Los frágiles ecosistemas de los Páramos ecuatorianos se ven amenazados por el cambio climático

Viernes, 7 Junio, 2013 - 15:15

Los "páramos", una fuente crucial de agua, están mostrando signos de fragilidad extrema y una pérdida preocupante de capacidad para conservar este recurso y mantener la supervivencia de numerosas especies que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo.

 

El páramo es un ecosistema de alta montaña situada entre 3.200 y 4.200 metros sobre el nivel del mar, y uno de los más vulnerables en Ecuador. Las amenazas que enfrenta son el resultado del cambio climático, la deforestación y los cambios en el uso del suelo.

 

El sapo jambato (Atelopus ignescens) ya ha desaparecido de los páramos, y se teme por la supervivencia de varias especies de mamíferos.

 

Estas praderas altas funcionan como una esponja, absorbiendo y almacenando grandes cantidades de agua dulce que luego se libera de forma continua que poco a poco alimenta los sistemas fluviales y evita variaciones bruscas en el flujo.

 

Sin embargo, el ecosistema de los páramos tiene una capacidad limitada para recuperar su estructura original y su biodiversidad una vez que éstas se alteran, advirtió el fundador de la organización científica no lucrativa EcoCiencia, Patricio Mena.

 

"Es intrínsecamente muy frágil, lo que significa que cualquier perturbación, e incluso las lluvias y los vientos, causan efectos significativos en el corto, mediano y largo plazo. Es por esto que se debe tratar con mucho cuidado ", dijo Mena.

 

Los páramos están desapareciendo y los recursos hídricos vitales están siendo absorbidos por los suelos volcánicos altamente permeables por debajo de ellos, es la advertencia que se comunicó en el séptimo Seminario Iberoamericano de Periodismo Científico, que tuvo lugar el 16 y 17 mayo en el sur de la ciudad ecuatoriana de Loja.

 

Un tema especialmente delicado es el de la exploración y explotación petrolera en los páramos, observó el participante español en el seminario, Seber Urgarte, profesor del departamento de comunicaciones de la Universidad Abat Oliba CEU y actualmente investigador invitado en la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL).

 

Por esta razón, es crucial para "preservar estos ecosistemas a la luz de su agua y los recursos energéticos y la biodiversidad, más allá de los intereses económicos y políticos", dijo.

 

Mena destacó que el suministro de agua de los páramos a las comunidades indígenas y a las grandes ciudades es por igual. "Quito depende casi en un 100 por ciento del agua producida y almacenada en los páramos circundantes", dijo.

 

En un estudio llevado a cabo en el marco del Proyecto Páramo Andino (PPA) encontraron que estos ecosistemas del altiplano se encuentran en 18 de las 24 provincias del Ecuador. Los más importantes son los de Napo, en el centro-norte de Ecuador, y Azuay y Morona-Santiago, en el sur.

 

La PPA, que concluyó en 2012, fue una iniciativa conjunta del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Se llevó a cabo en Ecuador, Venezuela, Colombia y Perú, con énfasis en las actividades de proyectos de investigación y participación de la comunidad local. EcoCiencia era la contraparte ecuatoriana.

 

El estudio, "Distribución espacial, Sistemas Ecológicos y Caracterización florística de los páramos en el Ecuador" (distribución espacial, los sistemas ecológicos y las especies vegetales de los páramos del Ecuador), encontró que estos ecosistemas cubren 1,33 millones de hectáreas en el Ecuador, aproximadamente el cinco por ciento de su superficie total.

 

Cerca de 40 por ciento de los páramos del Ecuador están protegidos. El área protegida más grande es en el Parque Nacional Sangay, que se extiende por las provincias de Morona-Santiago, Tungurahua, Chimborazo y Cañar, y es responsable de 261.062 hectáreas. Del 60 por ciento restante, el 30 por ciento ha sido alterado por la intervención humana, y el 30 por ciento se degradan, dice el estudio.

 

Pero Mena, quien formó parte del equipo del PPA, ha destacado que "es difícil especificar un porcentaje" o calcular un número exacto de hectáreas que se degradan. En su lugar, se debe reconocer que "todo el páramo se ve afectado, ya que el cambio climático afecta a todo el ecosistema".

 

En términos generales, los páramos de la cordillera Oriental, que son húmedos y cuya biodiversidad original se ha mantenido intacta, tienen una mayor capacidad de respuesta a las alteraciones del medio ambiente, mientras que los páramos occidentales han sufrido los efectos más graves.

 

Esta es la razón por la que Mena prefiere hablar en términos de "un mosaico que va desde páramos perfectamente bien conservados de los ecosistemas en un estado de profunda degeneración que prácticamente los ha transformado en desiertos muy frágiles, como los páramos secos (de la central provincia de) Chimborazo”.

 

Los páramos del Ecuador se caracterizan por un alto grado de flora y fauna endémicas. Ellos son el hogar de cinco especies de reptiles, 24 de anfibios y 88 de aves, de las cuales 24 de ellas no se encuentran en ninguna otra parte.

 

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censo, hay 565.858 hectáreas de tierras de cultivo en los páramos del Ecuador, lo que representa 4.85 por ciento de los 11,6 millones de hectáreas de tierras de cultivo del país.

 

Mientras tanto, "el área de la tierra en los páramos en concesión para la minería disminuyó ostensiblemente, del 40,46 por ciento en 2008 a 12,53 por ciento en 2009," declaró el ingeniero Fausto López, del departamento de ciencias naturales en la UTPL.

 

Las concesiones mineras se concentran en el sur, en las provincias de Azuay, Loja y Zamora Chinchipe.

 

López cree que "el costo ambiental es alto, debido a la amenaza para el hábitat de numerosas especies de flora y fauna". Los más vulnerables son el tapir andino, el oso de anteojos y el culpeo o zorro andino, así como las diferentes especies de anfibios.

 

"Dado que estas especies necesitan grandes áreas para su supervivencia, el establecimiento de corredores o redes de áreas protegidas es una de las mejores estrategias para su conservación", agregó.

 

Pero el biólogo Carlos Iván Espinosa explicó que "uno de los problemas en las zonas tropicales es la falta de información histórica sobre las especies e incluso en el comportamiento climático".

 

"Hay muchas especies que aún no han sido descritas y que podría estar desapareciendo debido a los efectos del cambio climático", sostuvo Espinosa, también investigador de la UTPL.

 

El mayor desafío, destacó Mena, es dar a conocer el hecho de que "los páramos son una parte de nuestra vida cotidiana en forma indirecta a través del suministro de agua."

 

 

Fuente: IPS

 

Work regions: 
Mountain Ranges: 
Author: 

Comentarios via Facebook

randomness