Una Colaboración científica franco-chilena busca establecer los cambios en la disponibilidad hídrica de la zona y aumentar la eficiencia en el uso del recurso
El martes pasado se realizó el seminario “panorama hídrico de la Región de Coquimbo”, en la Intendencia regional de Coquimbo, donde se exhibieron algunos de los trabajos que los investigadores del Laboratorio de Hidrociencias de la Universidad de Montpellier 2 y del centro científico CEAZA realizan en torno a este tema. Esta labor se desarrolla en el marco del convenio de cooperación entre la Región de Coquimbo y el Departamento de L’Herault, Francia.
Estacionalidad del caudal y necesidades hídricas de la vid
Paul Hublart, investigador del Laboratorio de Hidrociencias de la U. de Montpellier 2, trabaja en proyecciones para las próximas décadas bajo escenarios climáticos futuros.
“Estamos investigando las posibilidades de adaptación mediante una mejora de las técnicas de riego y mediante modificaciones de las variedades de vid”, explica.
Uno de los aspectos que el investigador estudia es la estacionalidad hídrica en la cuenca del Elqui (períodos de deshielo, por ejemplo), junto con las necesidades hídricas de cepas de uva, como la moscatel rosada que se cultivan en el Valle de Elqui, derivado del desarrollo fenológico de estas (relación entre factores climáticos y los ciclos de vida de los seres vivos).
Según el científico, el desarrollo de estas características variará debido a los cambios que se esperan en el clima, lo que afectaría las necesidades hídricas de estas plantas. Detalla que las nuevas circunstancias potenciarían, por ejemplo, una brotación más temprana.
Los datos obtenidos por Hublart en el Río Claro para el periodo 2008-2009, muestran que el pick de la estacionalidad hídrica se produce en noviembre. En tanto, el de las necesidades hídricas de la moscatel rosada, en el mismo período, se produce en febrero.
“Las dos son estacionalidades distintas. Tenemos que establecer como estas cambiarán en el futuro. No sabemos si estarán muy cerca o muy lejos una de la otra. Si en el futuro están muy separadas será muy difícil satisfacer las necesidades de la planta”.
Explica que con métodos de modelamiento se espera pronosticar que ocurriría con la lejanía o cercanía de las estacionalidades, resultados que serán publicados, a fines de este año, en una revista científica y dados a conocer a la comunidad.
Además, el investigador espera establecer medidas de adaptación agrícola para la vid, que se ajusten a la estacionalidad hidrológica futura.
Barreras de nieve
Por su parte, la Dra. Shelley MacDonell, glacióloga del centro científico CEAZA, se refirió a la sostenida baja en la cobertura de nieve en la zona y las posibilidades de generar una mayor eficiencia para reservarla.
“La cobertura de nieve en la Región de Coquimbo es altamente variable entre meses y años. Sin embargo, en los últimos dos inviernos en el Valle de Elqui se ha generado una más baja que la registrada entre los años 2003 y 2011, lo que ha impactado significativamente en el flujo de la corriente y en los niveles de reserva. De la nieve depositada, una gran proporción se ha perdido por sublimación (paso directo de la nieve del estado sólido al gaseoso)”, señaló.
La científica sugiere que para incrementar la reserva de nieve una posibilidad es utilizar barreras, que son dispositivos de contención que podrían acumularla por un período determinado, en laderas cordilleranas con ciertas características (por ejemplo más sombreadas y con poco viento) y que permitirían pensar en posibilidades de canalización u optimización de uso de este recurso.
Contribución aguas superficiales y subterráneas
El hidrogeólogo de la Universidad de La Serena (ULS) e investigador del centro científico CEAZA, Ricardo Oyarzún, mostró un análisis químico e isotópico de las aguas superficiales y subterráneas conectadas con el Río Limarí y el Río Grande (provincia del Limarí), en dos diferentes campañas de muestreo (2010 y 2011), respectivamente.
A través de estos métodos el científico establece que en determinados lugares del Río Limarí la contribución de agua subterránea alcanzaba, en el momento del muestreo, era del 40%. En tanto, en el Río Grande la misma contribución llegaba al 10%.
Oyarzún aclara que este tipo de análisis es una especie de “fotografía” de un momento determinado, por lo que no se puede afirmar que esta misma proporción de aporte al caudal sea constante en el tiempo.
“Lo que motivó el desarrollo de este proyecto, fue un párrafo que apareció en un informe de la DGA en 2008, donde se afirmaba que en la zona había poca información acerca del grado de interacción existente entre los cauces naturales y los acuíferos, y la mayor parte eran estudios de la interacción Río-Acuífero en el cauce del Limarí”.
La labor consistió en identificar y caracterizar los elementos propios del agua en diferentes etapas del ciclo hidrológico, tomando en cuenta para ello, gradientes de altura con la finalidad de conocer los cambios que sufre el agua en su recorrido. A partir de esta información se puede determinar la interacción que existe entre los acuíferos y los caudales superficiales (y al revés).
Herramientas de pronóstico de restricciones
En tanto, el científico del laboratorio de Hidrociencias de la Universidad Montpellier 2, Denis Ruelland, mostró el trabajo de modelación que su equipo ha desarrollado en Mali África, Francia y en la Cordillera de Los Andes, sobre herramientas de gestión del recurso hídrico para pronosticar efectos de restricciones, como clima, uso de la tierra, política de agua, en variables hidrológicas (descarga, calidad de agua).
Fuente: CEAZA
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