Articulando agricultura, seguridad alimentaria y nutrición en los Andes: Oportunidades, desafíos y avances de la innovación en papa

Por: André Devaux, Jorge Andrade-Piedra, Miguel Ordinola / Centro Internacional de la Papa (CIP)
La papa en la región andina
La papa es una de las principales fuentes de ingresos y mano de obra en los Andes rurales. Sin embargo, los rendimientos promedios en algunos países aún son bajos: 13.7 t/ha en Perú, 7.8 t/ha en Ecuador y
5.2 t/ha en Bolivia, mientras que en Colombia se llega a 17.5 t/ha. Los bajos rendimientos en estos países se deben al limitado acceso a innovación tecnológica, capacitación y crédito.
El consumo promedio per cápita anual de papa durante el periodo 2002-2006, fue de 25.3 kg en Ecuador, 56.3 kg en Bolivia, 83.5 kg en Perú y 62.0 kg en Colombia, cifras que sobrepasan el promedio mundial (33.5 kg), a excepción de Ecuador.
1. Importancia de la papa y la seguridad alimentaria
Producción y calidad nutritiva de la papa
La papa es originaria de los Andes, existiendo alrededor de cinco mil variedades nativas en este territorio. La población alto andina tiene un amplio conocimiento sobre su cultivo, consumo y comercialización, siendo un cultivo profundamente arraigado en la lógica del pequeño agricultor.
La producción de papa por unidad de superficie y unidad de tiempo es una de las más interesantes entre los alimentos básicos por su aporte a la generación y provisión de alimentos. “Una hectárea de papa con siete toneladas de rendimiento, produce un promedio de 130 mega joules(1) de energía digestible por día, comparado con los cereales: arroz con 150 y maíz con 145(2)”. El alto rendimiento energético de la papa se vuelve más importante en regiones donde existen escasas alternativas productivas, como los Andes, convirtiendo a la papa en un alimento estratégico.
Se conoce que una vez hervida, una papa de tamaño promedio proporciona aproximadamente la mitad de las necesidades diarias de un adulto en vitamina C, así como importantes cantidades de hierro, potasio y zinc. La papa contiene también cantidades importantes de vitamina B y proporciona oligoelementos esenciales tales como manganeso, cromo, selenio y molibdeno. Además, su alto
contenido en vitamina C, mejora la absorción del hierro(3). Respecto a su peso en seco, el contenido de
proteína de la papa es análogo al de los cereales y es muy alto en comparación con otras raíces y tubérculos. Actualmente los científicos buscan desarrollar un valor nutricional agregado a la papa, con el mejoramiento de variedades o la biofortificación, como una alternativa para mejorar el estado nutricional en las comunidades rurales y en las poblaciones urbanas pobres, donde las personas no pueden pagar o acceder a suplementos vitamínicos o alimentos enriquecidos.
2. Pobreza y desnutrición crónica en el contexto regional andino
Aunque la pobreza y la desnutrición crónica se han reducido considerablemente en la región andina, estos problemas continúan limitando la calidad de vida de una parte importante de la población en Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia. Las tasas más altas de pobreza y desnutrición crónica se encuentran entre la población rural, aun cuando todos estos países están experimentando un rápido proceso de urbanización. (cuadro 1).
Se debe indicar que la desnutrición crónica infantil es un problema social muy importante porque a corto plazo incrementa en el niño su riesgo a morir y enfermar de ceguera (por falta de vitamina A). Además, produce deterioro neurológico, reduce la función inmune (deficiencia de hierro), retrasa el crecimiento, aumenta la susceptibilidad a las infecciones (deficiencias de zinc). También es importante porque el niño que ha sufrido desnutrición tendrá luego problemas de desempeño escolar y de rendimiento cognitivo. Al afectarse el rendimiento cognitivo y la educación, la desnutrición repercute posteriormente en bajos salarios y pobre productividad. Por otro lado, está demostrada la correlación entre desnutrición y pobreza, siendo la desnutrición un factor de trasmisión intergeneracional de la pobreza.
En las zonas andinas, una de las principales causas de la anemia y la desnutrición crónica infantil es la deficiencia de macro y micro nutrientes. En este contexto, la pregunta que surge es, cómo los sistemas de producción basados en papa pueden contribuir a mejorar esta situación (investigación preliminar indica que la papa y particularmente las nativas, pueden ser una fuente complementaria de hierro y zinc).
3. Hacia un modelo integrado para la agricultura, la seguridad alimentaria y la nutrición en los
Andes
La propuesta de intervención en seguridad alimentaria y nutricional se enfoca de manera integral y complementaria, como se percibe en el gráfico adjunto. Se actúa en el campo de los sistemas de producción, para aumentar la disponibilidad de alimentos, y en la generación de ingresos que faciliten el acceso a estos. De manera complementaria a la mayor disponibilidad y calidad de alimentos, hay que asegurarse que estos sean consumidos en forma adecuada, trabajando en la educación nutricional de la madre, actor clave en el proceso. Este enfoque promueve la generación de innovaciones, como por ejemplo, alternativas para enfrentar el cambio climático, alimentos con mayor contenido nutricional, diversificación de las dietas, mejoras en el uso de semilla, selección participativa de variedades, entre otras.
Esta estrategia se viene aplicando en sistemas de producción basados en la papa, en el marco de experiencias como la del proyecto IssAndes(4). Este proyecto promueve acciones de educación nutricional, complementando los programas sociales que ya vienen operando en las regiones. La evaluación realizada indica que el consumo de ciertas variedades de papa nativas o biofortificadas
puede cubrir entre el 20 y el 25% de las recomendaciones de hierro y zinc —muy relacionados con la presencia de anemia o con la forma «escondida» de la desnutrición— necesarios para mujeres y niños menores de 3 años. Si a esto se le agrega la diversificación del consumo con otro tipo de alimentos (hortalizas, productos cárnicos, entre otros), los impactos nutricionales pueden ser más importantes.
La necesidad de promover la innovación y articular intervenciones
En función de lo anterior, una conclusión es la necesidad de que el Estado fortalezca los enfoques orientados a la seguridad alimentaria y nutricional en diferentes niveles (territorial, local y nacional). Las intervenciones del Estado deben aprovechar el gran potencial de la biodiversidad, los actuales sistemas de producción de los pequeños productores y también fortalecer la educación nutricional, especialmente de las madres.
Con este enfoque de trabajo, el CIP y sus socios de la región andina, buscan responder a los retos que implica integrar agricultura, nutrición y salud humana e interactuar con una amplia gama de actores, que permitirá fortalecer la innovación agrícola para la seguridad alimentaria a favor de los pobres.
(1) 1 mega joule = 239 kilocalorías. Según la Organización Mundial de la Salud, el consumo recomendado de energía diaria para mujeres es alrededor de 8megajoules y 10 megajoules para hombres.
(2) Vries, C.A. de; Ferweda, J.D. and Flack, M. 1967. Choice of food crops in relation to actual and potential production in the tropics. Netherlands. J. Agric. Sci. 15:241-8. Woolfe, J. 1992. Sweetpotato and untapped food resource. Cambridge University Press. 643 p.
(3)http://www.potato2008.org/es/lapapa/hojas.html
(4) Proyecto IssAndes (Innovación para la Seguridad y Soberanía Alimentaria en los Andes) del Centro Internacional de la Papa (CIP), con el apoyo de la Unión Europea. <www.issandes.org>.
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