Experto analiza la Campaña Nacional de Forestación en Perú

Martes, 11 Mayo, 2010 - 14:58

Por: Paula Herrera

 

El último de los cien millones de árboles previstos en la Campaña Nacional de Forestación de Perú fue sembrado por el presidente Alan García el pasado 30 de marzo, cumpliendo con ello el compromiso asumido en el 2006, cuando el Perú se sumó a la cruzada mundial del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) denominada "Plantemos para el planeta: campaña de los mil millones de árboles".

Según el portal de la Presidencia peruana, con este logro el Perú se situaría a la cabeza de Sudamérica en reforestación, y en el noveno puesto mundial en la lucha contra el cambio climático.

Contando con el aporte de más de 7 millones de dólares por parte del Ministerio de Trabajo, y con la participación de hasta 500 mil personas provenientes de diferentes poblaciones rurales, esta campaña fue desarrollada en dos etapas: 40 millones de árboles se plantaron entre el 2008 y el 2009, y 60 millones más entre el 2009 y el 2010.

Entre las especies utilizadas encontramos árboles exóticos (adaptados con éxito desde el final de la Colonia) como el eucalipto y el pino, pero también nativos como el aliso, el colle, el molle y el quinual. Para su crecimiento, cuya evolución fue controlada vía satélite, fueron utilizados 4 800 viveros comunales y 20 viveros institucionales.

"Ahora nos vamos a los 180 millones de árboles sembrados", fue la declaración final del Presidente García, el día del acto en que sembró el último brote de molle de la campaña.


Analizando la iniciativa


Con el ánimo de conocer más a fondo los detalles de esta campaña, a través de la opinión de un experto, conversamos con Julio Ugarte-Guerra, coordinador nacional del Centro Mundial de Agroforestería (ICRAF), organización con sede central en Nairobi, Kenia, y auspiciada por el Grupo Consultivo de Investigación Agrícola Internacional (CGIAR).

Según nos cuenta, esta es en realidad una campaña de reforestación, en la cual se está plantando donde no había bosque o donde se había extinguido.

Esto ocurre principalmente en la zona andina, ya que aquí desde la época de la Colonia el bosque nativo sufrió una considerable disminución debido a la actividad minera. En tiempos recientes, por la presión poblacional los árboles han sido cortados para leña, energía y uso agrícola; por ello los esfuerzos del gobierno se han centrado en esta región.

Ugarte-Guerra agrega que la deforestación se encuentra concentrada en las zonas de piedemonte andino (transición andino amazónica), cuyo porcentaje de deforestación es mayor que la tasa de deforestación nacional.

Nos explica además que acciones similares se vienen llevando a cabo desde los años 70, iniciadas por la Dirección General Forestal (entidad que hoy en día se encuentra enfocada a la conservación del bosque natural). Pero, lo novedoso de esta campaña en particular, es que pocas veces se ha visto un esfuerzo a una escala tan grande.

“Hay que considerar que el esquema del Perú no incluye grandes empresas que estén empujando la reforestación, todavía es una escala muy pequeña. El programa del Perú es muy social, está enfocado a que cada pequeño productor sea autosostenible”, explica el experto.

Por ello cabe destacar, como parte de la campaña de "forestación" la participación de las ONG, los organismos regionales y los gobiernos locales, los cuales juegan un papel crucial en la promoción actual de los programas de reforestación.

Primero ellos contactan al personal de AgroRural (Programa de Desarrollo Productivo Agrario Rural del MINAG) para construir un vivero en forma comunal. AgroRural se encarga entonces de aportar las semillas, los materiales, la utilería y la capacitación técnica, y los propios beneficiarios de las comunidades se comprometen a aportar la mano de obra.

Asimismo, considera que, aunque todos estos programas (incluida la campaña de forestación del gobierno) han avanzado mucho, podrían hacerse mejoras en términos de organización para aumentar la eficiencia de los recursos utilizados.

Por ejemplo, existen muchos problemas de reforestación por factores climáticos impredecibles (épocas de lluvia muy cortas o tardías), la poca adaptación de las especies a condiciones extremas, la falta de disponibilidad de semillas en la época adecuada, y la demanda de mano de obra para actividades alternativas a la reforestación.

Señala que se deberían organizar los programas de acuerdo a la mano de obra disponible, ya que, en algunas comunidades debido a la migración y otros problemas, el recurso humano es escaso, y debido a la poca mecanización existente, la eficiencia de estas operaciones es baja.

Otra labor pendiente consiste en tener programas de capacitación de acuerdo a los niveles de organización y conocimiento de las comunidades en trabajos de reforestación, ya que estos actualmente siguen siendo muy desiguales. Lo ideal es que estas puedan incorporar paulatinamente las labores de plantaciones forestales dentro de su esquema anual de trabajo agrícola, como lo hacen ya algunas comunidades expertas.

Por último, destaca la importancia de contar con un grupo de 5 o 6 especies básicas para promover en diferentes ecosistemas; y que las mismas puedan ser elegidas por los propios pobladores, por sus necesidades, por sus características ecológicas y por su facilidad de manejo.

Un punto a tener en cuenta respecto a la selección de especies, es que la región de la sierra se encuentra, debido al cambio climático, atravesando un proceso de desertificación. Ante esto, recomienda elegir especies que se adapten mejor a las zonas secas, como el quinual, el quishuar y el aliso, árboles nativos especialmente resistentes a condiciones extremas.

Aconseja también zonificar mejor la plantación a aquellos lugares que tengan una menor vulnerabilidad a los efectos de la sequía.


Los detalles de la campaña


La cifra final obtenida en esta campaña se refiere a la cantidad de árboles que han salido del vivero y que han sido instalados. Por una razón de movilidad, lo que sale del vivero son plantones de 40 cm de alto, lo cual no afecta su capacidad para captar el CO2 del ambiente, ya que los árboles lo hacen desde que pasan de semilla a plantón, y cada vez en una cantidad mayor a medida que van creciendo (aproximadamente, el 49% de la composición de un árbol es carbono).

Para la selección y distribución de las especies plantadas, esta campaña se basó en la información ya existente del MINAG, entidad encargada de recopilar la información relevante de estos programas.

La decisión de qué y dónde plantar se tomó de acuerdo a la precipitación y al suelo de cada zona, considerando además el uso tradicional de especies dentro de este esquema.

Durante la implementación del programa, los técnicos de AgroRural tienen un primer contacto con las comunidades, para determinar su nivel de experiencia, eficiencia e interés, y así poder elegir a aquellas que puedan funcionar como un foco de aprendizaje para otras.

Luego como seguimiento, realizan visitas periódicas para brindar apoyo material, logístico y/o de capacitación, según las necesidades específicas de la comunidad. Estas se llevan a cabo con un intervalo de 15 días a un mes en promedio, dependiendo si son comunidades ya entrenadas o que acaban de incorporar la plantación forestal a sus actividades.

Acciones similares en la región andina  

En cuanto a las últimas iniciativas en reforestación llevadas a cabo por otros países de la región andina, encontramos que en Bolivia el gobierno acaba de iniciar (el 23 de abril de este año) una campaña en la cual exhorta a la población a plantar cada uno un árbol, para así llegar a la suma de 10 millones de árboles al 22 de abril del 2011, fecha que coincidirá con el Día Internacional de la Madre Tierra.


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