PORTAFOLIO.CO: Pobreza y desigualdad: ¿por qué una nueva medición?

Friday, 23 September, 2011 - 11:24

Por Marta Lucia Ramirez, Ex ministra de Comercio Exterior de Colombia

 

Como muchos autores mencionan existe evidencia que las particularidades estructurales de las regiones, sus niveles socioeconómicos, la pobreza y la desigualdad, han afectado directamente el desarrollo económico del país, indicando que el acceso a factores de producción, la violencia, grupos al margen de la ley, cultivos ilícitos, corrupción y debilidades institucionales, afectan negativamente el crecimiento económico y posibilidades de bienestar de los colombianos.

 

Hace unos días el Gobierno anunció que la pobreza y la indigencia en el país se habían reducido considerablemente, gracias a nueva medición de pobreza multidimensional (IPM), que refleja un conjunto de indicadores que miden el nivel de privaciones (salud, educación, estándar de vida) de la población más afectada.

 

Para los 104 países analizados, el indicador considera pobres tan sólo a las personas que sufren de tres a diez privaciones.

 

Si bien es cierto que existen razones técnicas que validan dicha medición, hay que tener en cuenta que las brechas urbano-rurales han aumentado.

 

Colombia presentó en el nuevo índice, niveles de pobreza de sólo 9,2%, donde el Departamento Nacional de Planeación (DNP) indica que la pobreza se redujo 12,2 puntos poncentuales (pasando de 49,4% en el 2002 a 37,2 % en el 2010), y la pobreza extrema 5,2 (pasando de 17,6% en el 2002 a 12,3% en el 2010) en el periodo 2002-2010.

 

Por otro lado, en el 2003 la incidencia de la pobreza por IPM fue del 39% en el área urbana y 78% en el área rural, y en el 2010 fue 24% y 53%, respectivamente.

 

Por su parte, países como Brasil (8,5%), México (4%) y Argentina (3%) están mejor ubicados, aunque superamos a países como Perú (19,8%) y Bolivia (36,3%), que aún tienen grandes problemas que enfrentar en este campo.

 

Los cambios del IPM son un paso a la reducción del primer objetivo de desarrollo del milenio que se consideró en la Cumbre del Milenio, donde los 189 gobernantes se comprometieron a identificar los principales problemas para poder generar políticas enfocadas a las necesidades y a eliminar las privaciones de este grupo de la sociedad, manteniendo un exigente proceso de evaluación de resultados.

 

Aunque las noticias son alentadoras y técnicamente es claro que el cambio metodológico no ha sido un capricho unilateral del Gobierno de Colombia, sería conveniente mantener en paralelo, al menos un tiempo, la actual medición de pobreza para asegurarnos de que los indicadores de este flagelo vayan efectivamente mejorando (mediante la reducción de la pobreza colombiana en ambas metodologías).

 

La desigualdad, como sabemos, sigue siendo uno de nuestros mayores problemas, por estar encima del promedio regional, con niveles de Gini de 0,560.

 

Lo anterior genera gran preocupación, pues como indica el Banco Mundial, la desigualdad estructural limita la efectividad de la reducción de la pobreza vía mayor crecimiento económico, ya que sus beneficios no llegan a toda la población por falta de capacidades de absorción de los mismos.

 

Para reducir la pobreza, el aumento de un punto porcentual del Gini necesitaríamos que el crecimiento del producto sea del doble.

 

Es indispensable, entonces, trabajar para disminuir la pobreza y simultáneamente la desigualdad.

 

Por ello insistíamos desde la campaña a la consulta del Partido Conservador, en la necesidad inminente de que los sucesivos gobiernos en Colombia se concentren en estos dos objetivos, abriendo oportunidades a todos los colombianos por igual, particularmente en educación, trabajo, emprendimiento y seguridad integral, que son las herramientas indispensables para reducir la pobreza.

 

Afortunadamente el presidente Santos y su excelente Consejero Azzout (quien reconoce al menos al 40% de los colombianos como pobres), han anunciado varias medidas y el fortalecimiento de la red Unidos, pero es necesario integrar más los conceptos de igualdad, ética y políticas públicas no asistenciales. Vamos por más desarrollo y bienestar del pueblo colombiano, sólo si impulsamos el acceso a vivienda, escolaridad, salud, alimentación y emprendimiento para tener trabajo e ingreso digno en las familias.

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