Clima extremo: ¿estamos preparados?
Por: Beatríz Salazar y Nelly Rivera (CEPES), para La Revista Agraria
Durante el siglo XXI, las lluvias intensas serán más frecuentes en muchas regiones del mundo, es la reveladora conclusión de un reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). En la región andina y el Perú, varios estudios, también, advierten que en las próximas décadas la distribución de la lluvia sería muy irregular e impredecible. Un ejemplo podría ser el caso de las intensas y sorpresivas lluvias que se presentaron en Arequipa el pasado 8 de febrero, que en un solo día superaron el promedio esperado para todo el mes y causaron cinco muertos y más de S/.200 millones en daños materiales.
Según Sebastián Zúñiga, director regional del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) en Arequipa, aquel fenómeno estaría relacionado con el cambio climático. Desde hace años se advierte que una de las consecuencias de este último es la aparición de lluvias muy intensas y de corta duración, como las del 8 de febrero. Cabe destacar que en Arequipa se registra, en la actualidad, el descongelamiento de casquetes glaciales, como en el caso del nevado Coropuna, que ha perdido en los últimos cincuenta años más de la mitad de su masa glacial.
Si bien en el Perú los desastres provocados por fenómenos del clima son comunes, el cambio climático agrega un factor de incertidumbre que dificulta planificar medidas de prevención, pues la magnitud de fenómenos pasados no es un indicador para pronosticar su intensidad en el futuro. Si en la actualidad los peruanos no respondemos adecuadamente a fenómenos predecibles, que se repiten todos los años, ¿estaremos preparados para una incertidumbre aún mayor?
Se necesitan coordinaciones conjuntas
Uno de los principales problemas es que las entidades estatales de los tres niveles de gobierno, y la misma población, están acostumbradas a reaccionar ante los desastres en lugar de asumir una cultura de prevención para la gestión del riesgo. Por ejemplo, en Arequipa, la población se había instalado en las torrenteras sin considerar que se trata de cauces secos de ríos, situación que se repite en muchas zonas del país.
Además, la coordinación entre el gobierno central con los gobiernos regionales y locales es deficiente. Un ejemplo es lo sucedido con la alerta de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) a los gobiernos regionales y municipios acerca de la existencia de 434 zonas vulnerables a inundaciones. La ANA dice que entregó 434 fichas técnicas sobre la necesidad de realizar obras de prevención; sin embargo, en el norte del país se ejecutaron solo dos obras de 104 fichas; en la zona centro, 31 de 212; y en el sur, 39 de 118.
La creación, en 2011, del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinagerd) intentó corregir esta visión al contemplar no solamente la reacción ante situaciones de desastres, sino también identificar, reducir y evitar nuevos riesgos. Además, el Ejecutivo ha implementado el Programa Presupuestal Estratégico 068, de Reducción de la Vulnerabilidad y Atención de Emergencias, que cuenta con S/.708 millones asignados para 2013. Su ejecución está a cargo del gobierno central, los gobiernos regionales y locales, que deberían articular sus actividades en el marco del Sinagerd.
Sin embargo, en la práctica se continúa dejando en segundo plano las obras de prevención y la articulación. En las provincias cusqueñas de Paucartambo, Urubamba y La Convención —donde también se presentaron lluvias intensas, inundaciones y huaicos en febrero— no existía un sistema de alerta temprana, según reconoció el jefe del Instituto de Defensa Civil (Indeci) de Cusco, Edwin Vásquez. En Ayacucho, pese a que el Senamhi ha advertido que se avecinan intensas lluvias, muchos alcaldes no han destinado ni un sol para paliar las emergencias causadas por las lluvias. Según el subgerente de Defensa Civil del Gobierno Regional de Ayacucho, Richer Reyes, «algunos alcaldes, por desconocimiento de la Ley Sinagerd, y otros por dejadez o desinterés en el tema, no tienen presupuesto para 2013. Olvidan que atender emergencias de Defensa Civil no es solamente competencia del gobierno regional».
Prevenir y no solo reaccionar
En Arequipa, según informa Felipe Parado —especialista en gestión del riesgo de desastres de la ONG Predes—, el gobierno regional y la municipalidad provincial aplican fondos al Programa Presupuestal Estratégico 068, pero la mayoría del dinero «sigue respondiendo a una lógica de reaccionar a los desastres, y dejan de lado las actividades de prevención y corrección de los riesgos».
Según Parado, «la gran pregunta es cuánto dinero están colocando los gobiernos regionales y locales en ese programa presupuestal. El dinero que tiene presupuestado Arequipa, para este año, se orienta básicamente al tema de las situaciones de emergencia, y hay poco dinero, casi nada, para el tema de prevención del riesgo».
El cambio climático añadirá una mayor incertidumbre a la gestión de riesgos, en particular, los llamados eventos extremos hidrometeorológicos. En ese sentido, es importante evaluar el avance de las políticas de nivel nacional, regional y local ante el cambio climático. Al respecto, Michael Alfaro, asesor de la presidencia del Gobierno Regional de Arequipa, indica que en el gobierno regional existe una estrategia de cambio climático aprobada, pero aún están en proceso de elaborar el plan de acción. «En el gobierno regional se instaló un centro de operación de emergencia con un equipamiento suficiente; lamentablemente, no hubo continuidad y el personal ya no está.
Quizá si hubiéramos tenido una mejor interpretación de la información y hubiera sido difundida con mayor celeridad, se hubiera tenido una mejor respuesta», afirma el asesor.
En el caso de la actividad agropecuaria, hay que resaltar que en 2012 se aprobó el Plan de Gestión de Riesgos y Adaptación al Cambio Climático en el Sector Agrario (Plangracc-A), cuyo objetivo es proporcionar estrategias, lineamientos de políticas, propuestas y acciones consensuadas con las regiones, para la adaptación y gestión de riesgos en el sector agrario. El Poder Ejecutivo debe entender que la implementación del Plangracc es prioritaria y deberían hacerse todos los esfuerzos necesarios para lograr avances, ya que los agricultores, sobre todo los agricultores familiares, serán los más afectados si continúa esta limitada visión y gestión frente a los desastres.
Fuente: Cepes Rural
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