Las restricciones culturales y la escasez de datos limitan el papel de los bosques en la seguridad alimentaria

Miércoles, 5 Febrero, 2014 - 10:08

Los bosques pueden desempeñar un papel más importante en la alimentación sostenible de la creciente población mundial, pero su contribución se ve obstaculizada, según un nuevo estudio, por factores culturales y datos limitados respecto a la composición nutricional de las fuentes de alimentos provenientes del bosque.

Los autores del estudio recomiendan un enfoque holístico para estudiar y promover los alimentos de origen forestal y su papel en “dietas sostenibles”, un esquema propuesto para abordar la seguridad alimentaria de la población, que según proyecciones de las Naciones Unidas llegará a más de nueve mil millones para el 2050, a medida que el cambio climático pone en riesgo los patrones habituales de cosecha.

Un mejor entendimiento de los alimentos extraídos de los bosques podría reducir también la presión para despejarlos con fines de expansión agrícola y ayudaría a enfrentar la desnutrición que afecta a las comunidades pobres.

Los alimentos del bosque son ricos en nutrientes. “Los alimentos de los bosques ofrecen nutrientes esenciales como el hierro, la vitamina A y el zinc – frecuentemente ausentes en las dietas de los países en desarrollo”, dijo Amy Ichowitz, científica del Centro para la Investigación Forestal Internacional  (CIFOR), una de las autoras del estudio, así como de otra investigación reciente que encontró una fuerte correlación entre la cobertura forestal y la nutrición infantil en zonas de Africa.

Pero que una comunidad consuma alimentos de origen forestal – desde bayas, nueces y setas hasta carne de animales silvestres – depende en gran medida de las tendencias y prácticas locales, de acuerdo con el estudio.

“La promoción del cambio de comportamiento necesario para utilizar y consumir alimentos que frecuentemente se consideran inferiores, continúa siendo uno de los grandes desafíos”, dijo Bárbara Vinceti, científica de Bioversity International  y autora principal del estudio.

Por ejemplo, de acuerdo con el estudio, en Sudáfrica, se valora la mayoría de alimentos de origen forestal comercializados en los mercados locales, y generalmente se prefiere los recursos silvestres incluso cuando se puede encontrar productos alternativos.

Pero en Africa Subsahariana, un puñado de bayas fácilmente disponible, que podría satisfacer las necesidades diarias de hierro de un niño, casi nunca se consume – a pesar de que se estima que 48 a 68 por ciento de las personas en esa zona están desnutridas, y la carencia de hierro es una de las formas más comunes de desnutrición, de acuerdo con Harvest Plus. 

Las limitaciones no son solamente culturales, dijo Vinceti. La falta de datos y mediciones sobre muchos tipos de frutos indígenas, indica que no existe una medida precisa de la composición del nutriente o de la sostenibilidad de un determinado tipo de alimento.

Con mejores datos acerca de la constitución nutricional de los alimentos de origen forestal, combinados con una “cartera” de diferentes especies de frutos silvestres indígenas, para su cultivo en sistemas de silvicultura basados en el calendario estacional de tiempo de cosecha de frutos, “se podría lograr el abastecimiento de nutrientes clave durante todo el año”, dijo Viceti.

Una de las recomendaciones del informe es que los científicos realicen un estudio comparativo de las dietas que dependen de los alimentos de origen forestal en los sistemas alimentarios indígenas, con otros tipos de dietas en cuanto a capacidad de recuperación, salud, efectividad en costo y sostenibilidad.

“El énfasis debería avanzar cada vez más hacia la gestión de la diversidad de alimentos disponibles dentro de paisajes heterogéneos”, dijo Vinceti.

Para mayor información sobre los temas tratados en este artículo, sírvase contactar a Amy Ickowitz al correo electrónico a.ickowitz@cgiar.org

La investigación de CIFOR sobre bosques y nutrición, forma parte del Programa de CGIAR sobre Bosques, Árboles y Agroforestería y está apoyada por el Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID) y la Agencia Austriaca para el Desarrollo. 

Fuente: CIFOR

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