El cambio climático ya es un tema transversal al desarrollo del país

Miércoles, 27 Marzo, 2013 - 14:28

En el artículo “La gobernanza ambiental frente al cambio climático”, que forma parte de la publicación Visiones del Perú en 50 años, se proyecta que en el 2062 las emisiones per cápita de C02 serán de 4.92 toneladas por peruano, lo que representa un incremento de 193% respecto al 2012. Dos de sus autores, Elsa Galarza y Rosario Gómez, ofrecieron en exclusiva una entrevista a Gestion.pe.

 

¿Cómo estimaron las emisiones futuras de dióxido de carbono en su estudio?

Elsa Galarza (EG): Tomando la tendencia de los últimos cinco años, hemos relacionado dos variables: Las emisiones de CO2 y el PBI, que está asociado al crecimiento de la población y de actividades productivas, que a su vez están vinculadas a la quema de combustibles fósiles. Puedes encontrar un patrón muy interesante de correlación entre estas variables.

Nos basamos también en la data de 190 países del Banco Mundial y hallamos que si el PBI crece 1%, las emisiones, 0.8%. Entonces, en base las proyecciones de Bruno Seminario para la economía peruana, estimamos las emisiones de CO2 para los próximos cincuenta años. Existen diferentes métodos, porque en realidad deberíamos elaborar un análisis sectorial en detalle…

Justamente, ya que menciona el tema sectorial, ustedes advierten que las emisiones están principalmente relacionadas a sectores económicos que demandan energía y transporte como servicios y comercio ¿Cómo podemos suavizar el impacto ambiental en estas actividades?

Rosario Gómez(RG): Es importante reconocer que tenemos una política nacional energética. El país se ha comprometido con una matriz energética diversificada, con fuentes renovables como la hidroenergía. Buscamos fuentes energéticas alternativas.

En esa línea, debemos impulsar industrias donde las energías limpias sean importantes. En el ámbito internacional, existe un compromiso y está sustentado en nuestras políticas públicas: La política nacional de energía, la política nacional del ambiente, la estrategia nacional de competitividad, etc. Buscamos ir hacia a una economía baja en carbono. Esos son los mandatos nacionales.

¿Pero tenemos claro cómo lograr ese objetivo?

RG: Debemos crear los incentivos para, por ejemplo, quienes construyen una planta, incorporen el tema ambiental porque van a reducir sus costos. Ese es el mejor incentivo. Entonces, en el momento que deba definir una tecnología, no solo buscaré producir más, sino optimizar el uso agua, ganar eficiencia energética y reducir los residuos sólidos. Las políticas generales están dadas, solo falta que se conozcan y las endogenicemos en el ámbito público y privado.

EG: El tema de cambio climático ya no es solo un tema ambiental, sino es transversal porque trasciende y se vincula al desarrollo del país, la forma en la que queremos crecer, baja en carbono.

Al parecer falta mucho porque en su artículo mencionan que el Perú en el 2011 bajó en el Índice de Desempeño Ambiental (IDA), elaborado por la Universidad de Yale, del puesto 62 al 81 entre 130 países ¿Qué pasó?

RG: Debemos tener cuidado con ese indicador. Nos posicionamos muy bien cuando tuvimos un crecimiento importante de nuestras áreas protegidas. Sucede que luego se incluyeron otras variables con diferente peso. Por ejemplo, la calidad del aire cobro mayor importancia. Es una llamada de atención para que nuestras políticas sean consistentes. El tema de calidad del aire no es problema del 2010 o 2011, sino de las decisiones que se tomaron anteriormente.

Temas manejados sectorialmente o de manera aislada pasarán factura en la salud de las personas, manifestándose en problemas respiratorios, enfermedades gastrointestinales, etc. Para prevenirlo, debemos conservar las áreas verdes.

Y ya que menciona los problemas de salud, estos también pueden agudizarse por la falta de agua y mencionan en especial el caso del Valle de Santa ¿Qué tan grave será el estrés hídrico en el Perú en el 2062?

EG: Hasta ahora, solo hemos avanzado con cinco escenarios climáticos para diferentes cuencas, entre ellas, la del río Santa. Necesitamos más información para estimar la magnitud del impacto del deshielo de los glaciares en el volumen de agua superficial, la cantidad en el subsuelo y cómo la utilizaremos.

En los próximos cincuenta años, tendremos más agua, pero luego la tendencia cae drásticamente. La agricultura grande y pequeña depende del agua, y eso se relaciona a la seguridad alimentaria. El turismo también se verá afectado, por ejemplo en Huaraz, por los deshielos. Pero si no evalúo los escenarios climáticos no puedo inferir impactos concretos.

Fernando Eguren de Cepes me mencionó en alguna oportunidad la necesidad de contar con más estaciones climáticas para recabar información, y además recién estamos elaborando un censo agrario desde 1994…

EG: Solo podemos adaptarnos al cambio climático en la medida que tengamos información. Justamente, por ello concluimos que es necesario pensar en ciertos elementos importantes para gestionar esas incertidumbres del futuro. Pasa por la información y como sirven para acciones de gestión pública.

Por ejemplo, en el tema de desastres naturales, destacamos que desde el Ministerio de Economía se han creado mecanismos para afrontar ese riesgo. Implica un desembolso importante, pero es mayor lo que debe invertirse en la reconstrucción. Recordemos el Fenómeno de El Niño y lo que significó 7% del PBI y US$ 3,500 millones para la recuperación. Ello tiene un impacto a lo largo del tiempo. En ese sentido, más que estimar un dato concreto, en el artículo buscamos crear conciencia de los futuros impactos del cambio climático.

 

Fuente: Gestión

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