargo, puede ser una realidad. Desde la primera edición de Caminos y Sabores en 2005, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) ha acompañado año a año a más de 130 grupos de productores en su camino hacia la feria que une el turismo, los alimentos y las economías regionales y que sólo en la última edición logró reunir a más de 100.000 personas en cuatro días.

A través del Programa Federal de Apoyo al Desarrollo Rural Sustentable (ProFeder), que tiene como objetivo brindar herramientas a los pequeños emprendedores de todo el país para sacar adelante sus proyectos productivos, más de 260 personas fueron capacitadas y recibieron asistencia técnica para participar de Caminos y Sabores a través del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

En 2012 fueron 15 los grupos de productores que participaron de la Feria con sus dulces, vinos, artesanías y servicios de turismo rural, entre otros productos. El ingeniero Pablo Vallejo, que tiene a su cargo la organización del Grupo Apícola Yarará, de Monte Caseros, Provincia de Corrientes, destaca el aporte de haberse asociado en un grupo de Cambio Rural, como primer paso para avanzar en la comercialización, y de la presencia en Caminos y Sabores “que le da a nuestros productores la posibilidad de mostrar sus productos y relacionarse con mercados y distribuidores”.

Pero además la exposición permite el contacto con otros grupos de productores de diversas regiones del país y eso ofrece también la posibilidad de confrontar el trabajo, comparando calidad, presentación y las tecnologías de proceso empleadas. Por lo tanto, la Feria se transforma en un ir y venir de información que se refleja después en la mejora de la calidad final que van logrando los productores.

El productor Juan Carlos Ruperez, vicepresidente del Grupo Yarará y quien ya cuenta con experiencia en Caminos y Sabores agregó “Tenemos que trabajar mucho antes de la muestra y cuando volvemos venimos enriquecidos para seguir mejorando, pero también debemos ser muy creativos para lograr la atención de los asistentes, por eso hemos llevado colmenas con tapas de vidrio que permiten observar el trabajo de las abejas y en alguna oportunidad algún integrante del grupo no ha tenido problema en presentarse en el stand con un traje de abeja”.

Verónica Cecilia Bernert es una productora mendocina de vinos artesanales, e integra la Asociación de Vinos Caseros de Maipú, que este año con el apoyo del INTA llegaron por primera vez a Caminos y Sabores. “En julio, cuando se realizó la muestra, éramos 17 socios, ahora, en sólo cuatro meses crecimos a 22”, cuenta Bernert. Y con entusiasmo explica que fue el único grupo cuyano entre los que llegaron de la mano del Instituto Nacional de Teconolgía Agropecuaria (INTA). “Fuimos seleccionados por ser un caso exitoso y porque nunca habíamos tenido la posibilidad de participar en Caminos y Sabores”.

La Asociación de Vinos Caseros de Maipú cuenta también con el apoyo del Área de Desarrollo Económico de la Municipalidad de Maipú y gracias a eso logra un nivel importante de actividades, como la presencia en esta exposición, que estimula a que se sumen nuevos socios, atraídos por los logros que se pueden obtener a través del asociativismo.

La diversidad es la principal característica de los grupos que llegaron a la Feria de la mano del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), y eso se expresa tanto en la variedad de regiones como de productos. Se destacan los tejidos generados por unas 300 familias de las localidades de Molinos y Seclantás, de la Provincia de Salta. “Habíamos estado presentes en las ediciones de Caminos y Sabores de 2009 y 2010 –cuenta una de las productoras-, y eso nos llevó a que comencemos a agregar diseño a la artesanía clásica. Por lo tanto llegamos a la feria de 2012 con un nuevo producto, una colección que resultó exitosa y que nos generó una gran cantidad de ventas, además de quedarnos con una relación comercial con dos comercios de Buenos Aires, uno del barrio de Palermo y otro del barrio de San Telmo”, ambos barrios especialmente atractivos para el turismo extranjero.

Participar en una exposición de esas características, para familias productoras de localidades alejadas de los centros urbanos con afluencia turística, es una experiencia fantástica porque se enfrentan a un público que muestra un gran interés por sus productos, que pregunta mucho, que se interesa por conocer el contexto en el que se generan las prendas, y por lo tanto se sienten muy respetadas. “Todo eso nos empuja y ya estamos por lanzar nuestra página web –agrega la productora de tejidos-, pero además estamos entusiasmados con la idea de poder contar con un local propio en la ciudad de Salta y quizás en el futuro también otro en Buenos Aires”.

Los integrantes de cada uno de estos grupos debieron capacitarse en temas logísticos, administrativos, operativos y de comunicación, entre otras actividades. Además, se vincularon con distribuidores, agencias de viajes, intermediarios para exportación, medios de comunicación, entre otros.

El Programa Federal de Apoyo al Desarrollo Rural Sustentable (ProFeder), creado en 2003, contribuye al desarrollo sustentable con equidad y a fortalecer las economías regionales. Sus acciones son coordinadas desde las 320 unidades de Extensión del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en sus 15 Centros Regionales en todo el país.

Los técnicos del INTA que acompañaron a los productores valoraron que “el grupo venía de participar en varias muestras pero en este caso fue interesante la experiencia porque el público es selectivo y no disperso, lo que implica ser precisos en el producto o servicio a ofrecer”. Por otro lado, sostuvieron que “Acceder a un mercado distinto al habitual o local les abre el panorama sobre qué productos pueden ser interesantes a desarrollar, qué información adicional ayuda a vender el producto, cómo varía el interés entre edades y géneros, y fundamentalmente que existe mercado para una mayor producción”.

Fuente: Mitre y El Campo