De Bellavista, en Colombia, hasta las prácticas ancestrales de crianza del agua en Perú

Miércoles, 11 Noviembre, 2015 - 08:14

Yo crecí escuchando que Colombia tiene una de las hidrografías más ricas del planeta, y conforme a ello creía que el agua es un recurso inagotable.

La historia de mi comunidad, Bellavista, no es diferente a la de la mayoría de los pueblos de ladera en el norte del departamento del Valle del Cauca; en donde se vivió a finales del siglo XIX y principios del siglo pasado la llegada de familias del denominado Viejo Caldas en busca de nuevos territorios deshabitados.

El modelo de intervención planteado para estos territorios montañosos incluyó la cosecha de maderas valiosas y la tala de amplias áreas de bosque natural, y de manera paulatina los sistemas productivos establecidos en busca de garantizar la producción de alimentos para las familias numerosas se vieron desplazados por monocultivos como el café, los frutales de clima frío moderado y la ganadería extensiva.

Cuando a principios de los años noventa se vivió en el país el fenómeno del Niño, la región andina fue una de las más afectadas (1) y en Bellavista se empezó a sufrir desabastecimiento de agua por la disminución del caudal de la quebrada Los Sainos, su única fuente.

Ante esta situación, lo que pudo generar un conflicto entre familias se convirtió en la mejor oportunidad para la comunidad; pues motivó su encuentro para hacer un diagnóstico de la situación, en el que cada quien asumió su responsabilidad por el deterioro de la microcuenca y  por el uso inadecuado del recurso dentro de los predios.

Como respuesta a lo hallado en el diagnóstico se acordó una intervención dirigida por una parte a reunir a la comunidad alrededor de la recuperación y protección de la microcuenca, a través del incremento de su cobertura vegetal y por otro lado al mejoramiento del manejo del agua en los predios con estrategias como la cosecha de aguas lluvias y la descontaminación productiva.

Veinte años después los resultados de este trabajo pueden observarse en el mejoramiento del estado de la microcuenca. Gracias a esto, cuando en la actualidad nuevamente el país se ve afectado por El Niño y se identifican numerosos municipios en la región en estado de emergencia por desabastecimiento de agua, en Bellavista se mantiene la oferta hídrica para las cerca de 50 familias campesinas que allí habitan.

Adicionalmente, se mantiene vivo el proceso social que sigue reuniendo a la comunidad en torno al agua y ha permitido que una generación crezca con una visión diferente del territorio. Esta ha sido la mejor motivación para que los jóvenes y niños se animen a estudiar y a emprender como adultos una vida profesional en la que se demuestra gran interés por la investigación y por transmitir lo vivido a otras comunidades.

En mi caso particular la oportunidad de hacer parte del camino del aprendizaje llega también gracias a este trabajo y me ha ayudado a interiorizar el término  “Crianza del agua” y a concluir que, a pesar de tratarse de experiencias desarrolladas en contextos tan diferentes, lo que se viene haciendo en Bellavista no está lejos de ser considerado  como tal.

Y es que al hacer el recorrido por las cuatro experiencias incluidas en el Camino del Aprendizaje: los acueductos de Nasca, los andenes y amunas de Andamarca, la siembra y cosecha de agua lluvia en Quispillaccta, y el sistema de “mamanteo” en Huamantanga, se pueden identificar aspectos comunes que sin duda las hacen dignas de ser reconocidas como ejemplos exitosos de crianza del agua.

En primer lugar se observa que hay un conocimiento del ciclo hidrológico y del entorno en donde se ha establecido cada una de estas propuestas; razón por la cual no se generan impactos negativos. En este sentido, se debe resaltar que estas experiencias incluyen acciones para restaurar y proteger el ecosistema asociado, y se reconoce en la vegetación un componente indispensable para la captación, almacenamiento y liberación del agua.

Por otro lado, este trabajo propicia la organización de la comunidad pues requiere del trabajo colectivo y convoca a la participación de hombres y mujeres, adultos, jóvenes y niños. Siendo clave el respeto por las tradiciones y cultura local, que es seguramente la razón por la que estas experiencias se han conservado durante siglos, demostrando su resiliencia al adaptarse a tantos cambios.

Un aspecto que también se destaca es el diálogo de saberes que se propicia alrededor de este trabajo y que actualmente permite rescatar prácticas ancestrales, enriquecerlas con otras experiencias, y establecer propuestas de investigación para continuar generando conocimiento que entregue más argumentos para fortalecerlas y difundirlas.

Lo anterior sugiere que los beneficios generados con estas experiencias de crianza del agua superan el mero abastecimiento, pues contribuyen al bienestar de la población y se extienden a un territorio más amplio. Sus aportes incluyen entre otros aspectos el mejoramiento del paisaje, la diversificación de los sistemas productivos, y la protección ante eventos que generan riesgos como deslizamientos e inundaciones. Razones estas por las que  deberían tener mayor divulgación y estar siendo consideradas como alternativa para ser adoptadas en otras regiones, más ahora con el cambio climático.

En el caso específico de mi país esta es una necesidad, pues a pesar que sigue contando con una inmensa riqueza hídrica, su distribución no es equitativa pues son las regiones más pobladas las que cuentan con la menor oferta de agua superficial, y es alta su vulnerabilidad frente a la variabilidad climática (2).

Desde Bellavista, en Colombia, seguiremos trabajando de manera comunitaria para proteger la microcuenca Los Sainos y lograr revalorar nuestras prácticas, reconociéndolas como una propuesta campesina de Crianza del Agua.

BIBLIOGRAFÍA

  1. UNGRD, Plan nacional de contingencia ante el fenómeno del Niño 2.014 -2.015. Bogotá, D.C.2.104. 48 p.
  2. IDEAM, Estudio Nacional del Agua 2014. Bogotá, D.C.2.015. 496 p.
Work regions: 
Mountain Ranges: 
Author: 
Giraldo Urdinola, Sandra Milena

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Giraldo Urdinola, Sandra Milena

Ingeniera agrónoma graduada en la EARTH (Costa Rica), proviene de una familia campesina asentada en la comunidad de Bellavista en las laderas de la cordillera occidental del país. Su vida profesional la inició en el 1999 acompañando como co investigadora de CIPAV un estudio de sistemas de descontaminación productiva de aguas residuales de explotaciones porcinas. Desde el 2.001 ha trabajado con organizaciones ambientalistas de los municipios de Versalles, El Dovio y Bolívar, en la conformación de áreas protegidas privadas (Reservas naturales de la sociedad civil) y el desarrollo de acciones de conservación y restauración de áreas de bosque y reconversión de sistemas productivos. En la actualidad labora con Ecofuturo, una organización comunitaria que tiene como sede el municipio de Bolívar en el Valle del Cauca.
Location Country: 
Colombia
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