Argentina: Planta Piloto de Microalgas para Biocombustible

Viernes, 5 Julio, 2013 - 12:49

Por Fundación Agreste, corresponsal de InfoAndina

 

La producción de biocombustibles a partir del cultivo de microalgas unicelulares suena novedoso, pero es una investigación que lleva varios años en la Universidad Nacional de Cuyo de la Argentina. Ahora este proyecto comenzará una nueva etapa que incluye una planta piloto, en la que será posible ensayar a escala industrial todos los procesos que hacen a esta tecnología.

 

La Fundación de la Universidad Nacional de Cuyo (FUNC) y las empresas Generadora de Córdoba S.A. y Energy Traders S.A. junto a los responsables del proyecto, son quienes presentan este proyecto ante el Rectorado de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) para obtener el financiamiento necesario. Se invertirán 3.500.000 pesos Argentinos (aproximadamente unos U$s 700.000) para avanzar en el desarrollo de la planta piloto para cultivar microalgas y producir biocombustibles a gran escala.

 

A fines del año 2009 se inauguró el laboratorio en el que se llevan a cabo las investigaciones relativas al cultivo, aislación y caracterización de especies, parametrización de procesos, cosecha, secado y extracción de aceite, procesos en los que se utilizan condiciones ambientales e iluminación artificial controlada. Luego, los inóculos de algas caracterizados allí, se trasladan a piletas abiertas en un segundo laboratorio que utiliza energía solar.

 

El equipo de trabajo fue creciendo y actualmente cuenta con más de 12 investigadores. Al frente del Proyecto se encuentra el Dr. Jorge Barón, Ingeniero Nuclear e investigador responsable de esta temática, quien explica que el proyecto no es puramente científico sino que intenta establecer procesos técnicamente viables y económicamente rentables.

 

Un punto de partida del proyecto es que hoy hay una crisis que resolver entre la producción de energía y un medio ambiente que cada vez es más limitado. Por lo tanto, hay un contexto mundial en el que se está compitiendo entre energía y comida. Por ejemplo, porque se hacen biocombustibles a partir de aceite de soja o aceite de colza. Así es que surgió la idea de estudiar la producción de algas para la extracción de aceite y biocombustible.

 

Este combustible tiene ventajas desde el punto de vista medioambiental, ya que el alga unicelular captura dióxido de carbono como alimento, lo que permite reducir los gases de efecto invernadero. Además, esa microplanta no utiliza tierra fértil, lo cual la hace apta para cultivarla en los suelos desérticos, aunque sí necesita buen sol porque son organismos fotosintéticos. Las algas tampoco consumen agua, porque viven en el medio acuático sin absorberlo.

 

Las microalgas se generan en cualquier cuerpo de agua. Por ejemplo, cuando a una pileta no se le agrega cloro, esa agua se pone de color verde y ese verde son algas microscópicas, que criadas de manera apropiada, tienen una productividad muy alta de azúcares, proteínas y aceites en su organismo. En el medio ambiente de la Provincia de Mendoza predominan dos especies, la clorella y la scenedesmus, que son a las que favorece el proyecto porque son más productivas. El cultivo de estas algas autóctonas permite alcanzar productividades muy altas y esta decisión sobre lo autóctono local, incide un aspecto ecológico, ya que el no utilizar algas autóctonas en organismos que se reproducen rápidamente podría causar impactos ecológicos gravísimos.

 

Las algas además permiten a los investigadores controlar su desarrollo para que tengan mayor contenido de  aceites o para que predomine la producción de proteínas y sirvan de alimento para animales y humanos. Según sostienen los especialistas, al modificar las condiciones de cultivo se puede maximizar la productividad en proteínas.

 

En general las algas son centenares de veces más productivas que otras plantas terrestres. Una de las razones es que las algas no tienen estructura. Es decir, no tienen la raíz y el tronco de la planta terrestre, que no participan de la fotosíntesis. En cambio, todo el cuerpo del  alga sí realiza fotosíntesis. En segundo término las algas se reproducen muy rápido, de uno a cinco días se duplica su población y permiten realizar una cosecha diaria, alcanzando en una misma hectárea de cultivo 100 ó 200 cosechas al año, lo opuesto al cultivo de la soja por ejemplo, que tienen solamente una o dos recolecciones al año.

 

En cuanto al rendimiento, una hectárea de soja rinde media tonelada de aceite, y una hectárea de alga debería producir 10 o 20 toneladas de aceite, según los cálculos que desarrollan los investigadores.

 

La mayoría de la captura de dióxido de carbono de nuestra atmósfera en el mundo la producen las algas unicelulares en los océanos, mucho más que los bosques terrestres. Así, ellas toman el dióxido de carbono, nitrato, nitrito y fosfatos, y con esas sustancias las plantas crecen, se reproducen y capturan esos elementos, en contrapartida emiten oxígeno como resultado del proceso fotosintético.

 

Otra de las ventajas de la producción de biomasa de microalgas es que favorece el ambiente porque pueden actuar como purificadoras de aguas. Una de las opciones que se están ensayando es la utilización de aguas residuales; que tienen una alta carga orgánica (muchos nitratos, nitritos y fosfatos), que la convierten en muy contaminada y difícil de usar para el cultivo. Sin embargo esa alta carga orgánica de líquidos contaminados para las algas es alimento, entonces se puede balancear químicamente a esas aguas al darle un uso como base de cultivo para algas. Como resultado, después de cultivar las algas se obtiene un agua de mejor calidad que la que inicialmente ingresó como líquido contaminado.

 

Fuente: UNCuyo

 

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