El suelo pierde un 30% de carbono con el monocultivo afirma una investigación

Viernes, 31 Mayo, 2013 - 11:19

Por Fundación Agreste, corresponsal de InfoAndina 

 

Una investigación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria  argentino (INTA) delegación Coronel Suárez (Provincia de Buenos Aires) junto a la Universidad Nacional del Sur, indica que con el monocultivo de soja se reduce entre un 20 y 30% el carbono o materia orgánica en el suelo, lo que impacta a largo plazo en su rendimiento.

 

En un contexto mundial en el que se estima que la demanda de agroalimentos crecerá un 70% en los próximos 40 años, la producción sustentable y la conservación de los recursos naturales ocupan un rol clave.

 

En esta línea, Eduardo Sá Pereira, Jefe de la delegación Coronel Suárez del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), destaca la importancia de cuidar el suelo para las próximas generaciones, mediante prácticas agrícolas sustentables.  “Los monocultivos, aún bajo siembra directa, generan una importante pérdida de suelo y reducen la productividad debido a la pérdida de nutrientes y carbono”. Además “La soja es una gran consumidora de nitrógeno, fósforo, potasio y azufre, que los extrae del suelo y aporta muy poco residuo a cambio”.

 

El especialista recomienda adoptar la rotación de cultivos con pasturas, ya que además de asegurar una cobertura de residuos permanente aporta un 24% de carbono orgánico en los primeros 20 centímetros del suelo.

 

El carbono está compuesto por residuos de cosechas, restos microbianos y micro fauna, lo que garantiza la calidad y productividad del suelo. “Las pérdidas de materia orgánica, debido al mal uso de la tierra, son difíciles de detectar ya que se producen muy lentamente con daños, a veces, irreparables”, recalca Eduardo Sá Pereira, y llama a reflexionar sobre la importancia de proteger los suelos productivos, que son la verdadera fábrica de alimentos. “Es nuestra obligación cuidar este recurso natural, que tomamos de prestado de generaciones anteriores, para devolverlo en buen estado a las futuras”.

 

De acuerdo con Roberto Casas, Director del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del INTA, el problema radica en que “aún no se comprende que la vida sobre la tierra depende, en gran medida, de las diferentes funciones cumplidas por la delgada capa de suelos: provisión de alimentos, uso sustentable del agua, conservación de la biodiversidad y control del clima global”, señaló el especialista.

 

Es así que advierten sobre el avance del monocultivo en reemplazo de las rotaciones tradicionales, esto tiene un impacto desfavorable sobre las funciones del suelo y la sustentabilidad del agroecosistema. Sólo se repone aproximadamente la tercera parte del total de los nutrientes extraídos por los granos.

 

Según las estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la tercera parte de las 2.000 millones de hectáreas de suelos productivos del mundo registran procesos degradatorios entre moderados y severos. “Cuando los suelos pasan de naturales a cultivados presentan un marcado cambio en su uso lo que altera sus propiedades y funcionamiento”, explica Eduardo Sá Pereira.

 

Pero, los especialistas aseguran que no todo está perdido, con la incorporación de la rotación, cultivos de cobertura, pasturas y fertilización se puede recuperar el carbono perdido, aunque  “Lleva mucho más tiempo reponer el daño que ocasionarlo”, reflexiona Eduardo Sá Pereira.

 

 

Fuente: INTA (publicado por Agrovalor)

 

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